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Tras casi tres décadas de continuos retrasos y promesas incumplidas, el AVE llegará a Burgos dentro de un año. Adif mallará así una parte importante de la red de la alta velocidad en el noroeste español. Al norte, por su parte, continúan las obras ... de la 'Y vasca' tras superar los obstáculos de los últimos meses y, al noreste, prosiguen los trabajos sobre el corredor navarro, el que servirá de columna vertebradora, en perjuicio del valle del Ebro y de La Rioja, entre el Cantábrico y el Mediterráneo. Por el contrario, y frente a estos avances, el eje riojano se resiente y profundiza el aislamiento de la comunidad o, cuando menos, su retraso para engancharse a las estratégicas conexiones ferroviarias del siglo XXI. Porque los vitorianos, por ejemplo, podrán llegar a Madrid por Burgos en menos de tres horas la próxima Navidad, en tanto que la lanzadera con Zaragoza, que debería facilitar las conexiones riojanas, duerme el sueño de los justos.
Teniendo prescrita la evaluación de impacto ambiental, el Gobierno de La Rioja sigue a la espera de entablar conversaciones con Adif (el gestor de infraestructuras ferroviarias) para analizar el estado de los estudios. Negociaciones sin fecha (por lo menos no comunicadas por el Ejecutivo regional) en las que la Comunidad pondrá el acento en cuestiones medioambientales y paisajistas entre Miranda y Logroño. De hecho, y según adelantaba en su primera entrevista con Diario LA RIOJA el consejero de Sostenibilidad y Transición Ecológica, José Luis Rubio, el pasado 21 de octubre, «si tiene que ser de alta prestaciones o de alta velocidad lo marcará el trazado y el recorrido». «Nosotros consideramos que la velocidad debe ser de 200 kilómetros por hora para poder llegar a Castejón en 45 minutos y poder coger, en el futuro, los trenes del nuevo trazado Pamplona-Zaragoza y que nos lleven, vía AVE, hasta Zaragoza lo más rápido posible», afirmó.
En octubre del año pasado, el Comité de la Regiones emitió un dictamen favorable a la inclusión del corredor ferroviario Miranda-Logroño-Castejón en la red principal de arterias de comunicación de la UE. Una buena noticia, puesto que el eje riojano opta a conseguir financiación comunitaria, unos 9,95 millones según los cálculos manejados. Con todo, y aun en el caso de que llegaran esos fondos, Europa exige tener claras dos cosas: por un lado, qué tipo de infraestructura es la que va a apoyar económicamente y, por otro, cuándo podría empezar a hacer efectiva su cofinanciación. Pues bien, catorce meses después, ni una ni otra cuestión están resueltas.
Según la planificación vigente, lo que el Ejecutivo europeo podría ayudar a costear no es una línea de AVE convencional, pese a lo afirmado a este periódico por el consejero competente e infraestructuras en la mencionada entrevista. Tras años de discusión se llegó al consenso de que se trataría de un eje ferroviario de altas prestaciones, compatible para el tráfico mixto (pasajeros y mercancías), con ancho internacional, y sobre cuyos raíles, al menos en La Rioja Alta, ni los AVE (por encima de 300 kilómetros por hora) ni los Alvia (entre 200 y 250 kilómetros por hora) podrían circular a sus velocidades máximas. Y esto es así porque las dos alternativas que sobrevivieron de las cuatro propuestas para el tramo Logroño-Miranda comprometen seriamente el paisaje (viñedos) y ya hay un acuerdo generalizado de que la nueva línea debe respetar al máximo el trazado actual. En todo caso, la modernización del tramo permitiría una reducción de los tiempos de viaje, incluso más asequibles para el bolsillo de los pasajeros, puesto que los billetes de AVE son más caros que los de los trenes convencionales. Por el corredor además circularían trenes de mercancías, otra demanda de la sociedad riojana, que ve en ello un factor de competitividad y de impulso al desarrollo de la economía.
Pero la realidad es tozuda y la situación está muy retrasada. En el tramo Miranda de Ebro-Logroño todavía queda pendiente seleccionar una opción de trazado, elaborar el estudio informativo, someterlo a declaración de impacto y licitar las obras. En cuanto al tramo Logroño-Castejón, el Ministerio de Fomento contrató hace más de un año un nuevo estudio informativo, dado que la declaración de impacto del anterior caducó en el 2013. La prescripción de esa evaluación (también afectó al corredor Castejón-Zaragoza) implicó regresar al mes de diciembre del 2001, cuando comenzó a gestarse la extinguida, que quedó definitivamente aprobada en enero del 2006 tras más de cuatro años de trámites. Intecsa-Inarsa realiza el estudio por un presupuesto de 568.700 euros (IVA incluido) y en menos de un año tendrá que proponer el trazado óptimo en función de cinco criterios: técnicos, económicos, medioambientales, urbanísticos y de explotación.
Por tanto, el horizonte temporal al que se enfrenta La Rioja se dilata, mientras las provincias limítrofes siguen dando pasos de gigante.
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