Un palestino observa las ruinas de su casa de Rafah tras ser bombardeada. Abed Rahim Khatib/EP

La tregua se aleja de Gaza al rechazar Israel el fin inmediato de la guerra que exige Hamás

La mediación de Estados Unidos volvió a fracasar a la hora de acercar a dos partes con posiciones inamovibles

Anje Ribera

Domingo, 5 de mayo 2024, 21:38

La guerra de Gaza tiene una larga vida. Ni un alto el fuego puntual ni un final cercano parecen capaces de sobrevolar el negro horizonte que emergió este domingo de las conversaciones que Estados Unidos, en su papel de mediador desesperado, mantuvo en El Cairo ... con representantes de Hamás. Catar actuó como testigo impotente. Nada auguraba el éxito cuando Israel negó su presencia. El diálogo fracasó, como se esperaba, porque sólo los actores externos estaban interesados en que germinara un acuerdo. Desde Tel Aviv nada que no garantice la continuidad de la operación de castigo hasta la erradicación total de los islamistas de la Franja será aceptado. Los radicales que gobiernan el enclave desde 2006, por su parte, tampoco darán su brazo a torcer si las tropas hebreas no ponen fin a la ocupación.

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La paz es imposible cuando lo menos importante son las víctimas. Netanyahu ha cerrado sus oídos a las decenas de miles de compatriotas que, como cada sábado desde hace meses, se manifestaron para reclamar un cambio de postura que permita el regreso de los rehenes capturados el pasado 7 de octubre. Y Hamás tampoco parece sensible al sufrimiento del pueblo palestino, a las ya más de 34.600 fallecidos por el castigo de Tel Aviv. Dirigentes de uno y otro bando defienden intereses personales mediante posicionamientos fratricidas.

No hubo avances concretos en Egipto. Siete meses de guerra y muerte no logran tambalear las posiciones inflexibles de los dos lados. Desde Tel Aviv se culpa al movimiento islámico y éstos responsabilizan a los judíos. Las discrepancias no sólo no se reducen, sino que se agrandan en cada intento de negociación. Ni paz en la Franja ni liberación de rehenes y presos palestinos. Los contactos indirectos pasaron este domingo a mejor vida porque las dos partes califican de «capitulación» cualquier cesión ante el enemigo.

La negativa de Netanyahu

Netanyahu nunca quiso un alto el fuego. Hasta tembló cuando parecía que Hamás podría aceptar algunas de las condiciones, porque la supervivencia de su Gobierno y de su propia carrera política parecen vinculadas a la contienda bélica. Obligar a sus tropas a que vuelvan a los cuarteles sería «una terrible derrota de Israel», dijo el domingo a sus lugartenientes, según fuentes del servicio de Inteligencia citados por el medio egipcio Al-Qahera News. Su ministro de Defensa, Yoav Gallant, detectó «indicios» de que el Movimiento de Resistencia Islámica no quiere cerrar un acuerdo. Por tanto, desde Tel Aviv se cree que no queda otro remedio que retomar cuanto antes la ofensiva militar para eliminar a quienes consideran terroristas y liberar a los rehenes que se cree están recluidos en túneles de Rafah junto a los líderes radicales.

34.680 personas

han muerto por la ofensiva militar de Israel. Según un nuevo balance del Ministerio de Sanidad gazatí, en las últimas veinticuatro horas la cifra de fallecidos es de 29.

Un ejercicio de intransigencia repetido también en las filas de Hamás. Su máximo líder, Ismael Haniyeh, 'exiliado' en Catar, denunció que Israel «saboteó los esfuerzos de los mediadores».

Este intercambio de ataques dialécticos no consigue ocultar el rechazo de ambas partes a la paz. En El Cairo, según fuentes egipcias, ni siquiera se llegó a hablar de los distintos puntos del acuerdo de tregua que defendía Washington después de la gira que realizó su secretario de Estado, Antony Blinken, por Oriente Medio para intentar acercar unas posturas que se han manifestado en las antípodas.

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La última propuesta

La última propuesta de los mediadores internacionales –Catar, Egipto y Estados Unidos– preveía un cese de los combates por cuarenta días (seis semanas) y un canje de rehenes israelíes a cambio de presos palestinos recluidos en cárceles hebreas. Tras un supuesto acercamiento el sábado, al día siguiente llegó la gota fría al manifestarse ambos bandos inamovibles sobre el fin de la guerra, imprescindible para Hamás e inconcebible para los israelíes.

El jefe de la CIA, William Burns, el hombre de Joe Biden en El Cairo, no logró ablandar a los contendientes. Estados Unidos, principal aliado de Israel, se opone a una invasión de Rafah, donde se hacinan 1,2 millones de personas, pero este domingo volvió a ser desoído por Tel Aviv. La operación terrestre está cada día más cerca, con unas trágicas consecuencias previamente anunciadas. La guerra tiene un futuro esplendoroso. La paz volvió a consumir otra de sus escasas vidas.

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