Manifestantes denuncian una conspiración de silencio sobre presuntos crímenes sexuales cometidos por Hamás contra mujeres israelíes secuestradas. AFP

Hamás trata de silenciar a las rehenes para que no cuenten las violaciones sufridas

El Departamento de Estado de EE UU sostiene que la tregua fracasó porque la milicia palestina quiere impedir que las cautivas «puedan hablar sobre lo que les sucedió durante su tiempo de custodia»

I. Ugalde

Martes, 5 de diciembre 2023

El muro de silencio que se habría esforzado en levantar Hamás para silenciar las atrocidades perpetradas contra las mujeres israelíes secuestradas continúa resquebrajándose. Si ya este lunes fue Israel quien denunció en la ONU la violencia sexual ejercida por la milicia palestina durante los ataques ... del pasado 7 de octubre, esta vez ha sido EE UU quien ha alzado la voz de denuncia. Sin rodeos, el portavoz del departamento de Estado, Matthew Miller, ha asegurado en rueda de prensa que los islamistas temen que las rehenes puedan sacar a la luz las «violaciones sufridas» durante su cautiverio.

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«La razón por la que esta pausa humanitaria fracasó es que no quieren que esas mujeres puedan hablar sobre lo que les sucedió durante su tiempo en custodia», afirmó Miller. Aunque ha explicado que no dispone de una evaluación independiente, sí ha reconocido que ha visto varios informes que recogen que Hamás ha cometido «violaciones». «No tengo ningún motivo para dudar», ha remarcado, firmemente convencido de que la milicia fundamentalista llevó a cabo «todo tipo de atrocidades» contra las secuestradas desde el 7 de octubre, cuando atacó el sur de Israel, mató a 1.200 hebreos y tomó a 240 personas como rehenes.

La postura del Gobierno estadounidense ya se vio avalada la noche del lunes por el relato ante la ONU del personal médico y policías que constataron el horror al desplazarse a los kibutz arrasados por los islamistas. Los testigos pusieron los pelos de punta al describir el hallazgo de mujeres salvajemente violadas, con las piernas abiertas, la ropa rajada e incluso algunas víctimas tenían la pelvis destrozada.

«La pausa humanitaria, que resultó en la liberación de rehenes, se negoció con unos términos muy claros, y fue que los niños y las mujeres serían la primera prioridad en ser liberados. Cerca del final de la tregua, Hamás todavía seguía reteniendo a mujeres que deberían haber sido las siguientes en ser liberadas y se negaron. Rompieron el trato, inventaron excusas para explicar el motivo», afirmó Miller. «Ciertamente se negaron a liberarlas porque no querían que la gente escuchara lo que ellas tendrían que decir públicamente», añadió.

«Le cortaron el pecho y jugaron con él»

Las denuncias presentadas contra los terroristas por actos de violencia sexual suman ya 1.500, según han informado las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), que trabajan en recopilar pruebas y testimonios. «Vi cómo el terrorista la inclinaba, la violaba y simplemente la pasaba al siguiente. Estaba viva. Estaba de pie. Sangraba por la espalda. Le tiró del pelo. Le disparó en la cabeza mientras la violaba, ni siquiera se levantó los pantalones. Le cortaron el pecho y jugaron con él», ha relatado uno de los supervivientes de la matanza a las FDI.

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En las morgues, como la de Shura, también se han constatado los abusos y da fe de ello Shari Mandes, una miembro de las Fuerzas Armadas hebreas israelí que ahora trabaja como voluntaria en el depósito de cadáveres. «Hemos visto a mujeres que han sido violadas. Niños y hasta ancianas que han sido violadas», lamenta.

Sin embargo, lo que verdaderamente ha causado irritación y ha lanzado a las calles a cientos de personas en ciudades como Londres y Madrid es el mutismo de la comunidad mundial frente a las incesantes denuncias contra la milicia palestina por abusos y crímenes sexuales. «Hamás utilizó la violación como arma de guerra. Estas no fueron decisiones espontáneas de profanar y mutilar a niñas y hacerlas exhibir mientras los espectadores vitoreaban; más bien, esto fue premeditado», denunció el lunes el embajador de Israel ante la ONU, Gilad Erdan, quien lamentó que «el silencio cómplice de los organismos internacionales supuestamente defensores de las mujeres ha sido ensordecedor».

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