El secretario de Estado de EE UU, Antony Blinken, en la cumbre celebrada en Jordania para recabar ayuda para Gaza. Reuters

Israel y Hamás dan muestras de aceptar el plan de paz de Biden

El presidente Pedro Sánchez recalca el «firme apoyo» de España a la propuesta, avalada por la ONU, y anuncia una nueva ayuda a los palestinos

Mikel Ayestaran

Corresponsal. Estambul

Martes, 11 de junio 2024, 21:36

Israel y Hamás ofrecen señales que invitan a pensar que podrían aceptar el alto el fuego aprobado en la noche del lunes por el Consejo de Seguridad de la ONU, aunque durante la jornada del martes los mediadores -Catar y Egipto- no recibieron confirmación oficial. ... El secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, concluyó su octavo viaje a Israel de los últimos ocho meses y abandonó el país con la respuesta positiva de los islamistas a la hoja de ruta y con el compromiso de Benjamín Netanyahu de aceptarla, según afirmó antes de proseguir su gira regional en busca de apoyos en Jordania.

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A media mañana fue Hamás, a través de Sami Abú Zuhri, quien movió ficha. Blinken había pedido en varias ocasiones a Hamás que aceptara la hoja de ruta y Abu Zuhri declaró a la agencia Reuters que el grupo está listo para comenzar a negociar. Blinken calificó esta respuesta de «señal esperanzadora», pero recordó que la decisión final está en manos de Yahya Sinwar, líder del grupo dentro de Gaza cuya palabra «es la que cuenta y es la que no tenemos todavía (…) todo depende de una persona».

En el Estado judío la reacción del Gobierno llegó a través de una filtración anónima, que afirmó que «la propuesta permite a Israel cumplir estas condiciones, y así lo hará», aunque «no pondrá fin a la guerra antes de eliminar las capacidades militares y civiles de Hamás, devolver a todos los rehenes y garantizar que Gaza nunca más represente una amenaza para Israel». Esta última idea es la que más repite Netanyahu en sus intervenciones.

Hoja de ruta

Los acuerdos entre Hamás e Israel que han servido para detener anteriores guerras han sido complicados y muchas veces cada una de las partes los ha interpretado de manera diferente para adaptar el texto a su relato. En la hoja de ruta de Joe Biden la primera fase está clara y establece un alto el fuego de seis semanas en las que se producirá la liberación de los cautivos civiles a cambio de un número sin determinar de presos palestinos.

El gran punto abierto a interpretaciones es la segunda fase, en la que las dos partes deberían firmar «un cese permanente de las hostilidades, a cambio de la liberación de todos los rehenes», además de producirse «una retirada total de las fuerzas israelíes». Los islamistas consideran que esta fase supone el final de la guerra y por eso han dado una respuesta positiva, pero los israelíes estiman que deja la puerta abierta a volver a atacar si el diálogo no llega a buen puerto. Sobre este apartado, Blinken matizó que «el compromiso al aceptar la propuesta es buscar ese alto el fuego duradero, pero eso tiene que negociarse».

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Rescate de rehenes

El ejército hebreo y la milicia islamista podrían haber cometido crímenes de guerra en la refriega de Nuseirat, según la ONU

Si a un lado de la verja de separación es Sinwar quien tiene la última palabra, al otro es Netanyahu, no su gran aliado Biden. Sorprende el rechazo que mostró Israel a su propia propuesta antes de la votación del Consejo de Seguridad y el doble lenguaje que emplea el primer ministro hacia el exterior e interior del país. Los representantes del Gobierno de Washington insisten en que el mandatario israelí acepta la hoja de ruta, pero Netanyahu no lo dice abiertamente cuando se dirige a los suyos.

Desde que Biden hizo público el plan, todas las declaraciones de los ministros ultranacionalistas del Ejecutivo israelí se han dirigido a la misma dirección y apuntan a que no están dispuestos a parar la guerra. Si esto ocurriera, amenazan incluso con retirar su apoyo a Netanyahu y esto supondría el final del ejecutivo y de su mandato. La única voz discordante era la de Benny Gantz, quien apoyaba dar prioridad a un acuerdo para liberar a los rehenes. Gantz presentó su dimisión el domingo y culpó a Netanyahu de ser «el obstáculo hacia la verdadera victoria» y con su salida Estados Unidos perdió al gran valedor. Esta hoja de ruta es el último gran intento de Biden de presionar para buscar una salida a la guerra antes de unas elecciones donde le espera Donald Trump, unos comicios que Netanyahu tiene marcados en su particular hoja de ruta de la guerra.

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Asistencia para la Franja

Mientras tanto, el presidente Pedro Sánchez recalcó este martes el «firme apoyo» de España al plan de paz de Estados Unidos. El dirigente socialista participó en Jordania en una conferencia para dotar de ayuda humanitaria urgente a Gaza y aprovechó para presionar al Gobierno de Netanyahu y a Hamás a que acepten la propuesta. Sánchez anunció también un nuevo paquete de asistencia a Palestina por valor de 16 millones de euros.

La expectación sobre un alto el fuego se ve ensombrecida, sin embargo, por la reciente muerte de entre un centenar -según Israel- y 274 víctimas -según el Ministerio de Salud gazatí- en la operación de rescate de cuatro rehenes del pasado sábado en Nuseirat. La ONU señaló que Israel y Hamás podrían haber cometido crímenes de guerra por el enorme número de fallecidos. En el caso del ejército, por bombardear una zona atestada de personas. Y en el de las milicia, por utilizar a los civiles como pantalla en sus ataques.

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