Junto a China, los pocos aliados leales que Moscú tiene todavía en el antiguo espacio soviético y África, algunos de cuyos países mantienen estrechos vínculos con Rusia, el interés de la hiperactiva diplomacia rusa se centra ahora en Iberoamérica. El ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, ... llegó a Brasil el lunes, este martes se trasladó a Venezuela y desde allí seguirá su viaje en dirección a Cuba y Nicaragua, en donde el viernes dará por finalizada esta nueva gira. Estos tres últimos países son los que más interaccionan con el Kremlin debido a su antiamericanismo recalcitrante.
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El objetivo obvio, de puertas para adentro, consiste en dar la imagen de que, pese a las sanciones y el enfrentamiento con Occidente provocado por la decisión del presidente, Vladímir Putin, de invadir Ucrania hace ya casi 14 meses, Rusia tiene «amigos» en el mundo, no está sola y mucho menos aislada. La sintonía de Putin con dictadores como Nicolás Maduro, Daniel Ortega, los hermanos Castro y ahora Miguel Díaz-Canel viene ya de lejos. Por eso Lavrov está siendo recibido, no sólo por los respectivos ministros de Exteriores de todos esos países, sino también por sus máximos dirigentes.
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La nota oficial de la Cancillería rusa declara que su titular viaja a Iberoamérica «con una agenda destinada a fortalecer la cooperación en beneficio mutuo en los terrenos político, comercial, económico, educativo, humanitario, cultural y otros». El texto del comunicado subraya que, para Moscú, «América Latina es una región amiga, uno de los centros que conforman el mundo multipolar con el que Rusia pretende mantener un diálogo dinámico y desarrollar una cooperación constructiva que no esté sujeta a ningún dictado desde el exterior», en evidente alusión a Estados Unidos y a Occidente en su conjunto. Se trata del mismo mantra que Putin repitió durante la reciente visita a Moscú de su homólogo chino, Xi Jinping, con el que volvió a instar a la creación de un eje antioccidental.
El primer encuentro de Lavrov en Brasilia fue con su colega brasileño, Mauro Vieira. Mientras, en el exterior del edificio, una manifestación pedía a Rusia salir de Ucrania y al ministro de Exteriores abandonar Brasil, protesta que difícilmente se verá en Venezuela, Cuba o Nicaragua. Brasil ha sido el principal socio comercial de Moscú en Iberoamérica durante décadas. Al igual que otros países de la región, no se sumó a las sanciones contra el Kremlin.
Durante la rueda de prensa, Lavrov dijo que Putin ha invitado a Luiz Inácio Lula da Silva a viajar a Rusia, a quien se lo dijo personalmente en la entrevista que mantuvieron después. Lula acababa de llegar de China, en donde la cuestión central de sus conversaciones con Xi giraron en torno a Ucrania, aunque sus conclusiones han hecho que Washington le acuse de «repetir la propaganda» de Moscú y Pekín sobre la guerra. Por cierto, el jefe de la diplomacia rusa dijo el lunes en Brasil que su país desea que «se solucione lo antes posible al conflicto en Ucrania», lo que se conseguiría de inmediato devolviendo a Kiev los territorios ocupados, sin embargo, culpó a EE UU y la OTAN de ser los responsables de que no sea posible la paz.
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Ya en Caracas, Lavrov se verá con Maduro, quien ha afirmado que a ambos les une «una buena, bonita y profunda amistad». «Estoy convencido de que va a ser una conversación interesante. Es un hombre curtido, más de una década como canciller de Rusia (…) uno de los hombres más influyentes en la política internacional», manifestó el presidente venezolano antes de la llegada a su país del ministro ruso. En su programa 'Con Maduro +' en la televisión estatal venezolana, el dirigente bolivariano dijo que Lavrov tiene previstas reuniones con su homólogo venezolano, Yván Gil, y con la vicepresidenta, Delcy Rodríguez. Venezuela, al igual que Cuba y Nicaragua, ha manifestado abiertamente su apoyo a Moscú en su actual ofensiva en suelo ucraniano.
Lavrov deberá llegar a Cuba este miércoles, justo cuando el Parlamento del país reelegirá con toda probabilidad a Díaz-Canel como presidente para otros cinco años. Cuba atraviesa una profunda crisis económica, razón por la que su mandatario efectuó a finales del año pasado una gira por Argelia, China, Rusia y Turquía para recabar ayudas. En Moscú, Díaz-Canel expresó a Putin todo su apoyo en su pugna con Estados Unidos. Más tarde, La Habana se solidarizó con el jefe del Kremlin cuando fue reclamado por el Tribunal Penal Internacional.
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El ministro de Exteriores ruso finalizará su actual periplo el viernes en Managua. Su homólogo nicaragüense, Denis Moncada, estuvo en Moscú el mes pasado y declaró, en relación con la invasión de Ucrania, que Rusia «tiene todo el derecho a garantizar su integridad y seguridad». Ortega también le recibirá.
Desde hace años son casi constantes los viajes de altos cargos rusos a La Habana, Caracas y Managua. Los lazos entre La Habana y Moscú se remontan a la época soviética. La Revolución Sandinista en Nicaragua también tendió puentes con la URSS. Sin embargo, las relaciones con Caracas son muy posteriores, pero Rusia se ha convertido en uno de los principales suministradores de armas a Venezuela y ha firmado importantes contratos en el sector energético. Bolivia y Argentina están también entre los socios predilectos en Iberoamérica.
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