Vehículos policiales en el Ecoparque tras el descubrimiento de un cadáver en 2008 Justo Rodríguez

El contenedor, una forma no tan extraña para deshacerse de un cuerpo

A lo largo de sus casi veinte años de historia, el Ecoparque ya ha vivido otros macabros hallazgos de cuerpos

Víctor Soto

Logroño

Viernes, 27 de diciembre 2024, 17:57

El disgusto vivido este viernes por los trabajadores del Ecoparque de La Rioja que se toparon cara a cara con el cadáver del bebé fallecido ... no es un hecho aislado sino que se ha repetido en al menos otras tres ocasiones en los 17 años de historia del recinto.

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Los contenedores han sido vistos en muchas ocasiones por los asesinos como un medio rápido para deshacerse de un cadáver, sin valorar que los actuales sistemas de recogida y gestión hacen casi imposible que un cuerpo pase desapercibido.

Hay que remontarse al 11 de octubre de 2021 para encontrar la última vez que se activaron los protocolos existentes (además de por la aparición de cadáveres también existe uno similar para explosivos, por ejemplo). Entonces fueron unos restos humanos en avanzado estado de descomposición los que provocaron el paro temporal de la planta y la apertura de una investigación de la que nada más ha trascendido.

En diciembre de 2018 también tuvo lugar un suceso similar. En esta ocasión el hallazgo del cuerpo se produjo momentos después de que uno de los camiones de recogida descargase en el Ecoparque. Con los datos de la ruta seguida por el vehículo y los de la propia víctima, un rumano de 34 años vecino de Logroño, se pudo determinar que el cadáver fue depositado en un contenedor del barrio de La Estrella.

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El violento crimen, en el que se barajó un posible ajuste de cuentas por temas relacionados con las drogas todavía no se ha cerrado ni se han llevado a cabo detenciones.

Sí que se logró encontrar a los implicados en el crimen de Jean Miafeu, un joven camerunés de 23 años, cuyo cuerpo desmembrado fue depositado en un contenedor de Arnedo y trasladado hasta el centro de gestión de residuos ubicado en Villamediana de Iregua. Allí, equipos especializados de la Guardia Civil tardaron varias jornadas en localizar sus restos.

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El autor del macabro asesinato, un ciudadano ruso y vecino de Arnedo que entonces contaba con 37 años de edad, huyó de España poco después de los hechos para eludir la justicia. Pese a haberse realizado varias requisitorias a Rusia para su localización y extradición, estas han quedado como papel mojado. Solo un amigo del presunto asesino, que trabajaba como conductor de camiones de basura y que fue el encargado de trasladar los restos desde la ciudad riojabajeña hasta el Ecoparque, fue condenado a una pena menor (una multa) por omitir el deber de impedir delitos.

En el caso de Miafeu, la investigación pudo determinar que el joven camerunés había estafado 50.000 euros a su asesino con el denominado como timo de los billetes tintados. Aunque el delito, relacionado con la compraventa de un coche tuvo lugar en Bruselas, la casualidad quiso que años después los caminos de ambos se volvieran a cruzarse en La Rioja.

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No hubo piedad por parte del estafado. La investigación de la Guardia Civil determinó que el ciudadano ruso había retenido durante dos días a Miafeu para, al no lograr recuperar la cantidad defraudada, matarlo con saña y descuartizarlo.

Muy cerca de la muerte

A los casos ya irreversibles de fallecimiento en el Ecoparque, hay que sumar otros que han estado a punto de acabar de la peor forma. Por ejemplo, en mayo de 2011, un camión de reciclaje de papel a punto estuvo de triturar a un joven que se había guarecido en un contenedor azul de la calle Madre de Dios. Afortunadamente, los gritos pusieron en alerta al conductor segundos antes de que el hombre pereciese aplastado.

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Y en febrero de 2012, un hombre de origen rumano tuvo la suerte de escoger uno de los contenedores finales de la ruta este de la capital (Lobete, Duquesa de la Victoria, Obispo Blanco Nájera...). Esto le salvó la vida, ya que la carga de ese recipiente no fue compactada.

Así, su viaje terminó en el Ecoparque de La Rad de Varea, donde fue descargado sin miramientos en el foso. Los golpes, afortunadamente, solo le provocaron magulladuras.

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