Alto el fuego en Nagorno Karabaj tras la rendición de los separatistas armenios

El cese de las hostilidades se alcanzó mediante negociaciones con la mediación del contingente ruso de mantenimiento de la paz en la región y prevé la retirada de unidades y equipos militares armenios de Nagorno Karabaj, así como el desarme de las fuerzas de defensa locales, según se acordó. Sin embargo en Armenia se ha acusado a los militares rusos desplegados en Karabaj de «inacción» por no haber protegido a la población armenia del enclave.

El Ministerio de Defensa ruso ha asegurado que durante la ofensiva de las tropas azerbaiyanas murieron varios soldados del contingente destacado en Karabaj sin precisar el número exacto. Según la información castrense, los militares perdieron la vida al ser alcanzado por disparos de armas ligeras el vehículo en el que se dirigían a un puesto de observación en la zona de Dzhaniatag. Moscú y Bakú se proponen investigar conjuntamente el suceso para depurar las responsabilidades pertinentes. Mientras, centenares de personas se agolpan ahora en el aeropuerto de Stepanakert, la capital karabají, para huir de la zona por miedo a las represalias que pudiera adoptar Bakú contra quienes más se destacaron en los últimos años en la lucha contra las tropas azerbaiyanas.

Alíyev, expuso en la madrugada del miércoles, durante una conversación telefónica con el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, las condiciones para que el Ejército de Bakú detuviera la operación «antiterrorista» lanzada este martes contra la parte de Nagorno Karabaj que no controla. Según la información difundida por ambas partes tras el contacto telefónico.

Alíyev dijo que, si los grupos armenios armados «deponen las armas y se rinden, se suspenderán las medidas antiterroristas». Según sus palabras, los armenios que viven en el disputado enclave montañoso «fueron invitados repetidamente a dialogar, pero todas las veces rechazaron reunirse. Incluso, comenzadas ya las actividades antiterroristas, fueron instados nuevamente al diálogo».

Alíyev informó a Blinken sobre las razones por las que se inició la ofensiva en Nagorno Karabaj señalando que «civiles y militares azerbaiyanos fueron víctimas de las explosiones de minas instaladas por las Fuerzas Armadas de Armenia (…) cuyos efectivos dispararon contra las posiciones del Ejército azerbaiyano con morteros y armas ligeras de distintos calibres», señala el servicio de prensa de la Presidencia de Azerbaiyán.

Así mismo, el líder azerbaiyano le aseguró a Blinken que sus tropas desactivaron localmente «sólo objetivos militares legítimos del enemigo. Los civiles y la infraestructura civil no son objetivos de las Fuerzas Armadas de Azerbaiyán». Por su parte, el secretario de Estado de EEUU, según el comunicado de prensa, «expresó su preocupación por la situación reinante, pidió detener las hostilidades y afirmó que Washington apoya el diálogo directo entre Bakú y los armenios que viven en la región de Karabaj».

Además de Estados Unidos, la ONU, la Unión Europea y Rusia exigieron a Bakú que parase la operación militar e iniciaran urgentemente negociaciones para poner fin al contencioso. Los armenios han denunciado la muerte de 32 personas, entre ellos dos civiles, y más de 200 heridos durante la jornada del martes debido a los bombardeos y disparos del Ejército azerbaiyano.

Este nuevo rebrote de violencia entre armenios y azerbaiyanos, ya aparentemente sofocado, ha provocado en las últimas horas concentraciones de protesta en Ereván, la capital de Armenia, contra el primer ministro, Nikol Pashinián, a quien tachan de pusilánime, y contra Rusia, cuyo contingente de paz desplegado en la zona, a juicio de los manifestantes, no ha hecho nada para evitar la «agresión» de Azerbaiyán.

La multitud rodeó el martes el edificio del Gobierno armenio, tratando de penetrar en su interior, y también la Embajada rusa en Ereván, que quedó completamente bloqueada. Los disturbios provocaron heridos entre los manifestantes y los agentes de la Policía. Pashinián aseguró sin aportar más detalles que «está habiendo llamamientos a perpetrar un golpe de Estado» desde distintos puntos del país. Este miércoles continuaron las protestas en la capital armenia insistiendo en la dimisión de Pashinián y algunos pidiendo la ruptura de la alianza con Moscú.

En septiembre del año pasado, después de duros enfrentamientos armados entre armenios y fuerzas azerbaiyanas, prácticamente en el segundo aniversario del final de la guerra que en 2020 llevó a que Bakú recuperara casi todo el territorio de Karabaj, Pashinián ya propuso entregar todo el enclave para acabar con la amenaza de una nueva conflagración. Esa propuesta desencadenó movilizaciones, pero el primer ministro consiguió mantenerse en el cargo. Ahora, según muchos observadores, su destitución podría hacerse realidad si bien las circunstancias le son favorables en cuanto a los apoyos exteriores. Ni a Occidente ni a Bakú ni a Moscú les interesa un cambio de Gobierno en Armenia que pueda dar alas a los sectores más radicales y belicosos.