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Óscar B. de Otálora
Viernes, 16 de junio 2023, 00:31
Uno de los secretos mejor guardados en la guerra de Ucrania es qué está pasando con los Leopard enviados al país invadido para hacer frente a Rusia. Frente al silencio occidental, Moscú ha puesto en marcha una campaña de propaganda para poner en entredicho la ... eficacia de estos blindados e incluso ha difundido supuestas imágenes de los tanques alemanes destruidos. En ocasiones, ciertas; en otras, absolutamente falsas.
Las primeras fotografías difundidas por los blogueros militares rusos mostraban un Leopard calcinado en algún lugar desconocido de Ucrania. La toma cenital correspondía a las ya típicas imágenes captadas con un dron aéreo. Los expertos en manipulación de imágenes no tardaron en revelar que se trataba de un montaje y sus autores habían utilizado Photoshop para retocar la fotografía de un carro ruso destruido.
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Sin embargo, hace una semana en los canales rusos de Telegram se divulgaba una foto en la que las dudas se disiparon enseguida. En ella se distinguía a un Leopard 2 destruido al lado de cuatro Bradley -un blindado americano para el transportes de tropas- también arrasado. La foto estaba ubicada en algún lugar cercano a Zaporiyia, es decir, en el eje de la contraofensiva que ya ha comenzado Ucrania. En los medios rusos se repitió la imagen una y otra vez para intentar mostrar la superioridad del armamento ruso frente al Occidental.
Ayer mismo, Rusia continuó con este relato y mostró un vídeo de los supuestos blindados americanos y alemanes destruidos. Según los canales de Telegram, los soldados rusos que atacaron a la columna encontraron también tanques abandonados con el motor encendido. Este supuesto hecho fue interpretado como una fuga de los tanquistas ante el miedo a la llegada de los militares rusos.
Precisamente, es esa batalla de la narrativa la que Rusia está empeñada en ganar. Según recuentos aproximados llevados a cabo por agencias occidentales, por el momento Rusia ha perdido 2.000 tanques frente a 500 ucranianos. Cuando en enero de este año Alemania autorizó el envío de Leopard a Ucrania, la noticia que se hizo llegar al Ejército ruso es que en la contraofensiva con la que Ucrania amenazaba en ese momento se iban a enfrentar a un material que superaba con creces al que ellos poseían. El Kremlin se ha desgañitado desde entonces en trasmitir que los Leopard y otros blindados de la OTAN son fáciles de destruir, que no suponen ningún peligro y que están ya superados por la tecnología rusa.
El pasado lunes, por ejemplo, el presidente Putin se reunió en el Kremlin con periodistas rusos y blogueros para hablar sobre la situación de la guerra. Durante su intervención aseguró que «entre el 25 y 30% del material» enviado por Occidente a Kiev ya había sido destruido y que los Leopard «ardían muy bien» ante los disparos de su ejército. Los datos son falsos, ya que la afirmación de Putin supondría decir que de los 100 Leopard con los que cuenta Kiev, una treintena han sido destruidos. Y por el momento, solo consta el blindado alemán destruido en Zaporiyia. En medios ucranianos se ha distribuido también la imagen de un tanque germano arrastrado para ser llevado a reparación, pero sin aclarar si se trata de un vehículo atacado o de un simple problema mecánico.
En ese contexto, Ucrania guarda un absoluto silencio sobre la contraofensiva y, en especial, sobre la utilización de material occidental. Aunque el Gobierno de Zelensky ha hecho gala de una discreción absoluta desde el inicio de la guerra, su política de comunicación está marcada por los hechos registrados en Kiev a mediados de mayo. En esas fechas, blogueros ucranianos difundieron imágenes que permitían deducir la localización de una batería de misiles antiaéreos norteamericanos Patriot, instalados en la ciudad para acabar con los ataques de cohetes rusos. En cuando se divulgaron estas fotografías la batería de Patriot fue destruida en un ataque ruso, lanzado sin duda tras observar la imagen. Este desastre hizo que el gobierno de Kiev extremase todavía más el silencio que rodea a todo su dispositivo militar.
Ucrania, por otro lado, ha desplegado en el frente un número no determinado de 'decoys', señuelos. Se trata de montajes de plástico que simulan la figura de un tanque y su intención es atraer el fuego de la artillería rusa y engañar a sus servicios de inteligencia. En las imágenes más reconocibles divulgadas hasta ahora se puede ver una réplica de tanques americanos que, al parecer, ha sido atacada por los rusos. Este sistema de engaño se lleva utilizando en Ucrania desde mayo del año pasado, cuando el ejército de Kiev construyó reproducciones en madera de los lanzamisiles Hiimars para confundir a las tropas rusas.
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