El nuevo hombre fuerte de Siria prioriza la reconstrucción del país a las elecciones

El exmiembro de Al Qaida, que prefiere ahora llamarse con su nombre de pila, Ahmed al Shara, afirma en la entrevista que su principal preocupación es «estabilizar Siria y reconstruirla, antes de unas elecciones que parecen ahora algo lejanas». «La mitad de la población está fuera de las fronteras del territorio (como consecuencia del exilio provocado por la guerra civil de 2011) y muchos no tienen papeles», puntualiza. «Tenemos que traer a gente que está en los países vecinos, y en Turquía y Europa».

Sobre el horizonte electoral, Al Shara dijo que se crearán comités «para planear el periodo de transición y una constitución». «Y cada comité llevará tiempo». El entrevistador no obtuvo un plazo orientativo del líder, pero uno de sus asistentes le dijo que los comicios podrían ser en «un año o algo más». Tal cambio hacia la democracia se asemejaría en rapidez con la española, desde la muerte de Franco, en noviembre de 1975, a las primeras elecciones democráticas en junio de 1977.

La transición de Siria parece compleja pero Al Shara repite en la entrevista el compromiso con el respeto a las minorías que ya había expresado. Se ha reunido con líderes alauitas, drusos y cristianos, a la par que ha rechazado la idea de aplicar la ley islámica a todo el país. «Será la Siria natural. Creo que no habrá intrusión en las libertades personales». Pero señaló después que hay que tener en cuenta «las costumbres».

Asegura que se han dado instrucciones a los militantes del HTS para que sepan que «alguien que viole esas reglas tendrá que responder». A lo largo de la entrevista, el nuevo líder sirio afirma que la amnistía será universal con excepción de colaboradores del régimen de los Assad. Pero no queda claro en el texto si se refiere a cualquier funcionario del régimen o solo a los asesinos y torturadores.

Al Shara es frío sobre el actual debate entre países de Occidente sobre la retirada de la clasificación de terroristas a él y al movimiento que lidera. Como prioridad, quiere que se retiren las sanciones impuestas a la Siria del régimen de Assad. Afirma que no da importancia a la acusación y la recompensa de unos 10 millones de euros que pesa sobre su cabeza. A su juicio, terrorismo es una «designación política». «Nosotros tuvimos actividades militares».

El hombre más poderoso de Siria en este momento sostiene que la única justificación que podía utilizar Israel para ocupar una zona neutral entre los dos países, tras el derrumbamiento del régimen de Damasco, «era la presencia de Hezbolá y de milicias iraníes». «Esa justificación ya no existe», sentencia.

Añade después que «estamos comprometidos con los acuerdos de 1974 (separación de tropas hebreas y sirias) y estamos dispuestos a que regresen los monitores de la ONU. No queremos conflicto con Israel ni con nadie, y no dejaremos que nuestro país sea utilizado como una plancha de lanzamiento de ataques».

«El pueblo sirio necesita descanso», señala. «Los ataques deben terminar e Israel debe retroceder a sus anteriores posiciones».