Cambiar para ser aún más mujer
8M: Día Internacional de la Mujer ·
A los 40. Cuatro riojanas explican cómo dar un golpe de timón a la vida para sentirse «más completas», sin complejos ni estériles rivalidades de géneroSecciones
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8M: Día Internacional de la Mujer ·
A los 40. Cuatro riojanas explican cómo dar un golpe de timón a la vida para sentirse «más completas», sin complejos ni estériles rivalidades de géneroLa fotografía que ilustra esta información lo dice todo: cuatro mujeres se ríen confidentes paseando por el centro de la ciudad de Logroño. Se las percibe decididas; se las presume con paso firme y fuerte; ni atisbo de complejos o de miedos en sus miradas. Ninguna cumplirá ya los 40 y, sin embargo, es ahora, a partir de esa edad, cuando manifiestan una felicidad incontenida, desbordada. Casi se puede decir que más genuina.
Estos cuatro torrentes rebosantes son Maite Garrido, María Zorzano, Lidia Calvo y Leticia Viñuela. Las cuatro decidieron en plena madurez dar un golpe de timón y virar por completo sus rumbos. «Cambiar para quemar etapas y, si no te gusta dónde llegas, volver a cambiar hasta conseguir sentirte plena», explican. Las cuatro querían más, sabían el 'qué' y pusieron todo su empeño en lograrlo. Y lo consiguieron. Por lo menos en su meta más inmediata. No se descartan nuevos retos. ¿Con qué objetivo? Con el de ser más mujeres, sin dejar de ser las mismas mujeres, pero siendo a la vez diferentes mujeres. ¿Quién dijo que la cuadratura del círculo es imposible? Ellas encontraron su propio método para resolverlo y aceptaron la propuesta de Diario LA RIOJA para compartirlo con todos los lectores.
Quien más quien menos sintió inicialmente cierto vértigo al cambio: las cuatro tomaron su decisión en un momento en el que aún no había concluido, ni de lejos, la crianza de los hijos, pero dieron el paso adelante alentadas por tres motivos. Primero y fundamental: tenían claro que buscaban algo más, que les quedaba «la mitad de la vida» por delante, y que tenían ansias de aprender, «de nutrirse intelectualmente». Segunda premisa: saber qué hacer. Es decir, valorar posibilidades, descartar y seleccionar la definitiva. Y, tercer elemento clave: tener tiempo propio. Para ello resultó imprescindible contar con el apoyo de sus parejas que si, a priori, «ya coparticipaban» en la organización de la familia, la nueva etapa que ellas abrieron supuso para ellos asumir mayores cuotas de responsabilidad y aceptar ciertas renuncias.
En los cuatro casos, nuestras protagonistas volvieron a la universidad, doblando en edad a sus compañeros: Maite hizo Enfermería y dos master en la Universidad de Barcelona para especializarse todavía más; María, licenciada en Empresariales, cursa en la actualidad un master en la UNIR en Direción y Gestión de Recursos Humanos; Lidia también pasó por la UNIR, donde completó un master en Comunicación y Marketing Político (fue premio extraordinario) y Leticia hizo lo que desde niña le gustaba: un grado en la Universidad de La Rioja de Lengua y Literatura Hispánica (también premio extraordinario), donde ahora es profesora desde hace tres años (cuenta con dos master).
Para ninguna de las cuatro coger los libros con 40 o más años le ha supuesto un obstáculo titánico. Ahora bien, tampoco ha sido un proceso sencillo, «porque llevas años sin estudiar y es como una especie de entrenamiento que tienes que retomar». Además, todas coinciden en que su esfuerzo ha sido ejemplarizante para sus hijos –o lo está siendo, caso de María, que acaba de empezar el master– y que, si hay algo que diferencia a las mujeres de los hombres, sin caer en la generalización de estereotipos o en abrir estériles debates de rivalidad de género es que «tenemos un espíritu de sacrificio más acentuado» que inunda todas las facetas de la vida. Así que, «si te propones cambiar, lo consigues con tesón y afán. ¡Vaya que si lo consigues!»
Las protagonistas
Porque el pilar para todas ellas en el que se debe cimentar la igualdad entre hombres y mujeres es el equilibrio: «Es que es algo básico, ya sea tanto en el equipo de trabajo en tu empresa, como en la organización de tu casa. Tiene que haber un reparto de tareas, una corresponsabilidad y una complementariedad». Cuestión diferente es la conciliación, a priori, «más factible en el sector público que en el privado donde se ven jornadas partidas y maratonianas». Lo que a alguna, caso de Leticia, le provocó tal frustración que «por eso quise cambiar y, lo que tengo claro, es que acerté».
Las cuatro coinciden en que su etapa adulta es distinta a la de sus madres, pero no creen que se distanciará mucho de la de sus hijos. No sólo porque en lo colectivo se ha avanzado hacia una sociedad paritaria, sino porque en lo particular se trabaja para ello. Cada una educa a sus hijos «en la igualdad y el respeto» haciendo uso de «todas las herramientas que la educación pone a nuestro alcance para mostrarles el camino correcto» y ninguna pierde la ocasión de descubrirles todas las oportunidades profesionales que les aguardan para «que decidan su propio destino».
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