La guerra de Ucrania ha entrado en una nueva fase desde que el pasado domingo la Administración Biden dio luz verde a Volodímir Zelenski para el uso de armamento más letal contra territorio ruso. Un permiso que el presidente ucraniano trató de arrancar a sus ... socios occidentales durante meses y que, una vez obtenido, no ha tardado en aprovechar para hacer una demostración de su renovada fuerza tras mil jornadas -hoy se cumple la 1.002- de contienda. Sólo dos días después de la autorización de Washington, el martes, atacó un depósito de armas en Briansk con al menos media docena de misiles de largo alcance estadounidenses ATACMS y este miércoles lanzó más de una decena de proyectiles británicos Storm Shadow sobre Kursk, donde hay tropas norcoreanas desplegadas. Moscú no se pronunció sobre los bombardeos en estas dos regiones fronterizas, pero Kiev y sus aliados saben que antes o después ejecutará su venganza sobre el terreno.
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Gonzalo Ruiz
La respuesta del Kremlin se ha materializado por ahora sólo en el papel, donde Vladímir Putin aprobó hace un par de días una actualización de la doctrina nuclear para permitir que Rusia pueda responder con armamento atómico a cualquier ataque convencional del exterior. Los países de la OTAN, con su visto bueno al recrudecimiento de la ofensiva kievita, saben que están en el punto de mira de Moscú. «Putin no debe salirse con la suya», zanjó el secretario general de la Alianza, Mark Rutte, sobre el futuro de la guerra. En la organización militar son conscientes de que el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca en enero marcará un punto de inflexión en la invasión rusa ya que, de cumplir con lo expuesto en campaña, cerrará el grifo de la ayuda a Zelenski. «Si recortan, perderemos», vaticinó el martes el presidente de Ucrania en una entrevista en Fox News, la cadena favorita del republicano.
Ni el Gobierno de Estados Unidos ni el de Reino Unido -los dos países cuyos misiles de largo alcance ha estrenado Kiev en los últimos días- han reconocido oficialmente haber autorizado a Zelenski a usar este armamento, pero ambos se encuentran en alerta ante posibles represalias de Rusia. La prueba es la decisión que tomó este miércoles Biden -justo cuando cumplió 82 años- al cerrar su embajada en la capital ucraniana y pedir a su personal que «se resguardase en el lugar» por temor a un «ataque aéreo significativo» e inminente contra la ciudad, según las informaciones recabadas por los servicios de Inteligencia. Una medida adoptada por «precaución» que siguieron otros Estados, como España, Grecia e Italia, que también clausuraron sus sedes diplomáticas y recomendaron a sus ciudadanos en Ucrania seguir las indicaciones de las autoridades locales, «estar preparados para refugiarse» o contar con reservas de agua, alimentos y medicamentos. La legación británica, por su parte, continuó abierta aunque desde hace tiempo funciona con actividad «limitada». El Kremlin eludió comentar estos movimientos.
Aunque EE UU aseguró disponer de «información específica» sobre un posible bombardeo sobre Kiev, donde sonaron las sirenas de aviso de ataque aéreo a primera hora de la tarde, la agencia de espionaje militar de Ucrania (GUR) rebajó la amenaza poco después al advertir sobre una calculada operación psicológica rusa. «El enemigo, incapaz de someter a los ucranianos por la fuerza, recurre a medidas de intimidación y presión psicológica sobre la sociedad. Les pedimos que se mantengan vigilantes y firmes», recogió este organismo en un comunicado. Según sus sospechas, Moscú habría lanzado falsos mensajes a través de redes sociales y otras vías que apuntaban a una acción «con misiles y bombas particularmente masiva contra ciudades hoy (por este miércoles)».
500 kilómetros
de distancia máxima alcanzan los misiles Storm Shadow entregados por Londres.
300 kilómetros
pueden recorrer los proyectiles de largo alcance estadounidenses ATACMS.
Pero el temor a una venganza rusa por las últimas decisiones de los aliados de Ucrania es real y cada vez mayor. El Kremlin tampoco oculta sus intenciones ya que, como apuntó Serguéi Lavrov, ministro de Relaciones Exteriores, la entrada de proyectiles más letales en la escena bélica evidencia el deseo de Occidente de «escalar» el conflicto. «Permítanme recordarles que Rusia ha estado almacenando misiles durante meses, incluidos Kalibr y balísticos», señalaron desde el Consejo de Seguridad ucraniano. Kiev dispone de más armamento de largo alcance entregado por otros aliados, como Francia, que aún no ha utilizado.
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