Borrar
Calahorra, vacía a mediodía de ayer, como evidencia esta foto de la calle Paletillas.

Ver fotos

Calahorra, vacía a mediodía de ayer, como evidencia esta foto de la calle Paletillas. I.A.

La ciudad es un caballo de Troya

SANCIONES ·

La actividad en las calles se redujo durante la jornada de un domingo que amaneció soleado y anocheció lluvioso, con la actuación informativa y disuasoria de la Policía Nacional y de la Guardia Civil

Diego Marín A.

Logroño

Lunes, 16 de marzo 2020, 07:37

Pudo haber sido una soleada y agradable jornada dominical, pero no. Al final, el día se enturbió y a media tarde sucumbimos a la lluvia. A primera hora de la mañana todo era más o menos normal, con gente paseando a los perros, deportistas saliendo a correr o pedalear y otros, simplemente, dando un paseo, comprando el pan, sacando al perro cotidianamente. Solo, quizá, un poco menos gente de lo habitual y sin apenas pararse a hablar, guardando una distancia mayor a lo acostumbrado. Nada realmente especial. Y ese era el problema, que sí lo era.

Pronto la Policía Nacional se apostó en las salidas de la ciudad, en las avenidas de Zaragoza y de Madrid, además de en la Gran Vía, para advertir a los conductores y transeúntes de que había que permanecer en casa por el coronavirus. «¡Esto es un cachondeo! La gente quiere ir a la huerta como si nada», exclamaba un agente en uno de los controles mientras un compañero paraba a un vehículo y espetaba a su ocupante: «Caballero, ¿pero a dónde va? ¿No sabe que estamos en estado de alarma?». Seguramente ya todos lo saben, todos lo sabían, pero puede que muy pocos fueran realmente conscientes. No hay que salir de casa si no es estrictamente necesario: comprar un alimento o un producto imprescindible, acudir a trabajar, sacar al perro... Y se debe hacer con responsabilidad: en solitario, por el entorno de la vivienda, guardando distancia con otras personas. Toda precaución es poca y necesaria.

  • 100 euros, y hasta 600, las leves, por incumplimiento de las restricciones de circulación peatonal o faltas de respeto y consideración a un miembro de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.

  • 601 euros, y hasta 30.000 , las graves, como las acciones y omisiones que impidan el funcionamiento de los servicios de emergencia, provocando o incrementando un riesgo para la integridad de las personas, así como la desobediencia o la resistencia a la autoridad.

  • 30.001 euros, y hasta 600. 000 , la celebración de espectáculos públicos o actividades recreativas quebrantando la prohibición ordenada por la autoridad.

Enrique Ramalle, director general de Salud del Gobierno de La Rioja, señaló en rueda de prensa que «estamos dando un buen ejemplo», recordando que «el primer día todavía se veían familias con sus niños en los parques», y entendiendo que esta situación, paulatinamente, se estaba corrigiendo. «Los espacios, aunque sean privados, de zonas residenciales, no tienen que estar ocupados. La gente tiene que estar en sus casas. Aunque la gente sea joven, pueden contagiar a personas con una enfermedad previa o los mayores».

En la tarde de ayer se constituyó en la Delegación del Gobierno en La Rioja el Centro de Coordinación bajo la autoridad de la delegada, María Marrodán, con el fin de afrontar la situación de emergencia con el objetivo de «garantizar el cumplimiento de todas las medidas contenidas en el Real Decreto» por el cual se declaró el estado de alarma. Por ejemplo, así se asegura que las personas únicamente circulen por las vías de uso público para la realización de las actividades que permite el Real Decreto.

Además, se establece un régimen sancionador en base a la Ley de Protección Ciudadana. Las infracciones leves, como incumplir las restricciones de circulación peatonal o faltar el respeto a un miembro de las Fuerzas de Seguridad, puede suponer entre 100 y 600 euros de multa; las graves, como impedir el funcionamiento de los servicios de emergencia, provocando un riesgo para la integridad de las personas, así como la desobediencia o la resistencia a la autoridad, podría acarrear multas de entre 601 y 30.000 euros; y las muy graves, como la celebración de espectáculos públicos o actividades recreativas quebrantando la prohibición, desde 30.001 hasta 600.000 euros.

La Policía Local de Logroño recordó ayer con patrullas y megafonía por la vía pública la obligación de mantenerse en los domicilios. Y el Ayuntamiento logroñés aconsejó limitar las salidas de casa «a lo imprescindible» y lavarse asiduamente las manos «por prudencia, solidaridad y sentido común». Tanto la Policía Nacional como la Guardia Civil ejercieron una labor informativa, incluso disuasoria, advirtiendo a muchos ciudadanos la prohibición, por ejemplo, de ejercitarse al aire libre, de montar en bicicleta, de usar un patinete eléctrico. Incluso dar un paseo es algo que no se permite. Un hombre a mediodía andaba con ritmo alegre y a pecho descubierto por el parque del Iregua, ajeno a todo.

«No se puede salir a tomar el aire. De hecho, tomar el aire es perjudicial ahora mismo», recomendaba un agente a otro conductor en el control de avenida de Madrid. Y otra, al cruzarse con unos transeúntes en la calle, dijo: «Les recuerdo que estamos en estado de alarma, procuren salir lo menos posible de casa. Y menos aún con niños».

La Guardia Civil detuvo a los ciclistas que pasaban por la N-111, a la altura de Torrecilla en Cameros, para informarles de la situación e, incluso, acudió al embalse González-Lacasa por la presencia de pescadores, ordenándoles que se fueran. También hubo movimiento en el campo de golf de Sojuela, aunque para recoger y cerrar, permitiendo a los socios acudir a recoger sus pertenencias de las taquillas. La Guardia Civil detectó movimiento y preguntó, sin intervenir. Donde sí se actuó fue en un bar de la avenida del Club Deportivo de Logroño que abrió a primera hora.

Los rayos y truenos contribuyeron a que, ya avanzada la tarde, definitivamente las calles de toda la región se vaciasen y ya ni siquiera los dueños de perros paseaban a sus mascotas. Casi apetecía quedarse en casa ante lo desapacible en que se había convertido el domingo. La ciudad quedó engañosamente desierta, como cuando España jugó aquellas finales de Eurocopa y Mundial. Anocheció más pronto de lo habitual y no parecía haber nadie. Sin embargo, todo el mundo estaba allí, confinado, como un caballo de Troya, dispuesto a esperar. Esperar para vencer.

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

larioja La ciudad es un caballo de Troya