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Después de la primera ronda de aproximación, el jueves en la localidad azerbaiyana de Yevlaj, para las negociaciones de cara a una solución que resuelva definitivamente el contencioso de Nagorno Karabaj -territorio que siempre tuvo mayoría armenia, pero que la ONU reconoce como azerbaiyano y ... Bakú lleva décadas tratando de poner bajo su control-, la población del enclave espera que las conversaciones se reanuden lo antes posible. Pero la sempiterna desconfianza entre las dos etnias está haciendo que muchos pierdan los nervios.
El martes, el Ejército azerbaiyano lanzó una ofensiva en Nagorno Karabaj para terminar de recuperar los territorios que no ocupó en la guerra del otoño de 2020, cuando se alcanzó un acuerdo de paz con la mediación del Kremlin, que estableció el despliegue de tropas rusas en el entorno de Stepanakert, la capital, para proteger a los armenios de posibles excesos de parte de las fuerzas azerbaiyanas.
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Así quedó la cosa hasta que, aprovechando que Moscú está absorbido por la guerra en Ucrania, Bakú decidió esta semana volver a la carga. El presidente azerbaiyano, Ilham Alíyev, justificó la operación en la necesidad de acabar con los «grupos armados ilegales» que los separatistas de Karabaj tienen desplegados en la zona gracias a que, según sus informaciones, se benefician de la ayuda militar de Armenia. Alíyev aseguró que tales destacamentos, además de colocar minas que mataron a civiles, militares y policías azerbaiyanos, esporádicamente organizan ataques contra sus unidades.
Al día siguiente de iniciada la ofensiva, el miércoles, los armenios separatistas de Nagorno Karabaj depusieron las armas y, el jueves, tuvieron la primera reunión con representantes azerbaiyanos para acordar lo que en Bakú llaman la «reintegración» de esos territorios a Azerbaiyán. Ambas partes declararon que la reunión fue «constructiva», pero señalaron que harán falta más encuentros para alcanzar un acuerdo definitivo que resuelva el conflicto.
En este contexto, este viernes la portavoz de la Administración de Nagorno Karabaj, Armine Hayrapetyan, declaró alarmada que «la situación en Stepanakert es horrible, las tropas azerbaiyanas tienen rodeada la ciudad, están en la periferia». Según sus palabras, «la gente teme que los soldados azerbaiyanos entren en la ciudad en cualquier momento y comiencen las matanzas (…) se esconden en los sótanos». Hayrapetyan aseguró también que «no hay luz, gas, comida, gasolina, conexión telefónica o a Internet».
Sin embargo, las mismas autoridades del enclave, que han denunciado la muerte de 200 personas y 400 heridos durante la incursión de las tropas de Bakú, emitieron después un comunicado señalando que «están en curso negociaciones con la parte azerbaiyana, bajo los auspicios de los soldados de mantenimiento de paz rusos, para organizar el proceso de retirada de las tropas y garantizar el regreso a sus casas de los ciudadanos desplazados por la agresión militar». La nota explicaba también que se está negociando «el procedimiento de entrada y salida de los ciudadanos de Nagorno Karabaj», cuya única conexión con Armenia discurre a través del corredor de Lachín, bajo control de las tropas azerbaiyanas. Se discute también la llegada de ayuda humanitaria al enclave para aliviar la penuria de alimentos y carburante, algunos de cuyos envíos ya están en camino.
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Rafael M. Mañueco
El primer ministro armenio, Nikol Pashinián, tachado de «pusilánime» por la oposición por no haber enviado el Ejército para ayudar a los karabajíes y acosado por miles de manifestantes que, desde el martes, rodean el edificio del Gobierno todos los días exigiendo su dimisión, dijo este viernes durante una reunión que «la situación sigue siendo tensa, pero hay esperanzas de una dinámica positiva». Mientras, en la calle, los antidisturbios detenían gente y evitaban que irrumpieran en el interior de la sede gubernamental.
En una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU el jueves, el ministro armenio de Exteriores, Ararat Mirzoyán, recriminó a Azerbaiyán el haber lanzado una ofensiva «injustificada» con el objetivo de organizar una «limpieza étnica» de la población armenia de Nagorno Karabaj. Su colega azerbaiyano, Jeyhun Bairámov, por su parte, acusó a Armenia de tratar de «engañar a la comunidad internacional» y de «alimentar durante mucho tiempo el separatismo» contra Azerbaiyán.
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