La 'estrategia' de Hamás
Juanjo Sánchez Arreseigor
Historiador, especialista en el mundo árabe contemporáneo
Lunes, 23 de octubre 2023, 19:47
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Juanjo Sánchez Arreseigor
Historiador, especialista en el mundo árabe contemporáneo
Lunes, 23 de octubre 2023, 19:47
Para entender la estrategia (¿?) de Hamás resulta indispensable recordar que es un grupo puramente terrorista. A menudo el término se usa como mero insulto, o fantasmada de propaganda. Pero aquí es una verdad literal.
Terrorismo y guerrilla pueden solaparse, pero es grande la diferencia entre ... ambos. Una guerrilla, aunque utilice ocasionalmente el terror y la intimidación, se centra en causarle bajas al enemigo, en tenderles emboscadas, estorbar sus comunicaciones, volar sus almacenes, impedir que obtengan recursos o reclutas de las zonas ocupadas. Rara vez atacan a la población civil del rival. Simplemente, no son el objetivo.
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Hamás en cambio, ataca preferentemente a la población civil. Incluso cuando Israel lanza una ofensiva terrestre, Hamás concentra sus armas sobre los municipios israelíes y no contra las columnas enemigas que penetran en su territorio. Sus cohetes han ido incrementando su alcance, pero a expensas de la precisión y de la carga explosiva. De esta forma pueden darle miedo a mucha más gente en todo Israel. Si Hamás contase con ayuda iraní, como se ha especulado, sus cohetes tendrían mayor alcance, pero a la vez serían más precisos y llevarían mucha más carga explosiva.
Que sus cohetes puedan causar escasos daños materiales y un número limitado de muertes al ser de escasa potencia es para esta organización algo lamentable, pero son terroristas, así que le dan más importancia a poder amenazar e intimidar a cuanta más gente mejor. Por eso lanzan cientos de cohetes sobre zonas urbanas en vez de arrojar la misma potencia de fuego sobre una base aérea, aun sabiendo que desde allí van a despegar los aviones que van a bombardearles a ellos y a sus vecinos.
Pero proteger a su propia gente tampoco es un objetivo para Hamás, porque no tiene una mentalidad política. No se considera el gobierno de Gaza, ni le preocupa lo más mínimo el bienestar de la población. Lo único que le importa es su causa fanática de destruir por completo a Israel e implantar un sistema islámico intransigente. La tierra y la gente que controlan sus miembros son solo leña para esa hoguera. Creen que Dios les otorgará la victoria si son lo bastante fanáticos, implacables y sanguinarios. Las bajas propias, de guerreros o de civiles, no importan, porque son mártires e irán todos al paraíso
Ser fanático no significa inexorablemente ser estúpido ni padecer ceguera estratégica, pero los de Hamás son extremadamente fanáticos. Militarmente, son como un David que tuviera que luchar de nuevo contra Goliat, pero armados únicamente con un cuchillo tan pequeño que, por muchas cuchilladas certeras que asesten, nunca le desangrarán ni alcanzarán sus órganos vitales. Ahora bien, aunque la estrategia de agresión a ultranza sea prácticamente un suicidio, el militarismo de Hamás no carece de cierta justificación, porque más tarde o más temprano Israel va intentar conquistar Gaza.
¿Qué hacer entonces? Lo primero, no dar el más mínimo pretexto para que Israel pueda justificar una invasión a gran escala. Y, mientras tanto, fortificar la Franja, acumular armas y pertrechos, entrenar marcialmente a toda la población, incluidas las mujeres. Pero como el fanatismo les vuelve necios, han hecho exactamente lo contrario. Y así les va a ir. El mundo será un lugar mejor sin Hamás. Por desgracia, van a arrastrar a toda Gaza en su caída.
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