Varios palestinos se afanan por buscar supervivientes entre los escombros tras un bombardeo al oeste de la ciudad de Gaza. EFE

Gaza, retrato de una ciudad demolida

Sin luz, sin agua potable y sin alimentos, los más de dos millones de habitantes de la Franja se enfrentan a una catástrofe humana

A. Pérez

Domingo, 15 de octubre 2023, 00:02

La Franja de Gaza, donde se hacinan más de dos millones personas en condiciones que ya eran de suma pobreza antes de las hostilidades, se ha convertido en «un agujero infernal», según denunciaba este sábado la UNRWA, la agencia de las Naciones Unidas para los ... refugiados palestinos. El corte de suministros impuesto hace una semana por Israel, en respuesta a los atentados de Hamás, le han dejado sin luz, sin alimentos y sin medicinas. También se está agotando el agua potable. La población, en pánico ante los constantes bombardeos que han causado más de 2.200 muertos, huye como puede al sur ante el ultimátum dado por Israel de despejar el norte, con 1,1 millón de habitantes, que expiró este sábado a las tres.

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El aviso de Israel, que apuntaba a una invasión inminente, ha llevado la miles de gazatíes a desplazarse en medio de un enorme caos, ya que en un principio no se establecieron corredores seguros. Según fuentes del Ministerio palestino de Salud, en esa atropellada evacuación «fueron alcanzados vehículos, matando a más de 40 personas e hiriendo a 150». «Estos incidentes incitaron a muchos a volver a sus hogares», indicó el organismo.

Unos tienen que abandonar su casa porque está en el norte y otros la han perdido en los bombardeos. Más de 1.300 edificios de la Franja han sido destruidos, según la Organización de las Naciones Unidas, lo que significa que han desaparecido 5.540 viviendas mientras que otras 3.750 han sufrido daños tan graves que no pueden ser habitadas.

Al límite

La población se está viendo obligada a beber de los pozos agrícolas, lo que supone un grave riesgo

Según los cálculos actuales de la UNRWA, casi medio millón de habitantes se ha visto obligado a desplazarse en busca de un refugio. La agencia advierte de que miles de personas (mujeres embarazadas, niños ancianos y personas con discapacidad) no han podido huir.

Una de las mayores preocupaciones en estos momentos es la falta de agua. Naciones Unidas alertó este sábado de que la población se está viendo obligada a a utilizar agua sucia de pozos agrícolas, lo que puede provocar la propagación de enfermedades. «Es una situación de vida o muerte», advierte.

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Apagón eléctrico

La agencia recuerda que hace una semana que Israel no permite la entrada de suministros en Gaza, donde la planta de agua y sus redes de distribución han dejado de funcionar. La Franja sufre un apagón eléctrico desde el 11 de octubre, que afecta a los sistemas de saneamiento. La UNRWA dice que la escasez es grave también en la zona del sur, donde están llegando los desplazados. «Tenemos que transportar combustible a Gaza ahora. Es la única forma de que la gente tenga agua potable. Si no, la población empezará a morir de deshidratación», alertó el comisionado general de la agencia, Philippe Lazzarini.

También es dramática la situación en los hospitales, que se han declarado incapaces de trasladar a los cientos de pacientes y refugiados que albergan. Uno de los más grandes, el centro Al Quds operado por la Media Luna Roja Palestina, envió un comunicado alertando de que no tenía más remedio que desoír la orden de evacuación dada por Israel. «Tenemos a numerosos heridos con casos críticos así como niños en incubadoras», advirtió. «Nuestro mandato humanitario nos obliga a seguir atendiendo a los heridos y a proporcionar tratamiento esencial a los residentes que hayan decidido quedarse», afirmó la Media Luna Roja Palestina.

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Desesperación

Los hospitales de la zona norte se ven incapaces de evacuar a los enfermos que albergan

En un mensaje muy similar, el hospital de Al Awda, situado en la zona norte de la Franja, manifestó que el personal había insistido en permanecer allí y seguir brindando asistencia a los pacientes, pese a que se enfrentaba a la amenaza de muerte. Su responsable, Ahmed Muhanna, denunció que los 35 médicos y enfermeras que trabajan en el centro se enfrentan a «condiciones catastróficas debido a al rápido aumento del número de muertos y heridos».

Gaza se ha convertido en un agujero infernal en el que la población lucha por sobrevivir en condiciones infrahumanas. E Israel advierte de que su ofensiva solo acaba de empezar y que está lista para una nueva etapa.

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