Un escudo para que no vuelva a pasar

Pero, ¿cómo se asegura ahora que no haya equivocaciones? «Todas las recomendaciones de la Sociedad de Neonatología en cuanto a la identificación de los recién nacidos las cumplimos. Aquí, el procedimiento que se realiza sigue todas esas recomendaciones y nunca ha habido ningún problema», asegura Yolanda Ruiz.

Eso, en la práctica, se concentra en un pequeño sobre de plástico transparente que, además de un cartón más o menos grande, incluye pulseras y pinzas marcadas con un código de barras especialmente visible.

«Usamos un kit con el mismo código en la pinza para el cordón, en la pulsera de la madre, en la del niño, en la tarjeta donde se depositan dos gotas de sangre del cordón y otros dos códigos que se pegan en las historias clínicas del bebé y de la madre», explica Begoña Las Heras. La clave, completa, es que todo se codifica en el mismo paritorio por lo que, a partir de ese momento, la identificación es total. Hay intervención humana, sí, pero las anotaciones a mano hace lustros que desaparecieron y hoy todo está digitalizado, lo que refuerza la seguridad. Al mínimo error, saltan las alarmas.

Una vez que el bebé llega a la habitación, los protocolos no se relajan. Diana Ibáñez recuerda que «desde hace años, se han implantado prácticas seguras como el hecho de que todos los procedimientos se hagan en la habitación delante de los padres. Al niño no se le saca ni se le separa de ellos». En todo caso, si fuera preciso practicarle pruebas en otra zona del hospital «un progenitor le acompañará».

¿Y en Neonatos, la unidad en la que presuntamente se produjo el error en 2002? Ahora, en el momento del ingreso se chequea que coinciden las identificaciones con las del parto y, antes del alta, se vuelve a chequear. Si no coincidiera, saltaría la alarma», dice María Ángeles Calvo, que explica que si fuera preciso retirar la pulsera al bebé, «se custodia en la cabecera de la incubadora» y que, en todo caso, siempre seguirá identificado a través del código de barras de la pinza de su cordón umbilical. «La unidad de Neonatos tiene las puertas abiertas para los padres las 24 horas del día» y en el momento del nacimiento, si no puede estar con la madre, se entrega al bebé al padre.

A todo ello hay que sumar las muestras de sangre del cordón. «Quedan en la historia clínica. Es un papel secante que, si dentro de 10 años se quiere comprobar, está ahí, se puede hacer el ADN de la madre y del niño y cotejarlo», añade María Jesús Puente.

Antes hubo sistemas de huellas de la madre y del niño que eran muy eficaces, pero se han mejorado e implantado los más seguros, reiteran las cinco profesionales recordando que lo de antes, «también era seguro».

1. Códigos para las historias clínicas: El kit de identificación incluye dos códigos de barras que se pegan en las historias clínicas tanto del recién nacido como de la madre.

2. La pulsera de la madre: Con el mismo código de barras que el resto de los elementos, a la madre se le coloca un brazalete, que no se puede alterar, al nacer el bebé.

3 Sangre del cordón umbilical:En una ficha con el mismo código de barras se depositan dos gotas del cordón umbilical en el papel secante que se guardará en su historia.

4. El brazalete del recién nacido: En el mismo paritorio, los sanitarios colocan al bebé la correspondiente pulsera con un código de barras que le identificará hasta el alta.

5 La pinza del cordón umbilical: También en el paritorio, el cordón umbilical del bebé se cierra con una pinza en la que está el mismo código asignado al resto de elementos.