Gritos, nervios y nada de cámaras. Dahie es una zona tomada por la seguridad de Hezbolá, que este viernes trataba de manera desesperada hacer frente a un nuevo bombardeo y bloqueaba el acceso de la prensa. El miedo a los espías es total. Por tercera ... vez desde el 7 de octubre Israel golpeó este barrio al sur de Beirut, bastión en el que la milicia chií operaba con casi total seguridad hasta ahora. Sin recuperarse aún del duro golpe que supusieron las explosiones en cadena de los 'buscas' y los walkie-talkies, con 37 muertos y 3.000 heridos, el enemigo volvió a golpear a media tarde a la cúpula del Partido de Dios y lanzó sus misiles para asesinar a Ibrahim Aqil, considerado número dos del grupo y responsable de la unidad Radwan, la fuerza de élite desplegada en la frontera, y a Ahmed Mahmud Wahbi, quien dirigió hasta inicios de este año sus operaciones militares.
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En el ataque murieron al menos otras 29 personas, entre ellas tres niños, y más de medio centenar resultaron heridas en una zona muy densamente poblada. Israel ha logrado infiltrarse hasta lo más profundo de Hezbolá y en poco más de un mes ha asesinado a su jefe militar, Fuad Shukr, y a Aqil. El diario hebreo 'Haaretz' señaló que el responsable de esta unidad de élite, y uno de los miembros históricos del grupo, pudo ser localizado porque había resultado herido el martes por la explosión de su buscapersonas y pocas horas antes de su asesinato había dejado el hospital. La sensación de vulnerabilidad en la milicia es total.
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El ejército informó que, junto a Aqil, logró 'neutralizar' a altos responsables de la unidad de élite Radwan, a quienes consideraba los responsables del «plan para la ocupación de Galilea, con el que Hezbolá planeaba atacar territorio israelí, ocupar las comunidades de esta región, asesinar y matar a inocentes, algo similar a lo que la organización terrorista Hamás llevó a cabo en la masacre asesina del 7-O».
El portavoz militar, Daniel Hagari, indicó en rueda de prensa que Aqil y sus hombres «estaban reunidos bajo tierra, en el subterráneo de un edificio residencial, mientras utilizaban a civiles como escudos humanos. Se concentraron para coordinar actividades terroristas contra ciudadanos israelíes». La misma acusación que siempre lanza contra Hamás en Gaza para justificar sus bombardeos en zonas pobladas.
Estados Unidos ofrecía una recompensa de siete millones de dólares por la cabeza da Aqil. Washington le acusaba de haber participado en el atentado que sufrió su Embajada hace cuarenta años, en el que murieron 63 personas y hubo más de 300 heridos.
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A Hasán Nasrala se le acaban los argumentos. El líder de Hezbolá amenazó con atacar Haifa y Tel Aviv si Israel golpeaba en Beirut, pero los hebreos ya han actuado en tres ocasiones en la capital libanesa, además de la operación contra los sistemas de comunicación, y no ha habido respuesta de la milicia chií. Tampoco Irán vengó el asesinato del líder de Hamás, Ismael Haniye, cuando estaba alojado como huésped de honor de la Guardia Revolucionaria en Teherán tras haber asistido a la investidura del presidente persa, Masoud Pezeshkian.
Los israelíes han recibido el mensaje de que sus enemigos no quieren una guerra a gran escala y dan cada vez pasos más fuertes para intentar recuperar la capacidad de disuasión que perdieron tras la operación de Hamás. La diferencia de potencia militar es abismal y Hezbolá sabe que un duro golpe contra su enemigo tendrá consecuencias devastadoras para el grupo y para Líbano, y también es consciente de que la mitad del país no le apoya.
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El asesinato de la cúpula de la unidad Radwan en Beirut se produjo en una jornada en la que Israel realizó los bombardeos más duros que se recuerdan en la frontera libanesa. El ejército aseguró que había alcanzado más de cien lanzaderas de cohetes que estaban listas para disparar. Hezbolá contraatacó con más de 150 cohetes que afectaron a zonas de las que no se han evacuado a los civiles y las sirenas sonaron para que la gente fuera a los refugios. Los proyectiles no provocaron víctimas, pero confirmaron que la milicia sigue dispuesta a mantener su plan de hostigar diariamente al enemigo para evitar que los más de 60.000 israelíes evacuados puedan regresar a sus casas.
Los 650 militares españoles desplegados en la frontera entre Israel y Líbano dentro de la Fuerza Interina de Naciones Unidas (FINUL) son testigos durante los últimos meses del incremento de la tensión entre ambos países. La fuerza interina de la ONU, creada en 1978 con el objetivo de monitorizar las hostilidades, está conformada por más de 10.000 efectivos de 49 países diferentes. En la actualidad está comandada por oficiales españoles desde la base Miguel de Cervantes, en Marjayoun.
La evolución de la crisis ha activado las alarmas entre los militares por el intercambio de cohetes y artillería entre Hezbolá y el ejército israelí. Desde el Gobierno de España se asegura que se han tomado las medidas necesarias para garantizar las seguridad de nuestros soldados, en su mayoría paracaidistas. El contingente , que ha sufrido quince bajas mortales desde su despliegue, se encuentra en estado de alerta ante la posibilidad de que se vea involucrado en alguno de los incidentes que se prevén en la región.
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