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«Teleasistencia, Gobierno de La Rioja. Berta. Oligario, ¿se encuentran bien?». Cada vez que uno de los trabajadores sociales del Servicio de Teleasistencia de Cruz Roja responde así desde la central, ante la llamada de un usuario, la maquinaria se pone en marcha de ... forma casi inmediata. Al otro lado de la línea telefónica, casi siempre concurre la misma circunstancia: una persona dependiente, en su mayoría anciana, ha sufrido un incidente y requiere de su ayuda.
Se trata de un programa de carácter social cuyo principal objetivo es permitir a los beneficiarios que permanezcan en sus domicilios el mayor tiempo posible. Según explica Mari Luz García, supervisora del servicio, «se logra gracias a que se proporciona una atención personalizada, sencilla y muy rápida siempre que la requieren». No en vano, propicia cobertura ante una duda, necesidad de acompañamiento o, más allá, una situación de emergencia.
Cualquier riojano con un grado de dependencia reconocido tiene derecho a poder solicitar el Servicio de Teleasistencia público y gratuito. En la actualidad superan los 3.100. Hay varias modalidades pero el más habitual es el fijo. En este caso, «el dispositivo se compone de un terminal que se conecta a la línea telefónica y la unidad de control remoto que es el pulsador o, como ellos lo llaman, el 'botón'. «Los usuarios lo llevan siempre encima para, en caso de necesidad, poder activar la llamada», detalla la responsable de Cruz Roja que incide en que «la clave de su éxito reside, sobre todo, en la sencillez de su funcionamiento».
La Central de Teleasistencia, ubicada en una sala contigua a la sede del Centro de Coordinación Operativa SOS Rioja 112, no descansa nunca. Está operativa 24 horas, 365 días al año. Desde ella, se gestionan todas las peticiones que se generan cada vez que un usuario lo activa. Pero los profesionales del servicio también efectúan, cada jornada, decenas de atenciones salientes. No en vano, se pautan llamadas de seguimiento periódico en las que es el personal de teleoperación quien, en este caso, se pone en contacto con los beneficiarios. «Está todo informatizado así que el sistema es el que nos avisa, comunicamos con ellos y nos interesamos por cómo están, cómo han pasado la noche, si han tomado la medicación, cómo se encuentran si han sufrido una emergencia días atrás para saber cómo evolucionan», explica la responsable que detalla que «estamos pendientes, incluso, de su cumpleaños y nos ponemos en contacto para felicitarles».
«Una vez, llamamos a una señora de Alfaro que tomaba 'Sintrom', hablaba con dificultad y resultó que le estaba dando un ictus», cuenta Mari Luz. El aviso a emergencias de la trabajadora que lo percibió resultó vital para salvarle la vida. Destaca, por eso, que «lo mejor del servicio es que los usuarios se sienten siempre acompañados».
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