A las 9.20 de la mañana del día 11 el presidente saluda desde un balcón de La Moneda.

Una fisura abierta en un Chile en el que el 80% ha nacido tras el golpe

La sociedad chilena está más polarizada que hace 30 años y la fractura emocional es aún muy dolorosa pese al paso del tiempo

A. Surio

Domingo, 10 de septiembre 2023, 00:13

Quienes, como el exalcalde de San Sebastián, Odón Elorza, se afiliaron al Partido Socialista como respuesta a aquel 11 de septiembre, evocan el impacto que tuvo. Chile y su imaginario -desde Victor Jara, a 'Quilapayún'- se convirtieron en un mito y la épica lo envolvió ... todo.

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La efeméride suscita lecturas emocionales pero también políticas. Osvaldo Puccio, artífice de la etapa de la Concertación tras la dictadura entre los antiguos enemigos políticos -el Partido Socialista y la Democracia Cristiana- ve hoy con amargura que la fisura abierta en la sociedad chilena sigue más abierta que nunca en un país muy polarizado, también por el contexto mundial, Opina que la conmemoración de los 50 años va a ser distinta a cuando se cumplieron.

A su juicio, es compatible la denuncia radical de la dictadura con una revisión crítica de los errores de la Unidad Popular. Recuerda al escitor que dijo que Chile tenía «una historia sensata en una geografía loca» y denuncia que los extremismos, de derecha y de izquierda, han quebrado la expectativa para el reencuentro y han vuelto a poner de relieve una incapacidad para gestionar los conflictos. «Observo el momento con una sensación de cierto fracaso», se lamenta.

«Una Justicia muy lenta»

«Debería estar claro que un golpe de Estado es injustificable pero la herida no está cerrada a pesar de los 50 años. Todavía hay muchos familiares de desaparecidos que no saben qué pasó con ellos. La Justicia ha sido muy lenta», opina Paulina Soto.

Patricia Jirón admite que se puede hacer un revisionismo de lo que fue la Unidad Popular, pero pide que se tenga en cuenta la situación de entonces. «Lo otro viene para otro día, hoy toca hablar del golpe a la democracia y decir: nunca más».

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Jirón lamenta que Chile mantenga esa cicatriz abierta, «porque la derecha chilena es muy medieval». Para Soto, es fundamental que una nueva sociedad -el 80% de los chilenos de hoy nacieron tras el golpe de Estado- escuchen a la generación que sufrió el exilio y la represión. Los tres aseguran que algún día se abrirán las «grandes alamedas, por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor», las últimas palabras del presidente en Radio Magallanes que pronunció por teléfono desde su despacho. Fue su testamento.

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