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Bashar al Assad ha hablado este lunes por primera vez desde que su régimen fuera derrocado el pasado 8 de diciembre. No ha dado la cara, sino que se ha pronunciado a través de un comunicado de la Oficina de la Presidencia de Siria publicado ... en Telegram y Facebook. En el escrito con el que ha roto su silencio el exmandatario ha negado que su huida a Rusia fuera algo «planeado» o que se hubiera planteado «dimitir o buscar refugios» ante la ofensiva rebelde encabezada por la Organización para la Liberación del Levante (HTS) que logró acabar con la dictadura.
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En el mensaje, firmado en Moscú, se asegura que Al Assad «permaneció en Damasco, llevando a cabo sus funciones, hasta primera hora del 8 de diciembre». Fue después de que «las fuerzas terroristas» se infiltraran en la capital siria cuando fue trasladado a la ciudad portuaria de Latakia «en coordinación con los aliados rusos» -que tenían allí una instalación, bombardeada la pasada semana por Israel- para así poder «supervisar las operaciones de combate». Así llegó a la base militar de Jmeimim, donde se dio cuenta de que no tenía nada que hacer al ver que sus fuerzas «se habían retirado completamente de todas las líneas de batalla» y que esa infraestructura estaba «bajo un intenso ataque de drones». Fue entonces cuando, según el comunicado, el Kremlin «pidió que el mando coordinara una evacuación inmediata».
El mandatario defiende en el escrito su papel durante la larga guerra que ha sumido a Siria en una crisis profunda: «No me fui, permanecí junto a mi familia y mi pueblo, haciendo frente al terrorismo bajo los bombardeos y las amenazas de incursiones terroristas». En este sentido, Assad sostiene que su interés siempre ha sido velar por el pueblo sirio y que no ha traicionado al Estado ni a los aliados que han permanecido con él durante todo este tiempo.
«He mantenido una convicción inamovible con su voluntad y capacidad de proteger el Estado y defender sus instituciones y elecciones hasta el último momento», dice. Assad ha querido reafirmar en este comunicado su «profundo sentimiento de pertenencia a Siria y a su pueblo, un lazo que sigue inamovible ante cualquier posición y circunstancia». Su deseo, afirma, es que «Siria vuelva a ser de nuevo libre e independiente».
El fugado líder se ha pronunciado también sobre el nuevo escenario abierto en Siria que, a su juicio, se enfrenta ahora a un periodo complicado por haber caído «en manos de los terroristas». Los rebeldes se han hecho con el poder de un país que debe reconstruirse después de permanecer más de una década en guerra, con una economía devastada y gran parte de sus refugiados a la espera de volver al país tras el fin de la era Assad. Lo hará bajo el mandato interino de Mohamed al Bashir.
Por ahora, este comunicado es lo único que ha salido a la luz respecto a la situación de Al Assad, quien ha prometido dar más información «cuando la situación lo permita». Lo poco que se sabe de su situación actual es que se encuentra en Moscú, donde ha recibido asilo político y su familia cuenta con más de dos decenas de apartamentos de lujo, según el diario 'Financial Times'. Los informes que se han publicado a lo largo de estos últimos años han llegado a la conclusión de que Rusia ha sido un gran refugio para el dinero del exmandatario, firme aliado de Vladímir Putin.
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