Rafael M. Mañueco
Corresponsal. Moscú
Miércoles, 26 de agosto 2020, 16:32
La escritora bielorrusa y Premio Nobel de Literatura 2005, Svetlana Alexiévich, de 72 años, tuvo este miércoles que acudir en Minsk al Comité de Instrucción de la república en medio de un enjambre de seguidores y periodistas para ser interrogada en el marco de la ... causa penal abierta por la Fiscalía contra el Consejo de Coordinación de la oposición. Ella pertenece a esa estructura, creada por la excandidata Svetlana Tijanóvskaya para lograr del poder una repetición electoral, e incluso forma parte de su presídium.
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Tras finalizar su encuentro con los investigadores, Alexiévich dijo que «he utilizado mi derecho a no testificar en mi contra». Según sus palabras, «no me siento culpable de nada, no hemos hecho nada ilegal. El Consejo de Coordinación solo busca lograr un consenso en la sociedad». A su llegada a las dependencias, junto a sus compañeros en el presídium, María Kolésnikova y el exministro de Cultura Pável Latushko, la escritora declaró que «la acción del Consejo es completamente legítima».
Pero no piensa lo mismo el presidente, Alexánder Lukashenko, ni la Fiscalía General bielorrusa, que ha iniciado diligencias contra ese comité por considerarle «ilegal» y «una amenaza para la seguridad nacional». De hecho, el lunes, se detuvo a dos de sus miembros -Olga Kovalkova, mano derecha de Tijanóvskaya, y Serguéi Dilevski, otro de los componentes de la dirección opositora-. Ambos han sido condenados a 10 días de prisión por organizar la protesta del domingo, en la que hubo unas 150.000 personas.
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Deberá también declarar ante los investigadores Lilia Vlásova, perteneciente también al Consejo, cuyos componentes han exigido al Gobierno que acabe con la represión, liberen a los encarcelados por motivos políticos y convoquen otras elecciones. La oposición cree que quien ganó los comicios fue Tijanóvskaya, pero, según los resultados oficiales, ella obtuvo solo el 10% de los votos contra el 80% que supuestamente cosechó Lukashenko.
«Debemos mantenernos unidos, no ceder», aseguró Alexiévich, que subrayó que un derramamiento de sangre en la actual situación sería lo peor que podría suceder. «Si nos siguen dividiendo así, nos veremos abocados a una confrontación civil», advirtió, mientras matizó que la oposición pretende «ayudar a superar la crisis política, no organizar un golpe de Estado». Al mismo tiempo, recalcó que «necesitamos la ayuda del mundo y, puede ser, que de Rusia». En su opinión, la ayuda internacional será importante «pero no conseguiremos nada sin Putin, Lukashenko habla sólo con él». Sin embargo, el jefe del Kremlin sostiene que no desea ninguna intromisión.
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Entretanto, Lukashenko sigue intentando aplastar la revuelta, pero de una forma más sutil que al principio, cuando se produjeron cinco muertos y 7.000 detenciones. Ahora los arrestos son más selectivos, hay despidos en fábricas y empresas en huelga, los maestros de escuela que simpatizan con la oposición están siendo amenazados con perder su trabajo y los medios de comunicación críticos están recibiendo la visita de inspectores fiscales.
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