Un Starmer agobiado promete una revolución de la inteligencia artificial

En la pasada semana, el mercado de bonos del Estado expresó su desconfianza en los planes financieros de Rachel Reeves, ministra de Hacienda y Economía. El aumento de los intereses de la deuda a un nivel del 5%, que no se registraba desde la crisis financiera de 2008, ha forzado a considerar la reducción del gasto público o el aumento de impuestos. La libra esterlina ha descendido con respecto al dólar y el euro.

Diputados conservadores y la prensa afín critican ardientemente a la primera mujer que se ocupa de la gestión del Tesoro, que está siendo comparada con Liz Truss, cuyo mandato de treinta días en el otoño de 2022 llegó a su fin por la presión ejercida por el mercado de bonos, que entonces interpretó que su política de reducción de impuestos y aumento de la inversión era insostenible.

'The Times' fue más lejos y ha comparado a Reeves con el exprimer ministro laborista Jim Callaghan, que tuvo que interrumpir un viaje diplomático al Caribe para regresar a Londres con urgencia. El Reino Unido estaba sumido en una ola de huelgas y desorden, que se conoce como el 'invierno del descontento' y dio paso a la era conservadora de Margaret Thatcher.

El viaje de Callaghan fue un 10 de enero, la misma fecha en la que Reeves partió a Pekín 46 años después, para obtener la promesa del Gobierno chino de invertir 700 millones de euros a lo largo de cinco ejercicios. La oposición ha calificado la suma de ridícula. Starmer intenta reavivar la promesa incumplida de crecimiento económico con el anuncio del plan tecnológico.

Según la Universidad de Stanford, en California, el Reino Unido es el tercer país en el ránking de los más avanzados en la inteligencia artificial, notablemente por detrás de Estados Unidos y China. Según el 'Financial Times', el 'premier' habría comprendido el efecto que la IA tendrá en el crecimiento económico en una conversación con dos expertos- el jefe ejecutivo de Google, Eric Schmidt, y el de DeepMind, el británico Sir Demis Hassabis.

El objetivo del plan laborista, basado en el informe de un inversor de riesgo, Matt Clifford, es dotarse para 2030 de una capacidad de computación de 100.000 unidades de procesamiento gráfico, que multiplicaría por veinte la que existe ahora en las universidades de Bristol y Cambridge. Sería utilizada por las instituciones universitarias y la administración pública.

Starmer ha señalado que el objetivo requiere la ordenación de zonas que permitan la instalación, también personal capacitado para impulsar el proyecto y enormes cantidades de energía que exigirían la construcción de pequeñas plantas nucleares. La BBC ha recordado que es el quinto primer ministro consecutivo con un plan para ser «líderes mundiales» de la inteligencia artificial.

El líder laborista ha destacado la posibilidad de revolucionar la gestión sanitaria mediante la implicación de una tecnología con capacidad para procesar la gran cantidad de datos en posesión del Servicio Nacional de Salud. Y ha puntualizado que las empresas no tendrían acceso a los datos de los pacientes.

El Gobierno presenta ambiciosos programas pero no es popular. El proyecto de presupuestos de Reeves ha acumulado críticas entre empresarios, ha tenido efectos negativos en el empleo, no ha alcanzado su gran promesa de ser el país de mayor crecimiento en el G7. Y crecen los apoyos a la exigencia de Elon Musk, que reivindica una investigación nacional sobre el escándalo de violaciones de niñas y adolescentes.