El campo riojano dice 'basta' y clama por revertir las trabas que amenazan su futuro

Convocados por las organizaciones ARAG-ASAJA, UPA-Rioja y UAGR-COAG, agricultores y ganaderos de toda la comunidad están llamados a clamar por una reversión de la coyuntura en una manifestación que partirá a las 10 horas desde el Palacio de los Deportes. La marcha discurrirá desde allí hasta El Espolón, recorriendo las calles de la capital en una exhibición de músculo y unidad que interpela directamente a las administraciones y la sociedad en su conjunto. A quien atenúe la cuestión, solo un dato: el sector primario ha descontado en La Rioja 1.800 efectivos en las dos últimas décadas, sin un relevo generacional además que pueda enjugarlo.

Las trabas que atenazan al sector son múltiples y se despliegan a la vez por diferentes flancos, como una tormenta perfecta que sigue sin escampar. Si fuera obligado establecer un ranking de obstáculos, en la cima bien podría situarse la falta de rentabilidad. Una crisis de precios de los productos agrarios por debajo de los costes de producción que afecta principalmente a los frutales, pero también a las hortalizas, la remolacha o la patata, donde se han producido los mayores descensos de superficie dedicada a sus cultivos en los últimos tiempos. Tampoco el sector ganadero escapa de una coyuntura similar. Y especialmente el extensivo, donde criar por ejemplo un ternero puede llegar a costar el doble que su precio de venta final. Sin olvidar asimismo el ámbito del vino con operaciones de uva en las dos últimas campañas en las que, según las OPA, se han establecido para los viticultores precios «inadmisibles». Un escenario que lleva a los profesionales del campo en su conjunto a exigir un cumplimiento efectivo de la Ley de la Cadena Alimentaria que garantice un futuro beneficio para quien apuesta por el medio rural y su rendimiento.

Sobre esa losa cae otra losa: la del aumento de los costes de producción. Los números son precisos y hablan por sí mismos, con un incremento de las semillas cifrado en el 19%, un alza del 30% del coste de los piensos, un encarecimiento del 60% del gasóleo en La Rioja, el 48% en el caso de los fitosanitarios o hasta del 190% para los fertilizantes de cobertera. La maquinaria y otros tipos de energía como la eléctrica también se conjuran contra la falta de rentabilidad. Si a escala doméstica la subida de los precios es dura, en las explotaciones agrarias y ganaderas roza lo insostenible. A todo ello se une otra circunstancia nada menor, como son los daños provocados por la fauna silvestre en múltiples sectores mientras los damnificados exigen a la Administración una respuesta a la altura del impacto en sus rentas que provocan lobos, conejos o jabalíes.

La reciente reforma de la PAC no alivia según los sindicatos la presión, dado que aumenta las obligaciones que los profesionales del agro deben cumplir mientras padecen la competencia desleal de los alimentos llegados de otras partes del mundo sin las restricciones y exigencias que impone la UE para la producción interna.

El resultado de la ecuación es inevitablemente negativo para el campo riojano, que el miércoles no solo exigirá un presente mejor, sino un futuro posible.