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Lejos queda ya aquel año 2006, en plena burbuja inmobiliaria, cuando se registraron en La Rioja casi 10.000 visados para la construcción de nuevas viviendas, principalmente, así como la ampliación y la reforma de pisos. Entonces nuestra comunidad, y toda España, vivía el 'boom' ... del ladrillo, un fenómeno que sirvió para incrementar el parque inmobiliario de manera «desproporcionada», recuerdan años después en el sector, y que tuvo consecuencias nefastas para la economía.
Ahora la realidad es otra, bien distinta. A falta de los datos de diciembre para tener cerrado el ejercicio 2023 –se conocerán en los próximos días–, la inercia de nuevas promociones de viviendas sigue en caída y la cifra de 701 visados es la más baja en los últimos cuatro años. Entre enero y noviembre se inició la construcción de 572 pisos, la gran mayoría (477) en bloques pero también en unifamiliares (95), a los que se sumaron 129 ampliaciones y reformas, según los datos que figuran en el Instituto de Estadística de La Rioja. En 2022 hubo en total 762 certificados –734 hasta noviembre–, en 2021 se registraron 1.001 –957 hasta el último mes– y en 2020, pese al estallido de la pandemia, el número fue superior, 1.163 –997 sin contar diciembre–.
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Pese a encadenar estos descensos, en la patronal de Construcción, Promoción y Afines de La Rioja (CPAR) no existe una honda preocupación «porque en una comunidad pequeña como la nuestra, en muchas ocasiones las bajadas o las subidas dependen casi exclusivamente de que arranque una promoción de viviendas. Eso puede distorsionar un balance», asegura el secretario general de la asociación, Juan Ramón Liébana. Aunque lo cierto es que las caídas consecutivas sí reflejan una realidad, que la actividad se ha reducido, «pero yo hablaría de que se está ajustando la oferta a la demanda de compra de vivienda nueva. Estamos caminando desde hace tiempo a un modelo de construcción sostenida y sostenible en el tiempo», añade.
Bien es cierto que el escenario económico actual «no invita a tener demasiada alegría», confiesa un constructor con amplia trayectoria en la región, «por toda la incertidumbre que nos rodea». Sin olvidar que el euríbor, el indicador al que se referencian la mayoría de las hipotecas en España, continúa por encima del 3% –así acabó 2022 y desde entonces sigue instalado en ese porcentaje o por encima del 4% como el año pasado– «y eso contribuye a un desasosiego entre la gente», lo que retrae la capacidad de compra. También sería deseable, en su opinión, disponer de un marco regulatorio «estable porque la seguridad jurídica es muy importante para nuestro negocio. Para poder planificar con cierta visión de futuro, tenemos que tener certezas».
«Las empresas de la construcción han aprendido de los errores del pasado», señala Liébana, «y se están ajustando también a las necesidades del mercado. Creo que lo estamos consiguiendo porque se está vendiendo sobre plano». Eso no significa que no exista dinamismo en el sector, sobre todo en Logroño y su zona metropolitana con Lardero y Villamediana preferentemente, «porque hay unas cuantas promociones en marcha o a punto de arrancar. Me refiero a las zonas de Portillejo, El Campillo, La Cava-Fardachón o Cascajos, y ya en el centro el solar del antiguo colegio Maristas o los proyectos en Duquesa de la Victoria o la esquina de República Argentina con Gran Vía».
Juan Ramón Liébana
Secretario general de CPAR
Las grúas, por lo tanto, siguen formando parte del paisaje urbano pero con una actividad menor, sobre todo si se compara «con otros lugares de España próximos a la costa y donde la construcción de zonas residenciales vuelve a repuntar», dice el secretario general de la patronal de promotores y constructores, integrada en la Federación de Empresas de La Rioja (FER). Además, recuerda que el sector «todavía acusa dos problemas de entidad. En primer lugar el incremento de las materias primas, que tuvo su punto álgido entre 2021 y 2022 pero que todavía no ha desaparecido, y esa subida de costes no se ha podido trasladar en la misma proporción a la hora de vender la vivienda». Y también supone un lastre la falta de mano de obra «porque eso genera tensiones en la ejecución de las promociones».
Sin olvidar la demora en los plazos para la concesión de licencias, otro mal «endémico» que afecta a un sector que genera, entre la promoción y la construcción, el 11% del PIB regional.
El cambio de color político en las dos principales administraciones públicas de la comunidad autónoma ha supuesto, para la patronal de la Construcción, Promoción y Afines de La Rioja (CPAR), recuperar protagonismo «porque otra vez se está consultando con el sector algunas decisiones», destaca su secretario general, Juan Ramón Liébana.
Aplaude, en este sentido, algunas medidas del Gobierno regional y del Ayuntamiento de Logroño. La subida del 44% en la actualización de los precios máximos para venta y alquiler de viviendas de protección oficial (VPO) «seguro que va a ayudar a la construcción», destaca el dirigente empresarial, porque desde 2013 sólo se han levantado en la región 41 pisos protegidos. Mientras que en la capital «es una buena noticia», considera, la decisión de sacar al mercado este año 378 viviendas a precios asequibles en zonas muy diversas de la ciudad.
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