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La Gran Mezquita de Santa Sofía se ha convertido en uno de los ejes de la lucha en las urnas de Recep Tayyip Erdogan por mantenerse en la presidencia de Turquía. El líder islamista acudió al icónico templo que se levanta en el Cuerno de ... Oro de Estambul para realizar su última oración antes de la cita con las urnas del pasado día 14. Fue un rezo multitudinario que le trajo suerte en unas elecciones en las que, contra todos los pronósticos de las encuestas, obtuvo el 49,5% de los votos y se quedó a sólo medio punto de la mayoría. Erdogan emuló a los sultanes antes de una batalla y salió airoso.
Este domingo, el islamista se enfrentará en segunda vuelta a Kemal Kilicdaroglu, candidato de la oposición que obtuvo el 44,89% de los votos. El actual presidente es el gran favorito para alzarse con la victoria y su ministro del Interior, Suleyman Soylu, ha adelantado que su agenda para el lunes es acudir a la oración en Santa Sofía. En esta ocasión la plegaria servirá para una doble celebración: la victoria en las urnas y el 570 aniversario de la caída de Constantinopla a manos de los otomanos.
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Santa Sofía se construyó hace 1.500 años como una catedral cristiana ortodoxa y fue el símbolo del cristianismo en Oriente durante 900 años, hasta que el sultán Mehmed II capturó la ciudad e hizo de esta basílica una mezquita. Se taparon los símbolos ortodoxos, se levantaron los minaretes y hasta 1935 fue templo musulmán. Ese año, Mustafá Kemal Ataturk, creador de la Turquía moderna, ordenó el final del culto y que pasara a ser un museo. 85 años después, Erdogan emuló a Mehmed, apodado 'El conquistador', y reconvirtió el lugar en mezquita para satisfacción de los sectores más conservadores. Para el presidente el pasado imperial es una obsesión y el 'neootomanismo' un objetivo que seguirá promoviendo durante los próximos cinco años si se confirma su esperada reelección en la segunda vuelta.
La reconversión de «Santa Sofía es un éxito de Erdogan, una nueva conquista para el presidente y sus seguidores. La historia continuará desde el punto en el que fue detenida y Erdogan emergerá como un segundo 'Conquistador'. Cuando el calendario marque el día 29 habrá triunfado ya en la segunda vuelta y rezará en la Gran Mezquita para seguir con la tradición de los sultanes», explicó a este medio Selcuk Turkyilmaz, columnista del diario progubernamental 'Yeni Safak'.
Además de la reconversión de Santa Sofía, Erdogan ha dejado su huella en Estambul con la construcción de las mezquitas de Camlica, una de las mayores de Asia, con capacidad para 37.000 fieles, y Taksim, inaugurada en 2021 en la plaza más célebre de la ciudad y centro de las graves protestas antigubernamentales de 2013.
Mientras Erdogan y los suyos preparan el día después, Kemal Kilicdaroglu no arroja la toalla y encontró un nuevo apoyo para intentar superar a su rival en la segunda ronda. Veinticuatro horas después de hacerse público que Sinan Ogan pide el voto para Erdogan, Umit Ozdag, líder ultranacionalista del Partido de la Victoria compareció junto a Kilicdaroglu para pedir a los suyos que apoyen a la oposición y prometer que devolverán «a los sirios a su patria en el plazo de un año». Su partido obtuvo el 2,2%.
Ambos políticos han convertido la expulsión de los refugiados sirios en su gran reclamo electoral. Ozdag defiende que hay trece millones y declaró que «hemos acordado un modelo en línea con las leyes internacionales y que respeta los derechos humanos y que garantizaría la seguridad de los sirios en Siria, pero quitaría la pesada carga sobre la economía turca y haría nuestras calles seguras de nuevo». Kilicdaroglu fija la cifra en diez millones, aunque el único dato oficial es el la ONU, que tiene 3,6 millones de sirios registrados. Esta nueva alianza de la oposición deja en el aire el apoyo de los kurdos, ya que Ozdag es abiertamente hostil con ellos y ni siquiera permitió la presencia de una televisión kurda, el canal K24, en la rueda de prensa.
Pase lo que pase el domingo en la segunda vuelta, nadie espera que Kilicdaroglu u Ozdag pasen por Santa Sofía. Ellos representan a esa otra Turquía que añora los tiempos del templo como museo, tal y como ordenó Ataturk.
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