Arabia Saudí intercepta misiles que se dirigían a Israel

Arabia Saudí mantiene mientras tanto mutismo absoluto en lo que se refiere a las actividades de su fuerza de defensa antiaérea. Aunque al menos en dos ocasiones sus militares han derribado en pleno vuelo misiles que se dirigían a Israel. Una de ellas a finales de octubre sobre el mar Rojo y otra la noche del 4 al 5 de noviembre sobre territorio del reino árabe, asegura 'Der Spiegel', que no descarta que se hayan producido más derribos en las últimas semanas. Para interceptar los misiles procedentes de Yemen, los militares saudíes utilizaron baterías antiaéreas del tipo Patriot que produce Estados Unidos o lanzaron misiles aire-aire Iris-T desarrollados en Alemania desde cazabombarderos del modelo Eurofighter Typhoon.

Los misiles que se dirigían a Israel fueron lanzados desde Yemen por unidades de los rebeldes hutíes, que son apoyadas y en parte dirigidas, al igual que los islamistas en Gaza, por el régimen religioso de Irán. El Gobierno de Teherán protege, arma e influye decisivamente tanto en Hamás como en la guerrilla hutí, una minoría étnica yemenita de confesión chiíta, la misma que los iraníes. Además de Arabia Saudí, las unidades de la marina de Estados Unidos emplazadas en el mar Rojo, han interceptado y derribado también misiles que se dirigían a territorio israelí procedentes de Yemen. Estos deben cruzar una buena parte del mar Rojo o sobrevolar el territorio de Arabia Saudí para alcanzar su objetivo.

Los observadores consultados por el medio alemán subrayan que la ayuda saudí a Israel es relevante y refleja las tensiones internacionales en la región del Golfo Pérsico. Hasta ahora el príncipe heredero, MBS, se había mantenido en una cierta neutralidad en el conflicto entre la milicia palestina y el régimen de Tel Aviv pese a que afecta también a intereses nacionales. Irán, conocido por su respaldo abierto a Hamás, es desde hace décadas enemigo declarado de Arabia Saudí, de confesión wahabita. Chiítas y wahabitas se califican mutuamente de herejes. Y aunque la solidaridad con los palestinos es oficialmente razón de estado en Riad, su Gobierno se ha mostrado muy reservado desde el comienzo del conflicto armado, por lo menos ante la opinión pública.

Las discretas actividades de la defensa antiaérea saudí son por ello una muestra de que Mohamed bin Salmán protege a la vez sus intereses a largo plazo en la región. Con objetivos como normalizar y abrir relaciones diplomáticas oficiales con Israel. El príncipe apuesta por la importancia económica de esa posible relación, pero a la vez considera a Israel un potencial aliado en su pugna permanente con Irán. Por ese motivo Washington apoya abiertamente el proceso de acercamiento entre Israel y Arabia Saudí iniciado por MBS, que parece decidido a modernizar y abrir su país, incluso al turismo, aunque gobierna con mano dura.

'Der Spiegel' recuerda que el príncipe mantiene un difícil equilibrio entre los propios intereses y las expectativas de su pueblo. Por ello convocó pocos días después del asalto terrorista de Hamás en el sur de Israel una cumbre de jefes de Estado de la región en Riad, que se cerró con una condena a Israel y un llamamiento al alto el fuego. Pero ni se debatieron medidas de presión más fuertes como una reducción de la producción de crudo. Para los analistas fue el propio Mohamed bin Salmán quien se ocupó personalmente de que la reunión tuviera un desarrollo medianamente moderado.

Una apreciación que también ha hecho el ejecutivo de Tel Aviv. Fuentes oficiales israelíes consultadas por el semanario alemán expresaron su respeto hacia el príncipe por el control de la cumbre en Riad y evitar que esta degenerara en un llamamiento público al odio contra Israel. El Gobierno federal en Berlín, aliado obligado de los israelíes por su oscuro pasado, ve igualmente con buenos ojos la actitud reservada y moderada de Riad y espera que cuando acaben los combates en la Franja de Gaza Arabia Saudí juegue un papel relevante en la reconstrucción del enclave y la reforma de la autoridad autonómica palestina.