Israel repite en Cisjordania la estrategia de castigo colectivo que ha aplicado en Gaza

El ejército anunció la muerte de un alto responsable de Hamás en Yenín, Wissam Hazem, tras una emboscada contra el vehículo en el que viajaba junto a otros dos milicianos. Ya son al menos veinte los palestinos muertos en los últimos tres días. La violencia se ha disparado en Cisjordania desde los ataques de Hamás del 7 de octubre. La lista total de fallecidos supera los 600 mientras las tropas hebreas han convertido el territorio en su tercer gran frente junto a Gaza y la frontera norte, donde Hezbolá lanza cohetes cada día.

El secretario general de la ONU, António Guterres, calificó la acción militar en curso de «acontecimiento peligroso» que empeora una «situación ya de por sí explosiva». «El gran cambio que podemos ver a partir de esta operación es que la presencia castrense sea más constante y se sienta mucho más en estas zonas. Hay riesgo de actos terroristas por parte de activistas palestinos. De acuerdo, pero la solución del ejército no traerá la mejora de la situación sino todo lo contrario», afirmó, por su parte, Mauricio Lapchik, director de Relaciones Exteriores de la organización israelí Peace Now.

A las operaciones de las tropas se suma la violencia de determinados grupos de colonos que imponen su ley en los territorios ocupados y lanzan ataques contra comunidades palestinas. En los últimos diez meses la ONU ha documentado alrededor de 1.270, en comparación con los 856 de 2022.

Lapchik piensa que «la intención de las tropas y los servicios de inteligencia es combatir el terrorismo judío, pero Netanyahu lo apoya y fomenta acciones ilegales como la creación de puestos avanzados, la expansión de los asentamientos y la confiscación de tierras. Desde el 7-O el movimiento colono, patrocinado por el Gobierno, aprovecha la situación para cambiar las cosas sobre el terreno».

Se estima que tres millones de palestinos viven en Cisjordania -excluyendo Jerusalén Oriental- junto con alrededor de más de medio millón de colonos, repartidos en unos 130 asentamientos y protegidos por las fuerzas de seguridad. La solución de los dos Estados que defiende Estados Unidos, la UE y la ONU es cada día más difícil de lograr ante una ocupación que avanza imparable.

Mientras la situación de seguridad se complica en Cisjordania, las conversaciones para lograr el alto el fuego en Gaza se han estancado debido a la exigencia de Netanyahu de mantener tropas en la frontera entre Egipto y Gaza. Esta orden del primer ministro provocó una airada discusión con el ministro de Defensa, Yoav Gallant, en la última reunión del gabinete de seguridad, según informó la prensa israelí. Gallant defendió que la liberación de los rehenes debe ser la prioridad y que no hacerlo lo antes posible podría desencadenar una guerra a nivel regional.

Esta nueva línea roja de Netanyahu, que hasta ahora no había estado sobre la mesa, aleja el acuerdo y aumenta la frustración de los allegados de los más de cien cautivos que quedan en manos de las facciones palestinas. El foro de las familias acusó un día más al primer ministro de no querer el regreso de sus seres queridos a casa.

Lo que parece que entra en vigor el domingo serán 'pausas humanitarias' de ocho horas en determinadas zonas de la Franja en las que se administrará la vacuna de la polio, según avanzó la Organización Mundial de la Salud (OMS). La labor es muy complicada y las agencias de la ONU saben que están en el punto de mira de Israel, que hace unos días disparó diez veces contra un vehículo perfectamente identificado del Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés). Fuentes norteamericanas aseguraron que se trató de «un error de comunicación».

Mucha peor suerte corrieron el jueves por la tarde cinco trabajadores de la ONG Anera, con sede en Estados Unidos, asesinados en un ataque aéreo en Rafah cuando transportaban suministros médicos y combustible a un hospital administrado por Emiratos Árabes Unidos (EAU). El ejército aseguró que el objetivo era acabar con «asaltantes armados» que intentaban secuestrar el convoy, pero las víctimas fueron trabajadores de Anera.