La Rioja recobra el pulso a partir del lunes pero sin bajar la guardia

Como explicó hoy la consejera de Salud, Sara Alba, a partir del lunes y con los datos epidemiológicos actuales, La Rioja se ubicará en el nivel 4 de los 6 sobre los que se ha diseñado el denominado Plan de Medidas según Indicadores (PMI). ¿En qué se traduce? Fundamentalmente implica la reapertura de la actividad no esencial cuyo cierre se decretó el 22 de enero con el objetivo de contener la propagación del virus que en ese momento estaba desbocado.

También se levanta el cierre perimetral por municipios, de modo que se podrá transitar entre localidades si bien las fronteras regionales seguirán blindadas. El toque de queda se fija a partir de ahora entre las 11 de la noche y las 5 de la mañana y el número máximo de personas en las reuniones sociales será de seis, salvo para los grupos de convivencia estable. Un escenario que impone otra ristra de condiciones por espacios y actividades, especialmente en cuanto a aforos y distancias, y que podrán relajarse o endurecerse en la medida que la enfermedad remita o dé signos de propagación.

¿Cómo funciona el semáforo? De forma similar a como opera en otros territorios como el País Vasco, donde a cada escala corresponde una serie de medidas. Consta de seis peldaños equivalentes a otros tantos escenarios de pandemia y cada uno de esos eslabones se compone a su vez de ocho indicadores que miden tanto variables de carácter epidemiológico (incidencia acumulada a 14 y 7 días, positividad de las pruebas realizadas, porcentaje de casos con trazabilidad...) como de presión asistencial (ocupación de camas hospitalarias y puestos UCI...)

A la hora de evaluar cada nivel, se tendrá en cuenta que al menos dos variables epidemiológicas y una asistencial estén en la ratio correspondiente. Además también se ponderarán otros factores cualitativos y de contexto, tales como la tendencia en cada coyuntura o la afectación de colectivos vulnerables. A diferencia de la comunidad vasca donde la activación de cada nivel y la aplicación de las indicaciones adjuntas es automática en cuanto concurren los números previstos, en La Rioja se hará de forma expresa mediante acuerdo de Consejo de Gobierno y decreto de la presidenta.

Otra de las claves del semáforo ya en marcha es que la aplicación de las medidas que contiene será global para toda la comunidad autónoma, si bien se podrán definir niveles de riesgo superiores para municipios de más de 3.000 habitantes que ejercerán de guía para testar la evolución. En cualquier caso, ninguna localidad podrá estar en un estadio de riesgo inferior al conjunto de la región.

Alba abundó en esta idea que sirve de patrón para las medidas que puedan ir implementándose. «Teniendo en cuenta que somos una comunidad autónoma uniprovincial y que solo contamos con un único espacio para atender a pacientes críticos (en el hospital San Pedro), cualquier evolución del riesgo se hará en relación a la situación en el conjunto de la región», especificó la también portavoz gubernamental, para agregar: «Por lo tanto, ningún territorio podrá estar en un nivel de riesgo por debajo del aprobado por la Comunidad Autónoma».

La titular de Salud no quiso que el anuncio avanzado la semana pasada y concretado ayer pueda interpretarse como el principio de la desescalada o incentivar la relajación. «Aún es pronto para hablar del final de la tercera ola», avisó al advertir de que muchos de los parámetros siguen a la baja, pero otros cruciales como el de hospitalizaciones desciende aún muy tímidamente. «Es necesario seguir extremando las precauciones», insistió para resaltar una de las virtudes que a su juicio contiene el Plan de Medidas según Indicadores: una «estabilidad» con la cual equilibrar las vertientes sanitaria, social y económica de la patología mientras la inmunidad llega por la vía de la vacunación.

La puesta de largo del 'semáforo' que a partir de ahora modulará el escenario según la evolución del virus sirvió a Sara Alba para destacar la efectividad de las restricciones decretadas en La Rioja. «Las medidas han funcionado», sentenció apoyada en la drástica reducción de la incidencia en las dos últimas semanas. «La reducción de la movilidad y la limitación de las reuniones se han demostrado como la mejor fórmula para cortar la cadena de transmisión», reflexionó en una velada alusión a la hostelería y el comercio, cuyo cierre forzoso ha puesto a ambos sectores en pie de guerra contra la administración por la falta de apoyos. Antes de que en la misma comparecencia su homólogo de Desarrollo Autonómico desgranara la ayudas directas recogidas en el nuevo plan de rescate, la consejera de Salud subrayó: «Han sido medidas duras e impopulares, pero necesarias;van solo en contra del COVID y siempre, siempre, a favor de la salud de los riojanos». En esa misma línea argumental se inscribe el reiterado mensaje de que la actuación del Gobierno de La Rioja busca conjugar todos los intereses en juego. «Aún no estamos en un escenario de erradicación del virus», prologó para señalar que la estrategia hasta que llegue ese punto debe ser la de «convivir con el virus guardando un equilibrio entre lo sanitario, lo económico y lo social».

En ese afán encuadró igualmente el Plan de Medidas según Indicadores, que no nace de la nada. «Tiene su origen tanto en los planes de contingencia como en los documentos de paso de fase trabajados desde la primera ola de la pandemia», reveló indicando cómo el despliegue de la campaña de vacunación ha dotado al PMI de un nuevo horizonte. Y todo ello, insistió Alba como ya hizo la semana pasada al bosquejar el avance que ahora se da, «contando con las aportaciones de los agentes sociales y los sectores implicados, así como de las diferentes consejerías».