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Ken Starmer se ha convertido este lunes en el primer jefe de Gobierno británico que aparece en una reunión del Consejo Europeo desde la introducción del Brexit. El primer ministro ha participado en una cena en el palacio de Egmont, en Bruselas, donde el aspecto ... más importante a discutir ha sido la seguridad y la búsqueda de coordinación sobre la guerra en Ucrania. La expectativa de avances con el bloque continental no era optimista en Londres.
El Acuerdo de Comercio y Cooperación entre la UE y el Reino Unido no incluye cláusulas sobre seguridad y colaboración en la política exterior por rechazo inflexible del entonces jefe de Gobierno británico, Boris Johnson. La invitación a Starmer es interpretada como parte de su empeño para resetear la relación entre Londres y Bruselas firmada por su predecesor. Francia y Alemania, los dos países de la UE con mayor potencia militar en la UE, querían la presencia del 'premier' para promover una «coalición de voluntarios» destinada a responder a la fase actual de la guerra iniciada por Putin. Starmer y Macron ya se reunieron el 9 de enero. Y el británico se ha reunido también con el canciller Olaf Scholz, antes de partir a la cena informal en Bruselas.
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Las dificultades del reseteo se reflejan en esa colaboración sobre cuestiones de Seguridad y Defensa, que Starmer ha señalado como parte esencial de su estrategia. «La cumbre informal es un momento crítico de ese objetivo. La Defensa dominará las conversaciones», afirma el investigador en Seguridad Europa, Ed Arnold, del instituto de estudiosos estratégicos más viejo del mundo, el Royal United Services. «Sin embargo, seis meses después de la victoria laborista, hay todavía muy poco detalle sobre qué quiere el Gobierno o lo que podría ganar cada parte, salvo mejorar sus relaciones políticas», añade Arnold.
La cumbre del reseteo está prevista para la primavera. El Acuerdo de Windsor, que los unionistas siguen rechazando, resolvió relativamente problemas aduaneros y políticos de Irlanda del Norte, causados por el establecimiento de aduanas entre la provincia y el resto del Reino Unido. La UE tiene, según académicos británicos, el sentimiento de que el Tratado firmado hace cinco años funciona bien.
La primavera se acerca y las ambiciones del Gobierno británico siguen siendo vagas. El deseo de la UE -al parecer por el interés particular de Alemania- de crear un programa que permita a jóvenes comunitarios viajar al Reino Unido y matricularse en sus universidades, choca con el afán de reducir las cifras netas de inmigración, como advirtió este domingo la ministra de Interior, Yvette Cooper,
El 46% de las exportaciones británicas fueron a la UE entre abril de 2023 y 2024. A Estados Unidos se enviaron un 16% y a China el 7%. El Gobierno laborista ha establecido como líneas rojas de su reseteo la negativa de participar en la unión aduanera y el mercado común. Pero tendría que aceptar el regreso a la Unión para lograr su objetivo de crecimiento, les dicen los iberal-demócratas a los laboristas.
Starmer habla con calor y juega frío. Ha establecido con Donald Trump un entendimiento que ha llevado al presidente de Estados Unidos a sugerir que no castigará con aranceles a la economía británica. Reseteando con Europa, coqueteando con Trump y recuperando también la relación con China, el Gobierno ha advertido que un tratado con India es una de sus prioridades.
Esa diplomacia multilateral podría quebrarse por incompatibilidades obvias- Londres quiere un acuerdo veterinario con Bruselas. Resolvería el problema norirlandés y beneficiaría a mercados a la agricultura y ganadería británicas. Pero Trump querría negociar un tratado beneficioso para sus ganaderos. Ese juego a tres no puede terminar bien con las reglas de hoy.
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