Olatz Hernández y Rafael M. Mañueco
Corresponsal. Bruselas | Corresponsal. Moscú
Lunes, 18 de noviembre 2024, 11:48
Hoy se cumplen mil días del inicio de la guerra en Ucrania, un aniversario que tiene poco de simbólico después de que el domingo el presidente estadounidense, Joe Biden, autorizara al Ejército ucraniano a utilizar misiles estadounidenses de largo alcance para atacar posiciones militares en ... territorio ruso. La decisión llega en medio del aumento de ataques con misiles y drones por parte de Rusia -con la infraestructura energética del país como objetivo- y a pocas semanas de que el republicano Donald Trump vuelva a la Casa Blanca, un cambio de fichas que deja en el aire el futuro apoyo norteamericano a Ucrania. Por el momento, Moscú ha advertido de que la decisión de Washington de permitir ataques con misiles de largo alcance eleva la tensión con Occidente.
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El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, declaró a primera hora de este lunes ante los medios para señalar que la decisión de permitir a Kiev «llevar a cabo ataques con misiles ATACMS de largo alcance contra objetivos en el interior de Rusia implica una nueva espiral de tensión» con Occidente, ya que, a su juicio, «el peligro consiste en que tales operaciones sólo los pueden perpetrar países occidentales, no Ucrania».
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Peskov recordó que la posición del Kremlin al respecto «fue ya formulada por el presidente, Vladímir Putin, el pasado 12 de septiembre en San Petersburgo durante el foro cultural internacional». El máximo dirigente ruso dijo entonces que el uso de cohetes de largo alcance contra Rusia «significaría involucrar directamente a la OTAN y a Estados Unidos en el conflicto (…) Cambiaría significativamente la esencia del conflicto». Asimismo, el jefe del Kremlin avisó sin precisar detalles que, en tal caso, su país adoptaría «las decisiones correspondientes».
El portavoz de la Presidencia del Kremlin, no obstante, aclaró este lunes que la información sobre el permiso otorgado a Ucrania de usar cohetes ATACMS por Biden «no ha sido confirmada todavía de forma oficial, nos hemos enterado por la prensa».
La Unión Europea reaccionó este lunes con prudencia al permiso de Biden para que Ucrania use misiles de largo alcance, una decisión que también mantiene dividido al bloque comunitario. A su llegada a la reunión de ministros de Exteriores comunitarios en Bruselas, el jefe de la diplomacia de los Veintisiete, Josep Borrell, destacó que la medida es lógica y apuntó que él ha defendido en numerosas ocasiones la importancia de que Kiev pueda atacar posiciones enemigas en Rusia. «He dicho una y otra vez que Ucrania debe poder usar las armas no solo para parar la flecha, sino para atacar al arquero», señaló, aunque añadió que la decisión está en manos de cada Estado miembro.
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Países Bajos, Lituania y Chipre también aplaudieron la retirada de restricciones al uso de misiles por parte de Washington. «Putin solo escucha los hechos del campo de batalla y es bueno saber que EE UU no pone limitaciones al uso de sus armas», apuntó el holandés, Caspar Beldkamp. Su homólogo lituano, Gabrielius Landsbergis, fue el más duro de los ministros de Exteriores del Viejo Continente y destacó que «se ha demostrado que la paz a través de la desescalada es una estrategia fallida» y, en este contexto, Ucrania y la UE «necesitan una estrategia basada en la fuerza. En las armas y en quitar todas las restricciones y condiciones».
En Europa, las miradas están puestas en Francia, que envió hace meses misiles de largo alcance SCALP, pero se muestra reacia a que se usen para atacar posiciones en territorio ruso. En declaraciones a los medios, el ministro de Exteriores, Noël Barrot, destacó que el presidente, Emmanuel Macron, se ha mostrado abierto «a considerar» esta cuestión, aunque no ve muestras de que haya avances en este sentido -al menos de momento-.
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La ministra alemana, Annalena Barbock, consideró la decisión de Biden como un paso «importante». En Berlín, sin embargo, el despliegue de los misiles de largo alcance sigue siendo una línea roja para el canciller alemán, Olaf Scholz, que dos años después del inicio de la guerra ha retomado sus contactos telefónicos con Putin. Un portavoz del Ejecutivo germano destacó que Scholz «ha fijado ciertos límites que no quiere traspasar y ha dicho claramente que esa postura no va a cambiar». El Gobierno húngaro, por su parte, criticó la decisión de Washington como un intento de «extender la guerra a todo el mundo».
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