Serbia se pone en «alerta de combate» y despliega al ejército a la frontera con Kosovo

Ante el escenario de caos desatado en la localidad, limítrofe con Serbia, Belgrado ordenó militarizar la frontera con la región kosovar para frenar «el terror contra la comunidad serbia». El presidente de este país, Aleksandar Vucic, justificó la medida como una respuesta a los supuestos abusos que se cometen contra sus compatriotas por parte de las autoridades de Kosovo en las localidades de Zvecan, Zubin Potok y Leposavic, en la región de Mitrovica, según los medios estatales. La «alerta de combate» emitida por el mandatario serbio entró el mismo viernes en vigor de manera inmediata e implica para el ejército

Belgrado considera que el primer ministro kosovar, Albin Kurti, trata de cruzar una «línea roja» con un «completo colapso del diálogo» bilateral y una «escalada sobre el terreno». Pristina ha sido foco constante de tensiones durante estos últimos meses. En abril, la comunidad serbia, mayoritaria en este área, boicoteó las elecciones locales, lo que se tradujo en una participación escasa en las urnas -apenas poco más del 3%- y en la victoria de representantes de partidos vinculados a la minoría albanesa que ahora intentan asumir los cargos.

La Unión Europea y Estados Unidos mostraron su preocupación y profundo rechazo a los enfrentamientos en Kosovo. Informaron incluso de que las patrullas de la misión civil comunitaria en el país (Eulex) sufrió «ataques». «Todos deben tomar medidas para reducir la tensión y restaurar la calma de inmediato. La UE no aceptará más acciones unilaterales o de provocación y se debe dar prioridad a la preservación de la paz y la seguridad sobre el terreno», recordó el Servicio Europeo de Acción Exterior.

Por su parte, el Departamento de Estado norteamericano se sumó a la «enérgica condena» de lo sucedido y acusó al Ejecutivo kosovar de «acceder por la fuerza a los edificios municipales» ubicados en el norte del país, «acciones que ha tomado en contra de Estados Unidos y los socios europeos». Según la diplomacia norteamericana, estas acciones no han hecho más que aumentar las tensiones entre Serbia y Kosovo «de manera aguda e innecesaria» y «socavando» los esfuerzos de Washington por «normalizar las relaciones entre Pristina y Belgrado». Una situación que, advirtió, tendrá «consecuencias» respecto a las relaciones bilaterales.