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Rishi Sunak no ha aclarado en la primera jornada de la conferencia conservadora si reducirá impuestos antes de las elecciones y tampoco el futuro de la primera línea del tren de alta velocidad, que se construye por el momento desde un suburbio de Londres a ... una estación de Birminghan, aunque el plan inicial era que llegase también a Mánchester y a Leeds. Se filtran sugerencias a la prensa, pero nada se confirma.
En los próximos meses tiene que cumplir sus cinco promesas firmes: reducir la inflación (sobre la que tiene una influencia limitada) y las listas de espera en la sanidad pública, que haya crecimiento de la economía y que se dicten leyes para 'parar' a los botes de inmigrantes (que si se toman literalmente no significan mucho) y que comience también la reducción de la deuda pública.
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Desde que su partido mantuvo el escaño en una circunscripción de Londres, por el malestar de una tasa introducida por el alcalde laborista contra los coches viejos y tóxicos, el primer ministro se ha empeñado en «frenar la guerra contra los automovilistas». Quiere evitar que los ayuntamientos limiten el tráfico o la velocidad, y afirma que los electores se quejan sobre todo de los baches en las carreteras.
Recuerda al John Major de 1990. Había sustituido a Margaret Thatcher por una rebelión del grupo parlamentario y, elegido como nuevo líder, prometió evitar que las empresas de obras en carreteras las bloqueasen en domingo con conos y señales cuando no había obreros trabajando. Desde la ferviente cosmogonía metodista de la Dama de Hierro, el país se sumergió en las quejas profundas de los domingueros.
Sunak llegó a ministro del Economía y Hacienda porque el primer candidato de Johnson, Sajid Javid, no aceptó que el primer ministro le impusiera sus asesores. Lo asumió Sunak, partidario del Brexit y con una carrera en las finanzas. Y se encontró inmediatamente ante el monstruo de la pandemia, que le obligó a un enorme gasto público que le hizo popular en las encuestas.
Los fieles a Thatcher en el partido, como la exprimera ministra, Liz Truss, critican a Sunak por haber aumentado los impuestos a niveles solo conocidos tras la Segunda Guerra Mundial. Truss comparecerá esta semana en la conferencia para enarbolar la bandera de la reducción de impuestos como impulso al crecimiento y a la reducción de la deuda.
Sunak se hizo cargo de la jefatura de Gobierno cuando los mercados descalabraron el plan económico de Truss de reducir impuestos y aumentar el gasto. Como en la pandemia, el líder conservador actúa sobre las finanzas públicas de una manera ajena a sus instintos, que son también de radical liberalismo económico. En el lenguaje de Westminster, es mucho más derechista que Johnson.
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El 'thatcherismo' de Truss es compartido por ministras como Kemi Badenoch o Suella Braverman, figuras destacadas de una corriente de Conservadurismo Nacional, también radical sobre la inmigración o las leyes de derechos humanos. Hay un grupo de diputados del norte de Inglaterra que reivindican atención para sus votantes 'brexiters' y miembros del partido que quieren el regreso a Johnson.
A pesar de la abrupta salida de la libra del Mecanismo de Cambios Europeo y tensas divisiones en el Gabinete, Major ganó las elecciones de 1992. El ministro de Exteriores, James Cleverly, cree que Sunak puede repetir la gesta. Lo avaló este domingo ante una audiencia silenciosa, asegurando que «el Reino Unido es el mejor país del mundo» y que está firmando tratados comerciales que compensan el Brexit.
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