Los datos lo dicen: el 46% de los españoles confiesa que no repara nunca sus teléfonos móviles, según un estudio de la OCU entre un millar de consumidores. La organización buscaba saber cuándo los compradores consideran que un equipo está amortizado, es decir, que no merece la pena ni siquiera repararlo. Y es curioso cómo cambian las cosas según qué tipo de aparato se trate.
Aunque sea poco común, en la red existen muchas páginas de tutoriales sobre reparación de móviles
Así, como regla general los consumidores consideran que cuando un electrodoméstico tiene 8 años no merece la pena ni pedir presupuesto para su reparación. Pero sin embargo, en los aparatos electrónicos los plazos se acortan. No tanto para los ordenadores portátiles (aún se considera su reparación a los siete años) pero sí para tablets y móviles: un teléfono de cuatro años no merece, para los compradores, el esfuerzo de averiguar si se puede reparar.
En esta decisión se mezclan muchos motivos. Los móviles sufren un «efecto novedad» importante, por el que muchos compradores valoran conseguir un aparato de última generación aunque las prestaciones del anterior sean más que suficientes para el uso habitual que se le está dando. Una avería es, a veces, la excusa perfecta para comprar ese móvil que en realidad ya se nos había antojado.
El corto ciclo de vida de estos aparatos crea un problema ambiental de primer orden
Además, para los móviles somos bastante más tacaños que para otros aparatos. Aún cuando el dispositivo sea nuevo (poco más antiguo que esos dos años que cubre la garantía obligatoria) la encuesta arroja que si la reparación cuesta alrededor del 30% del precio original, el consumidor no lo repara. Hay más motivos: el miedo a perder el aparato durante unos cuantos días (y quedarse «incomunicado», la pesadilla moderna del primer mundo) y también la dificultad de las reparaciones «en casa» de estos aparatos. Aunque no es tan complicado como parece: la red está llena de páginas de tutoriales (la web 'iFixit' es una de las más completas) que te enseñan a reparar todo tipo de averías en todo tipo de móviles, y en casa.
Y es una lástima: el corto ciclo de vida de estos aparatos genera, además de un mayor costo económico, un problema ambiental de primer orden en unos aparatos difícilmente reciclables.
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