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Insostenible para el sistema y perjudicial para los pacientes que lo necesitan. La afluencia masiva de urgencias menores y de patologías no urgentes amenaza con colapsar el servicio hospitalario del San Pedro encargado de dar una respuesta a las emergencias de los pacientes.
« ... El día a día constata un aumento enorme de la demanda», advierte el doctor Pedro Marco, coordinador de Urgencias del complejo logroñés, que resalta que «previamente a la pandemia, en el peor de los años, llegamos a tener una demanda de entre 280 y 290 pacientes de media diarios y ahora estamos en 375. Pero ese incremento no se traduce en mayor número de ingresos».
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En las últimas semanas el diagnóstico no ha hecho sino empeorar. «En 2020 se habían visto en octubre unas 5.300 urgencias y este año llevamos 9.670, prácticamente se ha duplicado, pero los ingresos no han crecido; eso quiere decir que todo ese incremento de la demanda es a costa de urgencias menores y patologías no urgentes», asevera el especialista, que destaca el descomunal incremento en el área pediátrica: «Ocurre en adultos, pero sobre todo en la asistencia infantil. El año en que más demanda infantil se registró fue en 2019, en el que a estas alturas del año se había atendido a unos 15.000 niños y en lo que llevamos de 2022 son ya 22.000».
9.750 pacientes has sido atendidos en el servicio de Urgencias a lo largo de este mes que hoy expira. En octubre de 2020 la cifra se quedó en 5.300.
22.000 pacientes han recibido ya este año las Urgencias Pediátricas, cuando de enero a octubre de 2019, el récord, fueron 15.000.
El panorama es preocupante porque, de momento, no ha empezado a impactar de verdad en el servicio el previsible incremento de casos de infecciones respiratorias con la llegada del frío. «No se aprecia todavía un aumento enorme, aunque sí que se empiezan a ver ya neumonías, se ven casos de COVID aunque con las vacunaciones ha disminuido mucho la incidencia y la gravedad, y también algunos de gripe y otros virus. Pero, de momento, sin explosión».
El uso inadecuado del recurso tiene consecuencias. «Nosotros seguimos atendiendo infartos, ictus y el resto de patologías graves en las que se decide en segundos la vida de una persona o con qué secuelas puede quedar si sobrevive. Esa es la razón de ser de las Urgencias hospitalarias, si las usamos como un centro de salud, que es lo que está haciendo una parte significativa de los usuarios, lo que estamos haciendo es que tengamos que derivar recursos hacia unos pacientes que no necesitan acudir a una urgencia hospitalaria y que, por más estricto que se sea en los puestos de triaje, área que hemos reforzado ahora con un médico, se retrasen los tiempos de atención y los de espera», resalta el doctor Marco, que alerta: «Ese uso inadecuado nos perjudica mucho al servicio, pero sobre todo a quien realmente necesita una atención urgente».
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