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Es solo una estimación, pero quédense con este dato: el impacto económico de la brecha de género en el empleo podría llegar a los 953 millones de euros en La Rioja, equivalentes al 11,2% del PIB (dato del 2018, último disponible). La brecha ... salarial, los desequilibrios dentro del mercado laboral y las barreras sociales que lastran, cuando no truncan, la trayectoria profesional de las mujeres pesan, y mucho, en la creación de riqueza de la comunidad.
¿Qué oportunidades se pierden por no aprovechar todo el talento femenino? Esa es la pregunta que se hizo Closingrap, un cluster empresarial (participan doce firmas, entre ellas, PwC, Bankia, Repsol, Mapfre y la ONCE) dedicado a analizar por qué mujeres y hombres afrontan situaciones desiguales, así como a cuantificar qué repercusión tiene esta brecha para la economía y la sociedad. Y sus estimaciones para el conjunto del país son que el impacto económico supera los 201.913 millones de euros, esto es, el 16,8% del PIB en el 2018. Es más, si la tasa de empleo se igualase, aumentaría la producción y supondría la creación inmediata de 2,3 millones de puestos, 5.300 de ellos en La Rioja.
Estos reveladores resultados son resultado de la infrarrepresentación que sufre la mujer en el mercado laboral. En términos de empleabilidad, y centrando el análisis en La Rioja, la brecha de ocupación alcanza los ocho puntos, tres menos que en la media nacional, con una relación de diez mujeres ocupadas por cada once hombres (en la media nacional son doce ocupados). A nivel de desempleo, la diferencia es de tan solo tres décimas, mientras que en España supera los tres puntos porcentuales.
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En términos de brecha salarial, las mujeres riojanas cobran 5.467 euros menos al año que los hombres. En el caso de España, la diferencia asciende a 5.784 euros. Para medir este parámetro, Closingrap utiliza los datos de la Encuesta de Estructura Salarial del INE, la misma fuente que empleó UGT-Rioja en un estudio presentado recientemente. Pero el cluster va un paso más allá pues no se limita a constatar la menor retribución. En su exhaustivo análisis calcula cuál es el 'coste de oportunidad' que conlleva ese distanciamiento retributivo. Y, en concreto, determina un impacto del 4,2% sobre el PIB del 2017 (lo referencia a ese ejercicio porque los datos de la Encuesta Salarial del INE también se corresponden con los de ese año). En el caso de La Rioja (8.287 millones de PIB en el 2017) representaría algo más de 348 millones de euros y, en el España, ascendería a 49.502 millones.
El estudio pone de relieve «los principales factores» causantes de la brecha de género en el empleo, como «la interrupción laboral por embarazo o lactancia, que repercute de forma acusada en las condiciones laborales de la mujer y genera una brecha difícil de superar». «Las diferencias de género en la elección de estudios y profesiones -continúan los autores- siguen todavía muy arraigadas en la sociedad». Y, asimismo, influyen «la incorporación tardía de la mujer al mercado laboral por motivos históricos, junto a la falsa corresponsabilidad en los roles familiares y domésticos», así como otras barreras de índole social y cultural. Todo ello conforma lo que el trabajo califica como «difícil escenario al que se enfrenta la mujer en el terreno laboral».
El informe también se detiene en «la sobrecualificación de las mujeres» o en que «los trabajos a tiempo parcial llevan nombre femenino», y constata que reducir las diferencias en el mercado laboral entre mujeres y hombres «es el primer paso para seguir avanzando en la reducción de otras brechas de género, como las de corresponsabilidad, pensiones, ocio o salud».
Porque, en efecto, la jornada parcial es más frecuente entre las mujeres, «que tienen que optar por reducir su horario para dedicarse al cuidado de niños o mayores». Se trata pues de un factor destacado que acrecienta la brecha de género en el empleo en La Rioja con una diferencia de 19,6 puntos porcentuales, superando los 16,8 que arroja la media de España. Así, por cada hombre que trabaja a jornada parcial en la región, hay 3,5 mujeres, mientras que en el promedio nacional la relación no llega a tres trabajadoras (2,86 en concreto).
El documento demuestra además el papel clave que la educación tiene, en especial la universitaria, para acceder a mejores condiciones laborales, tanto en cargos como en salarios. En La Rioja, la proporción de mujeres con edades comprendidas entre los 25 y los 64 años con estudios superiores es mayor a la de los hombres, con una diferencia de 13 puntos porcentuales frente a los 9,5 que registra la media del país. A pesar de ello, sin embargo, siguen existiendo desigualdades significativas por género en la elección del campo de estudio. Las titulaciones STEM (siglas en inglés de Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) encabezan el ranking español con una ratio de 2,9 hombres por cada mujer. En el caso de La Rioja, y a pesar de que las mujeres representan la mitad de la población, apenas suponen el 12% del alumnado de Ingeniería Informática, por poner un ejemplo. En este sentido cabe recordar 'Destino STEM', una iniciativa cuya segunda edición se acaba de convocar en La Rioja y que busca fomentar vocaciones en estas áreas de conocimiento entre los estudiantes de 3º y 4º de Secundaria.
Por otro lado, otra penalización que soportan las mujeres respecto a los hombres es la del desequilibrio sectorial: las riojanas están más presentes en profesiones con salarios tradicionalmente más bajos. Así, mientras los riojanos se decantan por la agricultura, con una diferencia de 28,8 puntos sobre las mujeres, la industria (diferencial de 46,1 puntos) y la construcción (84,4), ellas son mayoría en los servicios, sector en el que su presencia es 26,4 puntos porcentuales superior a la de los hombres. Una brecha provocada por actividades con rostro claramente femenino ya que las mujeres copan, como mínimo, seis de cada diez afilados a la Seguridad Social en la comunidad: personal doméstico (95% de cotizantes), personal sanitario (78,9%), servicios a edificios y actividades de jardinería (71,5%), comercio al por menor (67,2%), educación (65,6%) y servicios de comidas y bebidas (61,1%).
Pero otro pesado lastre que soportan las riojanas es su sobrecualificación: esto es, trabajar en puestos de trabajo de rango inferior a pesar de contar con una elevada instrucción académica. Las universitarias son contratadas en mayor medida que los hombres, ya que representan siete de cada diez colocaciones firmadas por trabajadores con estudios superiores en la región. Pero de forma mayoritaria están vinculadas a actividades como la asistencia en establecimientos residenciales, servicios sanitarios y sociales o comercio, en todas las cuales la tasa femenina de contratación supera el 75% del total.
La última brecha es la que se registra dentro de los hogares: por cada riojano inactivo por dedicarse a tareas en casa hay ocho mujeres en la misma situación.
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