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Insuficiente número de trabajadores sanitarios para atender a los 100 usuarios (68 dependientes severos y 32 grandes dependientes) de la residencia de personas mayores Santa María la Real de Nájera; incumplimientos del pliego de cláusulas administrativas; informes médicos alertando de un déficit de proteínas ... totales e hipoalbuminemia en las analíticas de los residentes (también de su pérdida de peso); sustitución de la leche y los zumos en tetra brik que se administraban a los usuarios por productos en polvo; eliminación del agua mineral y sustitución por agua del grifo... Esas fueron algunas de las denuncias que el director de la residencia najerina trasladó a los responsables de Aralia Servicios Sociosanitarios –que desde el 1 de junio de 2019 gestiona tanto las 100 plazas de atención residencial como las 30 de centro de día en la residencia Santa María La Real de Nájera– inmediatamente antes de que la empresa le informara de que era trasladado de manera indefinida a la dirección del centro de día de Santo Domingo de la Calzada, también público y de gestión privada. El proceso judicial, que ha declarado nulo ese cambio de centro de trabajo y obligado a Aralia a reintegrarle al frente de la residencia najerina y a indemnizarle con 4.000 euros, ha sacado a la luz detalles de la situación de los usuarios del centro najerino. Una realidad de la que no se ocupa el fallo, pero que confirman los trabajadores consultados por este periódico (han solicitado máxima discreción por el miedo a represalias), las familias y que revelan las infracciones detectadas y sancionadas por la Consejería (una leve y dos graves).
El fallo judicial es, quizá, el más relevante de todos al hacer referencia (no son hechos probados, en todo caso) el intercambio de mensajes entre la dirección de la residencia y los responsables de Aralia. Así, tras una baja laboral prolongada, el director del centro (que ya lo era con el anterior gestor, Domusvi) regresó a su puesto a mediados de enero del 2021 y el día 25 mostró su preocupación por que se estaba suministrando a los usuarios leche y zumo en polvo y agua del grifo y solicitó volver a la situación anterior (leche y zumo en tetra brik y agua mineral) además de mejorar la calidad de la alubia blanca. Días después, el 3 de marzo, alertó de la gran cantidad de accidentes de trabajo, que no se cubrían bajas médicas y que la empresa no estaba cumpliendo el pliego de cláusulas administrativas por lo que anunció que informaría al servicio de inspección de Servicios Sociales. El 4 de marzo, la empresa le informaba de que, era trasladado, «de forma indefinida» y desde el 22 de ese mes al centro de día de Santo Domingo.
«Intentó que los recortes de la empresa no afectasen a la calidad de vida de los residentes, pero no se cubrían las bajas o las vacaciones, mucho menos las voluntarias. La empresa siempre se acogía a la dificultad de contratar, a la pandemia, a lo que fuera...», relatan trabajadores del centro, que recuerdan que la oferta de Aralia para lograr la gestión del centro rozó la baja temeraria dejando entrever una relación directa entre ese precio y la situación actual.
Días después de que se le informara de su traslado, el director remitió a los responsables de Aralia un informe médico en el que se alertaba de que se había «detectado un déficit de proteínas totales e hipoalbuminemia en las analíticas que se cursan de forma rutinaria a los residentes de manera anual». El máximo responsable del centro relacionaba esa desnutrición, entre otras cuestiones, «con haber dejado de consumir pescado fresco, carne fresca y la mala calidad de la leche».
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Ese mismo mes de marzo, los problemas laborales estallaron: ante la negativa de la empresa de contratar a un auxiliar de farmacia cesaron todos los trabajadores con categoría de enfermero así como el médico, que regresó tiempo después. Para entonces el director ya había alertado de lo que consideraba que era una incorrecta gestión de personal: «No estamos cumpliendo el pliego de cláusulas administrativas», decía explicando que en dos meses se habían registrado cuatro accidentes laborales. «Somos un centro de alta siniestralidad [...] De los más de nueve años que llevo como director, jamás hemos tenido estas cifras», informaba a Aralia. Ayer, en una nota de prensa, el comité de empresa de la residencia denunció la «negligente gestión» y la vulneración, entre otras, de la obligación de «garantizar la cobertura de bajas [...] lo que supone falta de personal por turno y planta, la cual genera una carga de trabajo extra al personal del centro».
Las familias de los usuarios también han trasladado su preocupación a Servicios Sociales. Así, la semana pasada enviaron una nueva carta al departamento que dirige Pablo Rubio en la que mostraron su «preocupación y descontento debido a la gestión que la empresa adjudicataria [...] realiza en relación al trato y servicio conferido a nuestros mayores y sus familias», dicen. Elogiando la profesionalidad y sobresfuerzo de los trabajadores del centro, alertan de «la tremenda falta de personal» y sostienen que «por las tardes y fines de semana no hay equipo médico ni equipo técnico». Eso hace que «por las noches, para atender a cerca de cien ancianos, en su mayoría dependientes o grandes dependientes, para hacer las labores de vigilancia, cambios posturales, cambios de pañales, atención de enfermos, etc. solo haya dos personas». La ausencia de médico, dicen los trabajadores del centro, hace que el centro tenga que recurrir al Centro de Salud de Nájera o al 112. En la carta remitida a la Consejería, las familias alertan del «evidente riesgo para la salud y seguridad de todos los residentes» apuntando que se han registrado casos de «falta de higiene» y «caídas» de mayores.
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«No sabemos qué pasa dentro», explica la hija de una usuaria. «Antes podíamos entrar, incluso a las habitaciones y veías si ocurría algo. Ahora nos entregan a nuestros mayores y no vemos qué sucede», lamenta. «Ha habido quien no ha podido sacar a su familiar porque a las 11 de la mañana no había desayunado», asegura.
Aralia, por su parte, negó ayer ayer a Diario La Rioja una falta de personal en el centro de Nájera apuntando que el hecho de que «en un determinado momento y por situaciones puntuales no se den los ratios de personal no equivale a un incumplimiento de los pliegos». En relación a la calidad de la alimentación, apuntan que se trata de «productos suministrados por proveedores homologados y se dispone de las fichas técnicas de los productos» y que ante quejas puntuales han cambiado de proveedor.
Además, y sobre la falta de proteinas, Aralia (que recuerda que lo recogido en la sentencia forma parte de la estrategia de defensa del director del centro) asegura que todos sus menús «están calibrados. A día de hoy no tenemos ninguna queja referida al problema de desnutrición al que se refiere», completan.
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