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No habrá paz en Gaza. Las bombas estadounidenses que lanza Israel sobre los palestinos seguirán cayendo estas navidades, porque Washington cree que un alto al fuego no supondría la «solución duradera» que busca. EE UU ejerció este viernes su privilegio de miembro permanente del Consejo ... de Seguridad para vetar la resolución introducida por Emiratos Árabes Unidos que demandaba un alto al fuego humanitario «inmediato» en atención a la solicitud que hizo el secretario general de la ONU, António Guterres, al invocar por primera vez en treinta años el artículo 99 para forzar el debate en el máximo órgano de la organización. La resolución fracasó, pese a estar respaldada por casi un centenar de países y tener 13 votos a favor, con solo uno en contra. El Reino Unido se abstuvo.
China calificó a EE UU de «extremadamente hipócrita». Rusia también tachó al país de «cínico», por hablar de «democracia y derechos humanos mientras es cómplice de un baño de sangre». «¿Cómo se puede permitir que esto continúe?», preguntó desesperado el embajador palestino ante la ONU. Van más de 17.000 muertos en dos meses, casi el 70% mujeres y niños. El 80% de la población está desplazada, el 60% de las casas han sido destruidas. Al menos 130 trabajadores de la Agencia de la ONU para los refugiados palestinos (Unrwa) han muerto, muchos con sus familias, la mayor pérdida que haya sufrido la organización en sus 78 años de historia.
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«Hay un alto riesgo del colapso total del sistema de apoyo humanitario en Gaza, lo que tendría consecuencias devastadoras», advirtió Guterres en su carta al Consejo de Seguridad. «Anticipamos que eso conllevaría una ruptura total del orden público e incrementaría la presión de desplazados masivos en Egipto. Las consecuencias serían devastadoras para toda la región», advirtió el alto diplomático. Aún así, en su intervención, el embajador israelí se preguntó indignado por qué había optado por invocar un artículo de la Carta Magna que solo se había usado tres veces en la historia. Tel Aviv calificó de «atroz y espantoso» el último intento del secretario general para detener la masacre, que Israel considera dirigido a «mantener a Hamás en el poder y garantizar su supervivencia», acusó este viernes Eylon Levy, portavoz del Gobierno israelí.
Washington es consciente de que está quemando muchas bazas al defender incondicionalmente al Ejecutivo hebreo en la masacre palestina. El voto al paquete de ayuda para Ucrania, Israel, Taiwán y la frontera con México reflejó esta semana las primeras divisiones. El senador independiente Bernie Sanders, que originalmente apoyaba el derecho de Israel a defenderse, votó en contra, junto al bloque de la oposición, con el argumento de que EE UU no puede ser cómplice de esa guerra «ilegal e inmoral».
13 votos a favor
tuvo la resolución, pero fracasó tras el rechazo estadounidense.
A medida que aumenta el tamaño de la catástrofe, la brecha se extiende a senadores demócratas con bases progresistas, que se inclinan en favor de exigir a Tel Aviv medidas verificables para minimizar el número de víctimas. «Es imperativo que toda la asistencia a Israel obedezca a las leyes estadounidenses e internacionales de dar prioridad a la protección de civiles», dijo este viernes el senador Ed Markey, que trabaja con un grupo de diez legisladores para redactar la enmienda a la ley que otorgaría a Israel 14.500 millones de dólares en ayuda militar. La propuesta obligaría al presidente a informar al Congreso en 30 días sobre si los países que reciban la ayuda suplementaria «han cooperado totalmente con los esfuerzos de la comunidad internacional apoyada por EE UU para proveer de asistencia humanitaria a civiles».
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Mikel Ayestaran
Israel también acusa a la ONU de ignorar el sufrimiento de las víctimas del 7 de octubre en los kibutz, pero en un comunicado emitido este viernes, la representante especial del secretario general para violencia en conflictos, Pramila Patten, recordó que no ha recibido ningún informe verificado. Por eso, además de condenar «inequívocamente» los ataques de Hamas y expresar su seria preocupación por los «horribles reportes de violencia sexual y atrocidades cometidas», pidió una «robusta» investigación independiente de todas las alegaciones.
La frustración del cuerpo diplomático de la ONU ante el inmovilismo al que está sometida la organización por el derecho a veto que poseen cinco países era patente. «La gente continúa muriendo y la catástrofe está ahí. El llamado del secretario general está ahí. ¿Entonces por qué no podemos hacer nada?», se preguntó el embajador chino, Zhang Jun.
La invocación del artículo 99 había permitido poner el alto al fuego sobre la palestra, pero ni los intentos de última hora de los ministros de Asuntos Exteriores de países árabes que intentaron convencer al secretario de Estado estadounidense Anthony Blinken para que EE UU se abstuviera lograron impedir su veto. La reunión virtual que tenían prevista en Washington una hora antes de la votación fue cancelada y el sufragio se adelantó.
El resultado no solo es descorazonador para el pueblo palestino, sino que supone un varapalo para el secretario general de la ONU, que se encuentra atado de pies y manos. «Iremos paso a paso», dijo su portavoz, incapaz de adelantar cuáles pueden ser sus siguientes acciones. El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, expresó a Guterres su apoyo por Twitter el jueves y, posteriormente, a través de una llamada telefónica. Con su voto del 15 de noviembre, el Consejo de Seguridad forzó una pausa humanitaria que «no es suficiente», dijo, Lana Zaki Nusseibeh, embajadora de Emiratos Árabes Unidos, «profundamente decepcionada». «No nos hacemos ilusiones, pero necesitamos actuar».
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