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Era la época en la que estaban de moda los concursos de baile en televisión. Comenzaban los 80 y los saltos acrobáticos hacían furor en las pistas. Una disciplina que los hoy exitosos productores coreográficos riojanos Carlos y Anna López Infante dominaron como nadie. ... Toda España los pudo ver en TVE, en el emblemático programa 'La Juventud Baila' (Aplauso), donde consiguieron para Logroño los primeros premios nacionales e internacionales. «Aquello se alargó durante todo 1981», evoca Carlos cuando se le pregunta por aquel evento televisivo seguido por millones de personas. El programa ayudó a proyectar la imagen de Logroño, aunque la ciudad ya había tenido su momento de gloria años antes con la victoria de los Escolapios en el exitoso concurso Cesta y Puntos.
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TVE vino a finales de año a Logroño a captar concursantes y se encontraron con dos jóvenes de tan solo 14 y 16 años (hoy 52 y 54) capaces de hacer el más difícil todavía con sus espectaculares coreografías de rock acrobático, en las que Carlos lanzaba al aire a su hermana Anna. Las pruebas tuvieron lugar en la pista de la discoteca de Duquesa de la Victoria mientras en la Glorieta los jóvenes se agolpaban a la puerta intentando entrar dentro. No podían siquiera sospechar que aquellos hermanos con calentadores y ajustadas mallas acabarían por hacerse con el primer premio del concurso de moda, que en aquellos tiempos contaba con una audiencia de 16 millones de personas y un premio de 200.000 pesetas.
No eran, sin embargo, unos bailarines cualquiera. Eran los hijos de la gran Aurora Infante. Siempre adelantada a su tiempo, fue ella la que presentó el equipo de baile de su academia (con sus hijos, cinco personas) al programa Aplauso. La idea fue un éxito. «La expectación fue total y en Logroño se montó un pollo tremendo. Ahora, cuando veo aquellas imágenes, lo paso fatal, la verdad», recuerda Carlos, quien evoca aquellos años como algo simpático, pero ya lejano en la larga y exitosa trayectoria profesional que han llevado juntos los dos hermanos por los escenarios de medio mundo. Hicieron el casting en cuatro modalidades: en pareja de disco, de rock e individual femenina y masculina... Poco a poco fueron pasando fases y acabaron ganando todos los campeonatos de la tele. En las grabaciones, en la Joy Eslava, se codearon con las estrellas del momento, desde un incipiente Miguel Bosé o Ana Belén a grupos internacionales de la época. «De Fradejas tenemos muy buen recuerdo, pero terminó el programa y perdimos el contacto. Creo que vive en Canarias, cuando veo fotos suyas lo encuentro envejecido; es un shock fuerte que te hacer ver lo cruel que es el paso del tiempo...».
Él no fue muy convencido porque lo suyo no era el baile, sino el fútbol: «Me parecía muy prosaico, muy extraño. Mi hermana Anna, sin embargo, aprendió a bailar apoyada a la barra y Aurora, la mayor, siempre bailó muy bien y la mirábamos con admiración». Pero, pese a aquellos recelos, aquello terminó convirtiéndose en un regalo: a raíz del éxito participaron en eventos por todo el mundo. Ganaron tres campeonatos internacionales, dos Copas del Mundo y tres Primeros premios Internacionales de Dance-Show. Las agencias se los empezaron a rifar. Estuvieron quince años viajando por el mundo, después llegaron los contratos en compañías de baile, el Casino de Montecarlo, la Ópera de Frankfurt, Circo Roncalli...
«Siempre nos hemos mantenido en la vanguardia, innovando...», señala Carlos, quien pese a todo sigue muy vinculado a Logroño a través de la academia familiar, en la calle Villamediana, 33, que sigue en pleno funcionamiento y a donde acude cada mes. «Me voy continuamente para regresar siempre, aquí está mi padre y ahora nos toca a nosotros tirar del carro».
En 1999 decidió asentarse en Madrid con Anna y montar la compañía Perfordance. Y, desde entonces, además de volver a la tele con otros proyectos, han creado, dirigido y coreografiado más de 80 espectáculos para eventos corporativos. Carlos ya no baila, pero Anna sí. Lo ha hecho últimamente, por ejemplo, en '27 Flamenco', el espectáculo que Juan Carmona ha llevado a la Gran Vía madrileña y cuya puesta en escena también ha corrido a cargo de ellos. «Ahora está de gira con Ketama, pero tenemos nuevos proyectos con él».
Tras el reciente éxito de su trabajo en la dirección del espectáculo navideño del Circo Price, de momento trabajan en la producción de dos espectáculos. Sobre todo les tiene muy ilusionados el proyecto que han emprendido con la cadena Bahía Príncipe para producir espectáculos de calidad en sus hoteles: «Es una locura al nivel de Las Vegas».
Los hermanos riojanos pueden presumir de haber pisado las mejores tablas del mundo, pero les faltan las que más valor sentimental tienen para ellos: las del Bretón. «Es el espacio que hemos pisado desde niños...». Les encantaría realizar actuaciones similares aquí, pero la ocasión no llega. «Somos muchos los profesionales de las artes escénicas que hemos tenido que salir fuera sin haber podido pisar los escenarios de Logroño. Más allá de un exhibidor de espectáculos de calidad, los responsables del Bretón tendrían que diagnosticar el talento local. Tenemos alumnos de gran talento como el niño protagonista de Billy Elliot, que está triunfando al margen de las instituciones riojanas». Pero si de sueños se trata, su aspiración es que la academia familiar siga siendo referente de la danza. Más de 4.000 alumnos han pasado desde que Aurora apostará por difundir el baile en una ciudad en la que, hasta entonces, no era sino sinónimo de las danzas regionales.
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