Cientos de camiones hacen cola ante el paso de Rafah para llevar la ayuda humanitaria a los palestinos. Pablo M. Díez

Rafah, puerta de entrada a la guerra de Gaza y de salida hacia la esperanza

Tras atravesar el Sinaí, cerrado a los foráneos, este diario visita el puesto fronterizo por donde llega la ayuda humanitaria y son evacuados los heridos

Viernes, 2 de febrero 2024, 20:31

Cientos de camiones cargados de ayuda humanitaria hacen cola para entrar en Gaza por el paso de Rafah, la frontera con Egipto. En una fila de varios kilómetros, se suceden uno tras otro a ambos lados de la carretera luciendo en sus remolques y lonas ... quién dona su mercancía: desde el Ministerio de Solidaridad Social egipcio hasta el Comité Islámico Jordano pasando por el «tío Mohamed Al Hajri» y la ONG World Central Kitchen del chef español José Andrés. Procedentes de distintas partes del mundo, todos ellos tienen el mismo destino: la guerra de Gaza.

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Para llegar hasta este enclave, bloqueado y bombardeado por Israel desde el salvaje atentado de Hamás del 7 de octubre, deben atravesar el norte de la península del Sinaí, una zona cerrada a los extranjeros y periodistas por la amenaza yihadista. Tras seis horas en autobús desde El Cairo, en las que cruzamos el túnel bajo el canal de Suez y recorremos una carretera plagada de baches y controles militares en medio del desierto, llegamos hasta el paso de Rafah en un viaje para la Prensa organizado por el Gobierno egipcio.

Por aquí pasan cada día 200 camiones con ayuda humanitaria, de la cual el 70% proviene de Egipto y el resto del extranjero. Antes de la guerra, eran 600. Desde el 21 de octubre, han entrado en Gaza unos 11.000 camiones con más de 70.000 toneladas de comida, 8.000 de medicinas, 21.500 de agua, 6.500 de combustible y 23.000 de otro tipo de asistencia como las mantas que tanta falta hacen este invierno, uno de los más fríos que se recuerdan en la región. Así nos lo explica en el recorrido el director del Centro de Prensa del Servicio de Información del Estado, Ayman Walash.

Pero toda esta ayuda es solo una pequeña parte de la que necesitan los dos millones de habitantes de Gaza, de los que el 80% se ha refugiado en el sur de la Franja, alrededor del paso de Rafah, huyendo de los bombardeos israelíes en el norte y centro. Tras dejar más de 27.000 muertos y destruir la mitad de los edificios de Gaza, el Ejército hebreo se ha marcado ahora la zona de Rafah como el próximo objetivo de su ofensiva.

Largas esperas

Esta nueva fase del conflicto hace temer más problemas a la ya difícil y lenta llegada de la ayuda humanitaria, que Egipto achaca a las inspecciones israelíes. Y es que cada camión tarda entre cuatro y cinco horas en entrar en Gaza porque, desde el cruce de Rafah, deben recorrer otros 40 kilómetros a lo largo de la frontera egipcia hasta el control de Al Awja (Nitzana) y luego volver. Algunos conductores, como Mohamed Mudabed, se quejan de que llevan esperando ya casi tres semanas: «Transporto comida congelada y llevo aquí veinte días. Cada vez que voy al control de Al Awja, los israelíes me envían de vuelta. ¿Por qué? Dicen que mi permiso no ha llegado todavía. Toda esta comida es para la pobre gente que la necesita. ¿Por qué les impiden recibirla? Debería entrar antes que cualquier otra cosa porque son alimentos perecederos. ¡Solo eso!».

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Evacuados de Gaza por el paso fronterizo de Rafah, algunos heridos son palestinos son trasladados en avión para ser tratados en otros países como Qatar. P. M. Díez

Por el cruce de Rafah no solo entra la ayuda humanitaria a Gaza, también salen los heridos evacuados y los refugiados con doble nacionalidad. Desde el 1 de noviembre, cuando Egipto abrió el paso fronterizo, han huido de la guerra unos 28.000 extranjeros y palestinos con doble pasaporte, como los 170 que fueron repatriados a España a mediados de noviembre. Desde entonces, la situación no ha hecho más que empeorar.

«La gente está al borde de la muerte. Gazá está sumido en el caos y el hambre, especialmente el norte y algunas zonas de Rafah y Jan Yunis. Todo el mundo ha huido de Jan Yunis y Deir al-Balah a Rafah. Hay más de un millón y medio de palestinos atrapados en Rafah, donde antes vivían 300.000 habitantes, y no sabemos adónde ir», se lamenta Ahmed Rizk nada más cruzar al lado egipcio de la frontera. A sus 57 años, ha sido evacuado junto a los once miembros de su familia gracias a la ayuda diplomática de Qatar, que está negociando junto a Egipto una nueva tregua entre Israel y Hamás.

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Bajo la puerta del paso fronterizo, el trasiego es constante. A bordo de viejos Mercedes con la baca cargada hasta los topes, quienes escapan de la guerra se topan con los voluntarios egipcios que traen víveres en sus furgonetas. Los camiones que salen vacíos después de descargar la mercancía se cruzan con las ambulancias que llegan para recoger a los heridos palestinos y llevarlos a hospitales de Egipto. En los últimos cuatro meses, han sido evacuados de Gaza más de 1.600 heridos, acompañados de unos 1.900 familiares.

Las claves

Campo de batalla

Este enclave permanece bloqueado y bombardeado por Israel desde los atentados de Hamás

Material de asistencia

Por la frontera pasan cada día doscientos camiones con comida, medicinas, agua y combustible

Desplazados

El 80% de los dos millones de habitantes de Gaza se ha refugiado en el sur de la Franja, cerca de Egipto

Aunque la mayoría son tratados en hospitales cercanos como el de El Arish, muchos son trasladados a otros países de Oriente Medio. Desde el aeropuerto de El Arish, a pocos kilómetros del puesto fronterizo de Rafah, Qatar ya ha llevado a cabo diez de estos vuelos médicos.

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Voluntarios egipcios llevan ayuda humanitaria para Gaza el paso fronterizo de Rafah. P. M. Díez

«Qatar asumió la responsabilidad de tratar a 1.500 pacientes, evacuándolos de Gaza con sus familiares para proporcionarles ayuda médica y el tratamiento adecuado. Hoy vamos a trasladar a 27 pacientes con sus 30 familiares, que van a ser atendidos en siete hospitales de nuestro país», explicaba el jueves a pie de pista Abrar Hayder, de la Media Luna Roja.

«La bomba nos alcanzó»

Una de las últimas evacuadas es Amina, una niña de 13 años que perdió a su padre en un bombardeo y tiene sangre en los ojos. «La bomba nos alcanzó de lleno», cuenta, sonriendo ruborizada, mientras se quita las gafas de sol con que se protege la vista. Aunque se queja de que le duele mucho, se muestra contenta de poder ir a Qatar para curarse. «Íbamos en un convoy y un tanque israelí nos disparó tres veces. Además de Amina, mi otra hermana, Arwa, de diez años, fue herida en una pierna, y mi hermano Omar, de siete, sigue traumatizado», relata su hermano mayor, Ahmed, de 17 años.

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Apenas unas horas después, el mismo drama se repite a las puertas del hospital de El Arish. A toda velocidad, desde Gaza llega una ambulancia, cuyos enfermeros sacan en camilla a un niño que llora por una herida en la pierna que le oculta una manta. Con 218 camas, este centro ha recibido ha recibido ya a más de 420 pacientes palestinos y sigue tratando a 51, entre ellos bebés.

Con su bebé herido en la cabeza, una madre palestina evacuada de Gaza espera en el aeropuerto de El Arish para ser trasladada a Qatar. También aguarda Amina para ser atendida en el emirato de la enfermedad que sufre en los ojos. P. Díez

«Tenemos cuatro casos en incubadoras y algunos con enfermedades congénitas del corazón que hemos preparado su traslado para ser operados en El Cairo. Nosotros hacemos la primera valoración y la asistencia inicial y los preparamos para transferirlos a El Cairo y que reciban el tratamiento necesario», explica su director, el doctor Wagdy Amin.

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Tal y como nos cuenta, «la mayoría de los pacientes que vienen de Gaza sufren fractura de huesos o heridas por las bombas y los derrumbes de edificios». Es el caso de Abid Abdul Karim, de 22 años, quien tiene una pierna rota porque su casa se vino abajo por una bomba israelí que, además, mató a su padre.

Acopio de víveres para ser distribuidos a la población de la Franja. P. M. Díez

Con varios huesos rotos, en otra cama del hospital se recupera Ayda El Garabawi, de 30 años, a quien sus vecinos tuvieron que rescatarla bajo los escombros de su vivienda cuando un ataque hebreo la destruyó el 1 de diciembre, justo después de la tregua. Gracias a la ayuda de Egipto, hace dos semanas que salió de Gaza por Rafah. Este paso fronterizo no es solo la puerta a la contienda, sino el cordón umbilical que mantiene con vida a Gaza por la entrada de la ayuda humanitaria y la evacuación de heridos. Además de a la guerra, Rafah es la puerta a la esperanza.

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