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Rafael M. Mañueco
Corresponsal en Moscú
Sábado, 2 de abril 2022, 22:22
El cambio de estrategia que el Ministerio de Defensa ruso anunció el pasado 25 de marzo –la concentración de tropas en la «liberación» del este de Ucrania–, comienza a materializarse. Así lo confirmó este sábado el asesor de la Presidencia ucraniana, Mijailo Podoliak. «Con la ... rápida retirada de los rusos de Kiev y Chernígov (...) ahora su objetivo prioritario consiste en replegarse hacia el este y el sur», dijo. Los medios ucranianos y las redes sociales mostraban vídeos de la llegada de unidades del Ejército a Irpín, Bucha y Hostomel, localidades abandonadas por las tropas del Kremlin en su repliegue.
Zapadores procedieron de inmediato al desminado del entorno. Y, según el Estado Mayor del Ejército de Ucrania, «antes de salir de Bucha, las fuerzas de ocupación minaron edificios civiles, infraestructuras y otras áreas». El aeropuerto de Antónov, en Hostomel, también ha quedado vacío de fuerzas rusas. Fue ocupado desde el primer día de la invasión.
Por su parte, el gobernador de la región de Chernígov, Viacheslav Chaus, confirmaba también que las fuerzas rusas «se retiran» de la zona de Chernígov, ciudad cercana a la frontera con Bielorrusia, que ha quedado casi destruida y en la que sus autoridades hablan de casi 400 muertos y el mismo número de heridos. En la Central Nuclear de Chernóbil y en Slavútich, la ciudad en donde viven sus trabajadores, tampoco queda un solo soldado ruso.
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«Las tropas rusas están siendo transferidas, no solo a Donbass, Járkov e Izyum, como se anunció en un principio, sino también a la región de Sumy», según el jefe de la Administración Militar Regional de Sumy, Dmitro Zhivitski. Una parte de esas fuerzas «está regresando a Rusia», añadió.
En toda esta nueva configuración de fuerzas, Izyum, situada al sureste de Járkov, juega un papel clave, ya que es la puerta de acceso a Donbás. Su control supone para los rusos cerrar el paso al Ejército ucraniano en su intento de no perder el este. Salvo su parte sur, Izyum está prácticamente en manos de las tropas rusas, que esperan un contraataque en cualquier momento y la llegada de refuerzos procedentes de la región rusa de Bélgorod, en donde el viernes fue atacado un almacén de combustible para aparentemente obstaculizar precisamente tal movimiento.
El consejero de la Presidencia de Ucrania, Oleksiy Arestóvich, estima que la intención inmediata de Rusia a día de hoy pasa por «tomar Mariúpol, embolsar a nuestras fuerzas en Donbás y afianzar sus posiciones en Jersón y Zaporiyia», provincias ocupadas en los primeros días de la invasión con tropas llegadas desde Crimea.
A principios de esta semana el titular de ministerio, Serguéi Shoigu, consideraba finalizada lo que Moscú definía como «primera fase de la operación especial», añadiendo que «el potencial de combate de las Fuerzas Armadas ucranianas se ha reducido (…) han sufrido daños significativos». Una merma que, daba a entender, permitía centrarse en el Donbás.
Así las cosas, el oficial de la inteligencia rusa y antiguo comandante en jefe de las fuerzas rebeldes de Donetsk, Ígor Strelkov, cuyo apellido real es Guirkin, se mostraba días después crítico con esa decisión. En una entrevista aseguraba que «se desaprovechó el momento climático propicio para tomar Kiev». Al tiempo que advertía de que las numerosas bajas sufridas por el Ejército ruso, las deserciones y el rechazo a combatir en Ucrania de muchos soldados rusos alistados con contratos temporales podrían poner en peligro la operación en Donbás. Strelkov declaró que «dado que Moscú niega el hecho de la guerra y no introduce la ley marcial, carece de mecanismos reales para obligar a cumplir sus contratos a los militares que no quieren luchar».
En la mañana de este sábado, la ofensiva continuaba en otros puntos. Misiles de crucero rusos de largo alcance golpearon las ciudades ucranianas de Poltava, Kremenchug y Dnipró, según informaba el gobernador de Poltava, Dmitro Lunin. Fueron atacados depósitos de combustible. Lunin aseguró que se trata de «debilitar las capacidades de nuestro Ejército de cara a la ofensiva en Donbás (…) este es el objetivo que se ha marcado Putin para celebrar el 9 de mayo el Día de la Victoria», en la Plaza Roja de Moscú.
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