Suecia se convierte en el miembro 32 de la OTAN tras casi dos años de espera

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El primer ministro de Suecia, Ulf Kristersson, ha sido el encargado de entregar los papeles al diplomático estadounidense y de recordar que la adhesión de su nación a la OTAN cuenta con el apoyo «abrumador» no sólo del Parlamento de Estocolmo sino también del conjunto de la sociedad sueca. Se trata de «una decisión libre, democrática, soberana» y también histórica ya que pone fin a dos siglos de no alineamiento del país nórdico. Un giro inédito en su política de neutralidad ante la creciente amenaza rusa que el propio Blinken ha calificado como «el ejemplo más claro» de que el jefe del Kremlin, Vladímir Putin, está «precipitando con su agresión lo que quería evitar», en referencia a la expansión de la Alianza Atlántica. En menos de dos años ha ganado un par de miembros.

La guerra de Ucrania precipitó la entrada de Suecia, y antes la de Finlandia, en la organización militar. «No estaba prevista, ni era previsible», ha reconocido el secretario de Estado de EE UU, a quien Kristersson ha dado la razón. La petición de ingreso se produjo «en este contexto», ha confirmado el primer ministro, que ha asumido que se buscaba «ganar seguridad pero también proveerla, y tenemos medios únicos para contribuir en el medio terrestre, marítimo y aéreo». Las fuerzas armadas suecas cuentan con unos 50.000 soldados, aunque casi la mitad son reservistas. Kristersson adelantó en enero que su país estaría dispuesto a proveer tropas a la Alianza Atlántica en Letonia.

La «victoria para la libertad» que, sostiene Kristersson, supone la entrada de Suecia en la organización militar es también un «paso natural» que antes han dado otras naciones cercanas en el mapa. Ahora, por ejemplo, Rusia se encuentra con que el mar Báltico se halla rodeado de miembros de la Alianza y algunos analistas se refieren ya a esta zona como un «lago de la OTAN». Blinken ha subrayado precisamente que el bloque es «más fuerte y más grande que nunca» y que la adhesión del país nórdico «fortifica» su escudo contra agresiones externas. Un escenario que hubiera sido imposible sin la «determinación» sueca pese a los obstáculos de Turquía -que alegaba falta de cooperación en materia antiterrorista y una supuesta connivencia con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK)- y de Hungría -que se valió de este asunto en su tira y afloja con la UE-.

Tras el acto en Washington, que supone la integración formal de Suecia como miembro de la OTAN, está previsto que la sede de la Alianza Atlántica en Bruselas celebre el lunes una ceremonia de izado de la bandera sueca para dar la bienvenida al nuevo aliado. En la era de Jens Stoltenberg como jefe político del bloque militar se han sumado a sus filas, además del país nórdico y justo antes Finlandia, Montenegro (2017) y Macedonia del Norte (2020).