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Las familias de los cautivos han explotado contra Benjamín Netanyahu, a quien acusan de «negligencia criminal» y llaman a reforzar las protestas a nivel nacional para exigir el regreso seguro de sus seres queridos. El problema para estos ciudadanos desesperados es que ni la movilización ... en las calles, ni la primera huelga general desde el 7 de octubre, son suficientes para que el primer ministro hebreo acepte un acuerdo con Hamás que abra la puerta al intercambio de rehenes por presos palestinos. «La guerra no terminará hasta que Hamás no gobierne en Gaza (…) Necesitamos máxima presión en Hamás, no en Israel», declaró el dirigente del Likud para silenciar a quienes le piden un alto el fuego.
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Israel vive días de conmoción desde que el domingo el ejército encontrara en un túnel de Rafah los cuerpos de seis rehenes ejecutados por sus captores. En su primera intervención desde que se conociera la noticia, Netanyahu compareció ante las cámaras para zanjar cualquier debate y dejar claro que es «estratégicamente obligatorio» mantener tropas en el corredor de Filadelfia, que separa Gaza de Egipto. En opinión del dirigente conservador, este corredor de 14 kilómetros es «el balón de oxígeno» por el que los islamistas consiguen armas y municiones y su control es obligatorio para prevenir un nuevo 7 de octubre. El primer ministro intervino con un mapa de fondo en el que no aparecía Cisjordania e Israel ocupaba el espacio desde el río Jordán hasta el mar Mediterráneo.
Desde que las tropas de Israel salieron de Gaza en 2005 han controlado todos los accesos a la Franja por tierra, mar y aire y Filadelfia ha estado bajo supervisión de Egipto, un país aliado con quien tiene plena coordinación de seguridad. La nueva exigencia «innegociable» de Netanyahu introduce un elemento en el diálogo con Hamás que no estaba presente en la propuesta de mayo y retrasa cualquier posibilidad de acuerdo. Este parón en el proceso se produce al tiempo que Hamás ha cambiado de estrategia con los rehenes y ha dado luz verde a los guardianes para ejecutarlos si perciben la proximidad de una operación de rescate.
Una de las voces más críticas con el primer ministro tras escuchar su intervención fue la del líder de la oposición, Yair Lapid: «La terrible verdad sobre la posición declarada por Netanyahu es que no llegará a un acuerdo. No traerá a nuestros hijos a casa». El dirigente opositor pidió a las personas «más responsables» de la coalición de gobierno que le den un ultimátum y le digan que «si no hay acuerdo, no hay gobierno».
Benjamín Netanyahu
Primer ministro de Israel
El Gobierno hebreo está dividido, pero la semana pasada votó de forma mayoritaria a favor de mantener tropas en la frontera entre la Franja y Egipto. Mientras que el ministro de Defensa, Yoav Gallant, pide dar prioridad a la liberación de los rehenes, los ministros ultranacionalistas presionan para que no se alcance ningún «acuerdo imprudente», en palabras del responsable de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir. Es la voz de los suyos la que más peso tiene en el Ejecutivo más radical de la historia de Israel y la que defiende llegar hasta el final en Gaza y Cisjordania, aunque el precio sea la vida de las decenas de cautivos que quedan en manos de las facciones palestinas.
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