Cuando el pasado 7 de junio Rafael Lafuente, gerente del SERIS, y Paula Guerrero, máxima responsable de Atención Primaria, presentaron a los medios de comunicación el Plan de Atención Continuada –la hoja de ruta para atender, desde el 1 de julio, las urgencias médicas que ... no requieran atención hospitalaria– achacaron la letra pequeña del proyecto –el cierre total o parcial del servicio en Logroño, Ausejo, las Siete Villas, el Camero Viejo y Rincón de Soto/Aldeanueva de Ebro– a la realidad del servicio de Atención Primaria heredado. A la «estructura anacrónica» y «dejadez» del Partido Popular, diría después la consejera de Salud, Sara Alba, insistiendo en que, hoy por hoy, ese plan es «la única alternativa» para prestar la mejor atención posible a los ciudadanos.
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Más allá de los 'méritos' que el Ejecutivo regional achaca al PP, la realidad es que no se trata de un mal exclusivo de la Atención Primaria de La Rioja, sino que es una falla estructural de todos los sistemas de salud autonómicos, golpeados por una tormenta perfecta que se ha ido gestando a lo largo de los años y a la que nadie ha querido o ha podido hacer frente. Varios son los ingredientes: el elevado volumen de jubilaciones (aún más gravoso en los próximos años), la fuga anual al extranjero de entre 2.000 y 3.000 galenos (de todas las especialidades) y algunas promociones de MIR de Primaria escuálidas (este año, Sanidad ha ampliado el número de plazas y 20 licenciados en Medicina han iniciado su especialización en La Rioja), según describen, además de Guerrero, el director médico de Atención Primaria, Rafael Crespo, y Noemí Marauri, directora de Enfermería de Atención Primaria y Emergencias Sanitarias del SERIS. El resultado final es una demanda de profesionales muy superior a la oferta y una batalla sin cuartel entre las comunidades autónomas, que tratan de robarse médicos unas a otras para cubrir sus necesidades. «Literalmente», confirma Marauri.
La situación actual de esa medicina de proximidad en La Rioja –dejan entrever Guerrero y Crespo– está en esa fase intermedia entre la gravedad y la necesidad de soporte vital. El sistema cuenta con 213 médicos de Primaria de cupo [con su grupo de pacientes asignado] y 30 más de refuerzo repartidos en los puntos de atención continuada para hacer sustituciones, cubrir bajas y vacaciones, hacer guardias... «Con el modelo de atención anterior necesitaríamos tener 103 médicos de refuerzo, que no los hay», dice Crespo, que defiende que una de las virtudes de ese Plan de Atención Continuada es ofrecer un servicio de calidad «reduciendo el número total de médicos de refuerzo que se necesitan».
Esos 233 médicos son insuficientes para mantener el statu quo de los puntos de atención continuada con sus horarios habituales de urgencias de Primaria. Apelan a los datos: desde 2019, entre jubilaciones y 'fugas' a otros sistemas sanitarios, La Rioja ha perdido 46 médicos. En ese mismo periodo tan sólo pudo captar 18, lo que arroja un déficit de 28. ¿Quiénes se van? «No hay un perfil concreto. Sobre todo son jubilaciones, pero también refuerzos, SUAP, médicos de cupo, pediatras...», enumera Crespo.
El escenario de futuro tampoco es que sea halagüeño. Sin tener en cuenta posibles 'robos' de galenos, 150 de los 213 médicos 'de cupo' se jubilarán en la próxima década, es decir, siete de cada diez. «Desde hace 20 años se sabía que este momento llegaría y nadie ha tomado cartas en el asunto. No solo en La Rioja, en ningún sitio», afirma Guerrero, que cifra en 30 el número «mínimo» de médicos que el sistema riojano debería incorporar de manera inmediata solo para garantizar una prestación similar a la que se venía ofreciendo hasta el momento. «Quizá no al cien por cien, pero sí de manera similar», incide. «Realmente serían necesarios 80», apostilla Crespo trazando un escenario ideal. Esa necesidad es, justifican, la que les ha llevado a poner en marcha un plan «muy pensado, muy estudiado y con muchas horas de trabajo detrás», sostienen. «No son recortes, es una reorganización de unos recursos que son muy escasos», dicen frente a la opinión mayoritaria de la sociedad.
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A esa foto fija, Marauri añade más matices: «Hemos tenido que hacer frente a los nuevos retos demográficos, a la dependencia, y se han adaptado los cupos de los médicos, que antes eran bastante más amplios, a las necesidades reales». Eso hace, explica, que se haya recortado el número de pacientes por médico, lo que eleva la demanda de sanitarios en un momento en el que no hay suficientes. Tampoco juega a favor la atomización sanitaria de La Rioja, con 176 consultorios y 20 centros de salud. «En otras regiones hay más dispersión. En Galicia, por ejemplo, solo hay 59 consultorios rurales que abarcan mucho más territorio. Aquí los hemos mantenido y los mantendremos mientras sea demográficamente posible», tranquiliza Crespo.
Paula Guerrero. Gerente de Atención Primaria
Rafael Cortés, Director Médico de Atención Primaria
Noemí Marauri. Directora de Enfermería de At. Primaria
Una de las vías para captar médicos es la de los profesionales que completan el MIR en el sistema riojano de salud. No es especialmente efectiva. Este año únicamente han aceptado la oferta laboral de La Rioja 3 de los 15 que terminaron la especialidad. En los últimos años, el rédito no ha sido mucho mayor: se contrató a 19 de los 65 MIR formados, de los que al menos tres ya se han marchado y otra más tendría previsto regresar. La comparación es sonrojante: al otro lado del Ebro, el Servicio Navarro de Salud ha retenido este año al 83% de sus MIR de Primaria (20 de 24 médicos). No sólo eso. También ha 'pescado' en La Rioja. Como el País Vasco. ¿Qué ofrecen Osasunbidea y Osakidetza que no ofrece el SERIS?
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«Ofrecen cupos [médicos con un grupo de pacientes asignados], que son las plazas que pueden resultar más atractivas y que nosotros ya tenemos cubiertas. También menos horas de guardia, ya que su modelo no tiene tantos puntos de atención continuada». Y más dinero. La diferencia es sustancial: uno de los MIR de la última promoción firmó un contrato con el SERIS para trabajar en la zona de Santo Domingo de la Calzada. Haciendo 200 horas al mes cobrará «un poquito» más de lo que percibirá su compañero de promoción que ha aceptado la oferta del Servicio Navarro de Salud y que trabajará 60 horas al mes.
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«He llamado personalmente a muchos de los que se han ido, de esta y de otras promociones, que están trabajando fuera», dice Crespo –hay cuatro médicos en cartera que el SERIS prevé incorporar en el corto plazo– y Atención Primaria está desarrollando «proyectos» que haga más atractivas las ofertas laborales. «También la elaboración de un calendario de trabajo para mejorar la conciliación», apuntan los gestores, reconociendo estar encerrados en un círculo vicioso: el déficit de médicos hace que las ofertas para cubrir plazas sean menos atractivas y estén cargadas de horas complementarias, nocturnidades y trabajo en días festivos y que únicamente contratando se podrán mejorar esas condiciones. Sólo la buena voluntad de los médicos en plantilla hace que el sistema no colapse: «Hay quien podría negarse a hacer más guardias, pero las hacen» y eso permite cubrir los huecos. «Tampoco se pueden reclamar más MIR ya que es muy importante mantener la calidad en la formación para garantizar la calidad asistencial», completa Marauri.
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150 médicos de Atención Primaria se jubilarán en La Rioja en la próxima década.
59 plazas se convocarán en los próximos meses que se sumarán a las 30 que ya se han convocado este 2021.
Sin margen de acción a la hora de retener a los MIR, con escaso éxito a la hora de atraer galenos que estén trabajando en otras comunidades o en el extranjero, el SERIS abre las puertas a todos aquellos que estén interesados– «no hay límite de contratación, a cualquiera que quiera venir a trabajar le encontraremos la plaza que necesita», dice Guerrero– la Oferta Pública de Empleo anunciada por la presidenta regional se configura como el primer salvavidas del sistema. Este año se cubrirán 30 plazas y deben convocarse otras 59 correspondientes a las OPE de 2020 y de 2021.
Desde el SERIS dicen entender las críticas recibidas y hacen algo de autocrítica en cuanto a la forma en que comunicaron el plan, pero lo defienden. «Nos hemos fijado en modelos que funcionan y el miedo a que alguien pueda quedar desasistido no existe donde está implantado. Y son regiones en las que cada centro atiende a más población y a más distancia».
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Además, tranquiliza Guerrero, es un plan «dinámico» que se adaptará a los recursos disponibles. ¿Es optimista el SERIS de cara a la contratación de más médicos? «No, no podemos ser optimistas».
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