El atasco en Urgencias continúa, a la espera de que Salud adopte nuevas medidas

El frente de batalla, a las cinco menos cuarto de la tarde de este miércoles, distaba mucho de haber quedado despejado. Aunque habían colocado un biombo blanco para que desde fuera no se vieran dos enfermos situados en el pasillo de entrada a boxes, a esas horas había en total cinco pacientes esperando su turno en el vestíbulo, cuatro en camilla y una más en silla de ruedas. Siete ambulancias aguardaban en el aparcamiento: tres pertenecen a Logroño y las demás a Ribafrecha, Nájera, Cenicero y Haro. Los técnicos de transporte entraban y salían del zaguán, hablaban con enfermeras y celadores, conversaban con los pacientes. «Dicen que ya van a meter a dos», señalaba una de ellas.

El director de Atención Hospitalaria, Gustavo Ossola, indicó el pasado martes a este periódico que el temporal vírico está todavía lejos de amainar: «Creo que esto no bajará a corto plazo. La semana que viene probablemente tengamos más, con el impacto de las reuniones familiares de Año Nuevo y Reyes». Aunque las mascarillas dejaron de ser obligatorias en todos los escenarios, Salud recomienda encarecidamente su uso para proteger a los ancianos: «Los pacientes que estamos atendiendo son casi todos mayores con pluripatologías. Es lógico que en estas fiestas quieran recibir el beso o el abrazo del nieto, pero en estas situaciones hay que usar mascarilla».

Para gestionar un repunte que se anuncia imparable, Salud se propone duplicar el servicio de asistencia a domicilio, seguir doblando camas en el Hospital San Pedro y utilizar si es necesario el Hospital de La Rioja. El pasado martes se acondicionó la planta séptima con dos camas en cada habitación y el Plan de Contingencia prevé, si la situación sigue complicándose, hacer lo propio en las plantas sexta y cuarta. «El hospital se nos ha quedado pequeño», reconoce Ossola.

Los datos, que este miércoles publicó Salud en una nota de prensa, resultan elocuentes: «Desde el pasado fin de semana, se están registrando más de 400 atenciones diarias en Urgencias; por esta razón, se ha habilitado el área de preingreso, con 18 boxes, se han duplicado diez habitaciones en la séptima planta y se han incrementado las horas de trabajo médico para favorecer que se agilicen las altas hospitalarias, apoyado por un nuevo protocolo en altas basado una zona de espera alternativa a las habitaciones». Salud asegura que estos recursos estarán activos «el tiempo que sea preciso».

El colapso registrado el día dos de enero incluso obligó a algunos pacientes a permanecer hasta cuatro horas metidos en una ambulancia aparcada frente al hospital, según denuncia Francisco Gallardo, del CSIF. Tanto Gallardo como Miranda lamentan que el San Pedro no cuente con un espacio de transferencia de enfermos, de manera que la ambulancia pueda dejarlos ahí, recuperar la camilla y proseguir su trabajo. «El martes quedaron más de veinte avisos sin atender», asegura el Comité de Empresa de La Rioja Cuida, presidido por UGT. «No se puede bloquear ocho ambulancias durante horas, una de ellas del País Vasco. Nosotros no estamos para custodiar al paciente dentro del hospital, sino para trasladarlo. Somos personal extrahospitalario», apunta Miranda. Los dos responsables sindicales aluden a la debilidad de Atención Primaria como una de las causas de la saturación de Urgencias y critican la «falta de previsión» para afrontar un problema que se repite «año tras año» y que «se olvida» en cuanto desciende la marea alta.

No obstante este panorama, la Consejería de Salud indica que la cifra de ingresos hospitalarios derivados de infecciones respiratorias agudas es menor en La Rioja (15 casos por cada cien mil habitantes) que en el resto del país. La media española alcanza los 21 casos y hay comunidades autónomas con tasas superiores a 30. Tampoco son malos los datos de vacunación, aunque sí mucha diferencia por grupos de edad. El 73,1% de los mayores de 80 años han sido ya inmunizados contra la gripe, aunque la tasa de cobertura baja diez puntos, hasta el 61,59%, si se tiene en cuenta a los mayores de 60 años. Son en todos los casos vacunas tetravalentes, que protegen contra cuatro tipos de virus, dos de influenza A y dos de influenza B. Las cifras de vacunación eran mucho menores en los niños de 6 a 59 meses, incluidos este año entre la población prioritaria. Solo 15 de cada cien habían recibido la dosis a final de año.