«Me da paz y seguridad; en cuanto aprietas el botón responden, no tiene precio»

- ¿Qué valoración hace del Servicio de Teleasistencia?

- Yo sólo puedo decir que estoy muy contenta porque me da paz y seguridad. Tanto mi marido como yo somos muy mayores. Si nos caemos y Violeta, que es la persona que nos atiende en casa, se ha marchado ya, nosotros no tenemos fuerza para levantarnos el uno al otro. Saber que tienes la pulsera y que si te ocurre algo, en cuanto aprietas un botón, enseguida responden para saber qué te pasa y mandan ayuda a tu casa de inmediato, no tiene precio.

- Cuando ha tenido que usarla para una emergencia, ¿cómo ha sido la respuesta que le han dado?

- Impecable. Muy rápida. Yo la he usado en muy pocas ocasiones, la verdad, pero cuando he tenido que hacerlo me han respondido casi inmediatamente y, lo más importante, dándome mucha tranquilidad. Desde que llamas hasta que vienen a casa a ver qué te ha pasado no tardan nada y, mientras tanto, siguen al teléfono para darte calma y asegurarse de que estás bien.

- Háblenos de quien está al otro lado, de los trabajadores sociales que atienden las llamadas, ¿cómo es su trato?

- No tengo palabras para describirlo. Lo que más aprecio es que no te consideran un número. No se parecen en nada a los servicios de cualquier compañía a la que llamas y te responde una operadora. Ellos te llaman por tu nombre, te tratan con cariño... incluso te felicitan por tu cumpleaños. Llaman con frecuencia, simplemente, para preguntarte cómo estás. Pasan a ser de la familia.

- ¿Diría que es más que un servicio para emplear en caso de emergencia?

- Sin duda. Yo no me quito la pulsera de la muñeca para nada. Nunca mientras esté en casa. Ni para meterme en la ducha. Me da seguridad. Con ella, te sientes arropada. Ellos tienen la virtud de hacerte sentir como un ser humano y que nunca estas sola.