«Que ningún rehén más muera preso»

Los allegados quieren el «fin de la pesadilla cuanto antes», pero temen que, como pasó después del último intercambio de 105 cautivos por presos, el proceso «vuelva a detenerse. Sembrar la esperanza y luego frustrarla solo aumenta la angustia y el dolor. Que nadie quede atrás», subrayó este martes un portavoz del colectivo.

Los familiares centran sus críticas en el ministro de Defensa, Israel Katz, por su papel en el marco de las negociaciones de un alto el fuego. Le exigen que incluya la puesta en libertad de todos los cautivos y acusan al Gobierno de «elegir» a un número determinado para su liberación. Algunos familiares llegaron a comparar esta situación con la Alemania nazi. «Están haciendo una selección» de quiénes se salvan y a quiénes les sigue aguardando un provenir incierto, enfatizaron. Yehuda Cohen, padre de un soldado tomado como rehén, rechazaba la creación de una «lista de Schindler» y acusó al Gobierno de Benjamín Netanyahu de demostrar «una ideología asesina».

Algunas de las familias se han habituado a portar en las movilizaciones una estrella de David amarilla con el número 7.10 en referencia al asalto de Hamás del 7 de octubre de 2023. Este martes por la tarde cinco miembros del Foro de Familias se reunieron con el primer ministro. Por la noche, cientos de personas se reunieron en la denominada Plaza de los Rehenes de Tel Aviv para celebrar una larga vigilia. Todos los martes en este lugar se reúnen grupos de ciudadanos para conversar o asistir a conciertos improvisados de músicos israelíes en demanda del regreso «de los secuestrados». Anoche, el veterano cantante de soul Evyatar Banai entonaba la frase «Tengo la oportunidad de ser salvado» en una canción de su repertorio.

La agonía, de las familias, que interpelaron a Netanyahu sobre la fecha en que tendrá lugar la segunda fase del acuerdo sin obtener respuesta, también la comparten los propios rehenes. Stella Yanai, una antigua prisionera de Hamás, recuerda que en el primer canje ella fue seleccionada junto a otras dos mujeres con las que compartía cautiverio. «Nos llevaron al punto de intercambio» donde aguardaba la Cruz Roja para hacerse cargo de ellas. «Allí mismo, a un paso de la libertad, me retuvieron. Las dos chicas siguieron adelante y yo me quedé atrás, en el infierno. Fue la noche más larga de mi vida», cuenta Stella a 'The Times of Israel', quien dice que solo pudo sobreponerse a la desdicha imaginándose a «los liberados tocando el mundo exterior, bebiendo agua clara, haciendo lo que quisieran hacer. Esa fue mi luz», afirma, aunque cree que la situación ahora será diferente para los exrehenes. A ella la canjearon después de 54 días presa en los túneles de Hamás. «¿Pero cuánta esperanza puede tener una persona después de 466 días?», se pregunta en el rotativo israelí.

Sharon Sharabi, cuyos hermanos Yossi y Eli permanecen secuestrados, declaró este martes ante los medios de comunicación que, en su opinión, el Gobierno debería iniciar de inmediato la negociación sobre los términos de la siguiente etapa de liberación. «Cada rehén mantenido en cautiverio durante más de un año es una tragedia humana». «Sólo cuando todos regresen a casa podremos decir que el primer ministro cumplió su palabra. No queremos que ningún prisionero sea abandonado en Gaza. No queremos oír que alguien más murió encarcelado», repetía Gil Diekman, primo de la rehén Carmel Gat.

Ruby Hen, padre del fallecido Itay Hen, sargento de las Fuerzas de Defensa de Israel, calificó el pacto parcial como inaceptable para la mayoría de las familias rehenes. «Netanyahu no incluyó el nombre de mi hijo en la lista de aquellos que deberían ser devueltos. Es un héroe que salvó a la gente el 7 de octubre. ¿Por qué están abandonando su cuerpo en Gaza?»