Combatientes del grupo Wagner salen de la sede del Distrito Militar del Sur, en Rostov, para regresar a sus bases. Reuters

La rebelión de Wagner pone en entredicho la lealtad de las élites a Putin y su plan de guerra

A la espera de saber si el pacto con Prigozhin supone el cese del ministro de Defensa, crecen los afines que le exigen nuevos líderes en el Gobierno

Domingo, 25 de junio 2023, 22:27

La retórica más belicista que el presidente Putin había conseguido imponer en Rusia antes de la invasión de Ucrania se está agrietando cada hora que pasa tras el motín de las tropas mercenarias de Wagner. Este desmoronamiento se percibe en uno de los pocos medios ... de comunicación que el Kremlin no ha censurado: los canales de Telegram en los que los ultranacionalistas rusos se han convertido en líderes de opinión. Aunque no critican la guerra, sí son demoledores contra la dirección política del país. Y ya tienen sus favoritos para cambiar la situación: una de las figuras que se mencionan como nuevo máximo jefe militar es Aleksey Dyumin, un antiguo escolta del presidente ruso que ejerce de gobernador en la región de Tula, al sur de Moscú.

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La reacción de los propagandistas más afines a Putin, con quien mantienen una comunicación directa, es consecuencia de las dudas surgidas tras la revuelta de Evgueni Prigozhin, propietario del grupo Wagner, que el sábado planteó un desafío inédito al jefe del Kremlin tras ocupar la ciudad rusa de Rostov, donde se encuentra uno de los cinco distritos militares que toman parte en la invasión de Ucrania. Con 5.000 paramilitares avanzó hasta quedarse a 200 kilómetros de Moscú, encolerizado por la gestión del ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, sobre la invasión.

El hecho de que los rebeldes no encontraran oposición alguna del ejército regular, pese a ser tildados de traidores por el propio Putin, y que tampoco se percibiera, al menos públicamente, un cierre de filas en Moscú alrededor del presidente en unos momentos tan críticos evidencian una aparente falta de lealtad entre las élites y alimentan la sensación de fragilidad del mandatario tanto a nivel interno como internacional. También subyace una impresión errática respecto a las siguientes decisiones inmediatas. Nadie ha informado de cuándo el líder de Wagner irá a su exilio pactado en Bielorrusia ni si el acuerdo -alcanzado con la mediación del mandatario bielorruso Alexander Lukashenko- incluye una remoción del Ministerio de Defensa, Shoigú incluido. Solo ha trascendido en algún foro que este lunes podría producirse una reunión entre la cúpula de Wagner, el propio Lukashenko y miembros del Gobierno ruso. Pero no hay confirmación oficial.

Mercenarios a las órdenes de Evgueni Prigozhin, tras parar su denominada 'Marcha de la Justicia'. Reuters

Las redes sociales mostraron este domingo una encuesta en la que se pedía que se calificase la actuación de Putin, del ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, y la del jefe de Wagner durante la crisis. Aunque este tipo de preguntas no tiene ninguna validez estadística, es significativo que el 58% de los votantes apoyase a Putin y el 43% al rebelde Prigozhin. Shoigú apenas tenía las simpatías del 3% de los lectores. El líder de los soldados de fortuna sigue siendo un héroe para muchos rusos pese a su suicida marcha hacia Moscú y su posterior fuga tras el acuerdo con el presidente de Bielorrusia.

Los blogueros militares rusos son una pieza clave en la política de comunicación del Gobierno. La prueba es que el pasado 14 de junio el propio Putin se reunió en el Kremlin con los principales propagandistas que operan en internet para explicarles su punto de vista y ofrecerles argumentarios para sus campañas de comunicación.

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Los blogueros militares, por otra parte, son una figura que en Occidente no tiene ni el peso ni la importancia que han logrado en Rusia con la guerra. Muchos de ellos son exmilitares y no solo se dedican a informar sobre la guerra. También realizan colectas para comprar material y entregarlo en el frente a los soldados o a las milicias prorrusas de los territorios ocupados.

Esa presencia en primera línea de estos creadores de contenido con línea directa con el Kremlin ha supuesto que hayan creado un insulto especial: los expertos de sofá. Con esa expresión se refieren a los periodistas y los tertulianos que opinan desde Moscú. Ellos utilizan la retórica sangrienta que escuchan a los soldados a los que entrevistan y, en ocasiones, se les ha permitido criticar el avance de la guerra por la falta de resultados. Lo que todos ellos piden es más acción y más ataques sobre Ucrania. Pero hasta ahora había figuras inviolables como Putin o su guardia de corps.

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Generales «de cartón»

Este domingo, casi todas las críticas eran dirigidas hacia el ministro de Defensa, Shoigú, y el jefe del Estado Mayor, Valeri Gerasimov. «Es hora de transferir el liderazgo del ejército a personas sabias, valientes y decididas, verdaderos profesionales en su campo. Es hora de poner orden en el ejército ruso. El comportamiento de Shoigú y Gerasimov permite calificarlos de generales de cartón», escribió uno de los blogueros. Otro criticó: «El presidente dijo que se trataba de un motín militar. ¿Dónde ha estado el liderazgo del Ministerio de Defensa durante el acercamiento de una columna armada a Moscú? ¿Dónde estaba Shoigú?».

Los ultranacionalistas abogan por Aleksey Dyumin, gobernador de la región de Tula, como nuevo máximo jefe militar

El jefe del Kremlin se dejó ver a última hora del domingo para decir que la crisis solo duró un día y su preocupación es Ucrania

Estas críticas sin precedentes se aprovechan también de la desaparición del escenario público de los principales dirigentes rusos. El propio Putin difundió este domingo un vídeo grabado días atrás sobre el avance de la guerra en Ucrania en el que no hacía referencia alguna a Prigozhin. Solo por la tarde apareció en el interior del Kremlin para afirmar que la crisis había durado un día y que su máxima preocupación sigue siendo la «operación militar especial», el eufemismo con el que nombra la invasión de Ucrania.

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El ministro Shoigú, que aparece de forma asidua en algunos canales de propaganda como forma de autopromoción también se había esfumado, al igual que su número dos, Gerasimov. En algunos medios críticos con el avance de la guerra se iba más allá en sus acusaciones contra estos jefes militares y se aseguraba que en las próximas horas podría haber acusaciones por enriquecimiento ilícito. Los blogueros además, ya han comenzado a elogiar la figura de un nuevo héroe: el general Serguei Surovikin. «Él estuvo en su puesto mientras Shoigú no aparecía», escribieron algunos.

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