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Tras una primera jornada de tregua marcada por una operación limpia de intercambio de presos y rehenes, al segundo día llegaron los problemas y Hamás anunció el retraso en la entrega del segundo grupo de cautivos tras acusar a Israel de no cumplir los términos ... del acuerdo. Tras más de cinco horas de incertidumbre, finalmente Catar aseguró que se habían resuelto los problemas y que el intercambio se retomaría «durante el sábado noche» o la madrugada pasada. El comunicado reabrió la puerta a la liberación de 13 israelíes y 7 extranjeros a cambio de 39 presos palestinos. La tregua de cuatro días sigue viva y el alto el fuego se respeta, aunque al cierre de esta edición el canje aún estaba por completarse.
Las Brigadas Al Qassam anunciaron su decisión de retrasar la entrega en su canal de Telegram y denunciaron que Tel Aviv incumple lo acordado porque no permite la llegada del número de camiones con ayuda pactados al norte de la Franja, la zona más castigada por los bombardeos, y porque la liberación de los reclusos no respeta el criterio de antigüedad.
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Pese al nerviosismo generado por la noticia, la Radio del Ejército mantuvo que el intercambio seguía y que se produciría «pronto». Desde la oficina del primer ministro no lo veían claro y dieron al enemigo un ultimátum hasta la medianoche para realizar la liberación o volveríán los bombardeos y la operación por tierra.
El portavoz militar, Daniel Hagari, advirtió que Hamás intentará utilizar el «terror psicológico» contra el público israelí a través de la petición de cambios en lo pactado. «Serán días complejos, nada es definitivo hasta que suceda. E incluso en medio del proceso, puede haber cambios en cualquier momento», afirmó Hagari, para quien «Hamás es un enemigo despiadado. Nos esperan días difíciles, alegría mezclada con tristeza».
El alto el fuego se enfrentó a su primer escollo y cuando todo estaba listo para el segundo intercambio llegó el comunicado de los islamistas. Este sábado entraron 200 camiones con ayuda a Gaza y, por la mañana, la Media Luna Roja informó del «mayor convoy de asistencia para el norte de Gaza compuesto por 61 camiones con comida, agua, medicinas y material médico de urgencia». El problema es que la mayoría de vehículos destinados al norte fueron retenidos en el centro de la Franja para un segundo registro y por eso los islamistas denunciaron que no habían llegado a destino.
Por otro lado, Hamás explicó que el acuerdo recoge que primero se debe liberar a los presos que lleven más tiempo, criterio que Israel no respetó en la primera entrega y provocó el enfado de los palestinos. Esta vez fueron los islamistas quienes dieron la lista con los 39 nombres a liberar, en función a su antigüedad entre rejas.
La periodista Dima Khatib, responsable de AJ+, explicó en su perfil de X que «Israel no está acostumbrado a que los palestinos le miren de tú a tú y lo están haciendo». Además de las dos vulneraciones detalladas por Hamás, Khatib recordó que «los israelíes tomaron medidas duras para reprimir el recibimiento de los prisioneros y éstos denunciaron malos tratos antes de salir de la cárcel».
Superados los problemas, según el anuncio de Catar, el esquema a repetir consistía en una copia del de la primera jornada con la entrega de los 13 rehenes israelíes a la Cruz Roja para que el organismo internacional los transportara a través del paso de Rafah hasta Egipto. Allí esperaban desde la mañana los agentes del Shin Bet para llevar a los suyos de vuelta a casa. Las familias estaban avisadas y aguardaban con emoción en los hospitales preparados para la operación. Al otro lado de la verja de separación, en la prisión de Ofer, Tel Aviv tenía también todo listo para la salida de 39 presos palestinos, todos ellos mujeres y menores de edad.
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La diplomacia trabajó sin descanso durante un día en el que Catar envió a Israel a un equipo de altos funcionarios para seguir la evolución de los acontecimientos sobre el terreno. El pequeño reino del Golfo se ha convertido en el mediador clave de un proceso complejo en el que la desconfianza es total entre las partes.
Gaza vivió su segundo día de alto el fuego en medio de la conmoción por la magnitud de la destrucción y muerte causada por Israel en las siete semanas de guerra. Partes enteras de la Franja son puro escombro, un paisaje fantasmagórico sin posibilidades para rehacer una vida en condiciones mínimas. Quienes se fueron al sur para alejarse de los bombardeos, saben ahora que no hay alternativa a esa zona masificada en la que les toca vivir hacinados y pendientes de la ayuda que entre por Rafah.
«La situación es extrema. Estamos hablando de 1,6 millones de palestinos en el sur. Los refugios están demasiado llenos. No es suficiente ni siquiera para el 10% de estas personas. No hay agua potable ni saneamiento adecuado», declaró Aed Yaghi, director de la Sociedad Palestina de Ayuda Médica, a Al Jazeera desde Khan Younis.
La guerra es un odio con muchos tentáculos. Uno de esos brazos armados salió de Gaza y llegó a Cisjordania, a la localidad de Tulkarem. Dos palestinos, acusados por los milicianos de la Brigada de los Mártires de Al Aqsa de ser espías de Israel, fueron ejecutados a tiros y luego pisoteados mientras una multitud grababa la secuencia con sus teléfonos móviles y gritaba: «Traidores» y «Allahu Akbar (Dios es el más grande). Después trataron de colgar sus cadáveres de un poste eléctrico. Como no pudieron, arrojaron los cuerpos a la basura, según el diario hebreo 'The Times of Israel'.
Las víctimas se llamaban Hamza Mubarak, de 31 años, y Azam Juabra, de 29. Les atribuyen haber facilitado a Israel información para montar una acción antiterrorista en la que agentes hebreos acabaron con seis palestinos. La Brigada que los ejecutó publicó esta declaración sobre el suceso: «No les hicimos daño; ellos se lo hicieron a sí mismos». Ni siquiera la familia de uno de los fallecidos le defendió. Se apartó de él por haber caído en desgracia. Era, según dijeron, un «dedo podrido que ha sido cortado sin ningún arrepentimiento».
Por las redes sociales corrieron vídeos en los que, supuestamente, los dos acusados confesaban su vínculo con las fuerzas armadas de Israel a cambio de miles de dólares. Durante la ejecución no apareció ningún miembro de seguridad de la Autoridad Palestina, que tiene el control de esa región. La Fiscalía asegura que en los próximos días tendrá datos de la investigación abierta por la policía. (Por J. Gómez Peña)
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