Uno de los casos más graves de intercambio de bebés en España

Poco después de nacer, dos bebés fueron trasladadas a sendas incubadoras porque tenían ictericia. Allí fueron tratadas con lámparas especiales y días después devueltas a sus familias, pero la enfermera (que después se conoció que tenía problemas de alcoholismo) las intercambió. Nadie hizo caso de las quejas de las madres y veinte años después, un tribunal dictaminó que habían sido intercambiadas y les concedió una indemnización de 1,88 millones de euros.

También es similar el intercambio registrado en Las Palmas. En 2008 se conoció la historia de dos parejas de gemelas separadas por un error del Hospital del Pino al nacer. A los 20 años, a una de las intercambiadas le detectaron una leucemia, pero nadie en su familia pudo hacerle en una donación de médula al no ser compatibles. Año después se conocería que en 1973, tres de los cuatro bebés nacidos en sendos partos dobles compartieron estancia en la unidad de prematuros del hospital. Hasta ahí, todo normal, pero en el momento de la entrega a sus padres dos de ellos fueron intercambiados. Según informaba El País en el 2008, el caso estaba judicializado y la consejería de Sanidad de Canarias anunció que abría la puerta a indemnizar a las gemelas con un máximo de 700 euros.

Antes y también en España, en 2004, hubo un cruce de bebés en el Clínico San Carlos (Madrid), que apenas duró unas horas. Tres horas después de recibir el alta y marcharse a casa con su nuevo hijo, una mujer recibió la llamada del hospital en la que le pedían que regresara porque se había producido una confusión en la entrega del bebé.

En Málaga, en 2013, también se produjo un hecho similar que también duró horas. Un error humano en el Hospital Materno Infantil hizo que un bebé fuera cuidado durante un par de horas por los padres de otro bebé. Localizar el error fue más sencillo ya que eran de diferente sexo. La abuela de la presunta niña, al no encontrarle parecido con nadie de la familia, le quitó el pañal y encontró la sorpresa. Era varón.

El caso más grave se conoció en 2019. Una enfermera de la sala de maternidad del Hospital Universitario de Lusaka (Zambia) durante más de 12 años confesó haber intercambiado a cerca de 5.000 bebés «por diversión».