De dos a ocho positivos diarios... a superar los setenta en apenas diez días. Este es el estado de la pandemia del COVID-19 en La Rioja, que ya mantiene confinados a 1.067 riojanos, según informó este sábado la consejera de Salud y portavoz del Ejecutivo regional, Sara Alba, en la rueda de prensa posterior el Consejo de Gobierno extraordinario. Alba añadió que la mayoría de los afectados son jóvenes entre los 15 y los 29 años que, en un porcentaje «muy elevado», se infectaron en momentos relacionados con el ámbito del ocio. Con todo, la consejera sostuvo que la comunidad «no se encuentra», a día de hoy, ante una segunda oleada del coronavirus. Todos los casos están controlados y el sistema sanitario resiste el envite.
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Eso sí, Alba impelió a toda la ciudadanía, especialmente a los más jóvenes, a actuar «con responsabilidad», pues en la mano de cada uno está contribuir a que los protocolos de actuación establecidos en el sistema sanitario impidan que se desboquen las cifras como está ocurriendo en algunas comunidades vecinas. En la actualidad hay 293 casos activos, setenta más que el viernes.
Esas estrategias giran en torno a dos ejes fundamentales, que están guiando la actuación del Servicio Riojano de Salud (SERIS): la detección precoz y la implementación de un plan de escalada para tener listo todo el sistema asistencial de la región en caso necesario.
En cuanto a la localización prematura de los posibles casos, el SERIS ha puesto en marcha un sistema de rastreadores multidisciplinar (enfermeros, médicos, epidemiólogos, microbiólogos, etcétera) que supera, incluso, las recomendaciones realizadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS): un rastreador entre 3.000 y 4.000 habitantes, cuando la OMS fijó como aconsejable entre 5.000 y 5.500 personas. Además, está desarrollado varias campañas a través de mensajes SMS enviados a la población, discriminados por edades, que permiten localizar a los posibles infectados sometiéndolos a pruebas PCR. En la actualidad, por ejemplo, hace un seguimiento específico de la población en las localidades que en estos días deberían estar celebrando sus fiestas patronales y que, al haberse suspendido, se reúnen en comidas sociales. Ambas estrategias se han mostrado sumamente eficaces para detectar y tener controlados a los asintomáticos positivos, así como para delimitar sus contactos estrechos y ponerlos en cuarentena.
Estas medidas han permitido reducir la presión asistencial en los hospitales riojanos que, no obstante, y ante la posible llegada de una segunda oleada de la pandemia, se han dotado de un protocolo de actuación. Además de prácticamente duplicar la capacidad de la UCI del San Pedro (de 17 a 32 camas), con carácter general se ha establecido un plan de escalada. Ese programa prevé desde reforzar la Atención primaria a seguir aumentando camas, tanto de UCI como de plantas, al aprovisionamiento de material suficiente a todos los niveles (diagnóstico, respiradores, etcétera) y al refuerzo máximo humano en las distintas áreas.
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Con todo este dispositivo, Salud espera tener la situación epidemiológica regulada y descarta un atasco estructural en el convencimiento de que el sistema sanitario público ha ganado músculo y ya tiene experiencia ante una crisis que le sobrevino en primavera, como a todos los sistemas sanitarios del mundo.
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Diego Marín A.
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